martes, 4 de octubre de 2016

Entrevista a José Angel Trelles: "Todos los que trabajamos con Piazzolla fuimos modificados para bien"



José Angel. Un ícono de la canción, más que nada un Señor cantante que tuvo el privilegio de ser acompañado por el quinteto de la Fundación Piazzolla, con Piazzolla mismo, el Sexteto Mayor, actuar en el Carnegie Hall de New York, en el espectáculo Tango Magic, donde grabó un programa especial para Sony Television. Hacer de cura en una obra de teatro famosa como “El diluvio que viene”  o acompañar a Sandro en los noventa, en el programa que le dio un Martín Fierro.

Dueño de un registro de barítono, es afinado, tiene potencia y es fiel exponente de una generación de vocalistas que interpretan lo que cantan .
Entre sus producciones discográficas se destacan: Balada para un loco (1975), Y ahora yo (1990), Aguante barrio (2001), El ángel vive (2003), grabado junto a la Camerata Porteña y junto al pianista Juan Carlos Cirigliano: Sólo para dos. ¿Más espectáculos musicales? Canta, canta, canta, , El patio de La Morocha, Lo que me costó el amor de Laura, Ya vendrán tiempos mejores, El Principito. Además, compartió escenario con músicos y cantores de todos los géneros como: Estela Raval, Víctor Heredia, Alberto Cortez. Realizó giras por América presentándose en diversas salas y canales de TV (Chile, Perú, Uruguay, Paraguay)
Me recibe en su casa. Un placer para mí, poder tener enfrente a quien he ha hecho emocionar con sus temas como “Amor desolado”-   José Angel es mágico. La voz, es la misma que cuando allá por 1983  compré el “long play” con sus canciones. Las veces que habré escuchado eso en  “Cielo cerca”. Las veces que repetí :” Yo lo puse todo,vida cuerpo y alma,ella, Dios lo sabe, nunca puso nada.” 

Me da la oportunidad de poder conocerlo personalmente y charlar un rato, en el living cálido de una mañana de casi primavera, rodeada de cuadros que tienen historia. Uno hecho por la esposa de Ferrer, fotos a montones, colgadas en las paredes  y el olorcito a algarrobo de los muebles. Aún teniéndolo ahí, tan cerca, no puedo creerlo. Pensaba tutearlo, pero no me animé, era demasiado grandioso para mí estar ahí, y le debía respeto, como al ídolo que es

En 2013, la Legislatura porteña lo declaró Personalidad destacada de la Cultura en un emotivo acto en el que se le definió como una voz excepcional de la balada y un “verdadero embajador”¿Qué significó para usted ese reconocimiento?
(Se emocionó por primera vez en la entrevista. Habría otras más, cuando mencioné a algunos de sus amigos).

Es mucho, es mucho porque es tu ciudad…donde  naciste, donde encontraste tu camino, donde están mis hacedores, que son mis maestros. Autores, compositores, y aparte es la ciudad de Discépolo, de Gardel, de Manzi ,de Ferrer, de Piazzolla. Que esa ciudad me reconozca como personalidad es un gran premio.

El personaje del padre Silvestre en El diluvio que viene ¿marco un antes y un después en su carrera?

El personaje no, la obra sí. A mí me ayudó muchísimo, me hizo crecer como intérprete una barbaridad porque era la primera vez en la vida que cantaba sin micrófono. Sin nada en la mano. Los cantantes somos medio hemiplégicos, no sacan  el micrófono y… Pero ahí había que cantar actuar entender la situación, un trabajo teatral que me enseñaron, bailar, que a mí no me gusta.

Pero  lo lograron


Si, fueron ocho horas por día. No, más doce, horas, tres meses y los domingos  que había descanso me hacían ir ocho horas. Lo que había que hacer ahí lo hice graciosamente. Como me decía el coreógrafo “el cura no tiene que bailar bien, si baila un poco torpe es gracioso, pero te quiero  suelto, que sepas que lo vas a hacer y lo vas a hacer bien, eso va a dar resultado” Y así fue.
Piazzolla fue a ver la función y dijo ¿“Cómo hicieron para que se mueva este?” El que baila nunca canta, a i no me gusta nunca me gustó ir a bailar, ni de joven i de grande, solo cantar.

En su disco de 2015  el poeta de Banfield Daniel Daneri, hizo el tema  “Hay que decir ahora”, del sello Utopía. ¿Cómo fue la grabación de aquel disco?

Daniel es un gran poeta que conozco hace muchos años, con un poema maravilloso que escribió para Armando Tejada Gómez ese hermano que no está , dice “el poema con razón y con justicia…Armando no está” pero a ahí lo conocí. Cuando empecé a preparar ese disco me acordé de él. Lo llamé y le dije, “¿Vos tenés algo para musicalizar?” Me dijo:” Yo te mando un material” y ahí estaba “Hay que decir ahora”. mi pianista Osvaldo Belmonte le p uso música y lo grabamos. Me parece un poema muy lindo.

¿Cuánto hacia que no grababa?

Ocho años.

¿Qué pasó luego de tanto tiempo? ¿Cómo se sintió?

Fue lindo porque el laboratorio de grabación, los compañeros, el productor que tengo Hugo Casa, que para mí es el mejor que hay. El empujón de Hugo que me decía “hace mucho que no grabás…el disco es tuyo, poné vos cosas, que tenga cosas tuyas”. Me puse a componer. Le puso música él otras yo, y fue un lindo trabajo, a pesar del momento duro en lo personal. El disco siguió adelante y ya está en difusión.

¿Cielo cerca es de Porta, no suyo, verdad?

Sí, Porta es una maravilla. Canté muchas obras de él, igual que “Las cosas por su nombre”

Además de canciones, escribió cuentos…

Sí, eso es un vicio oculto. Escribo cuentitos hace rato. Una vez estábamos con mi mujer en un bar en pleno Parque Patricios, (yo soy cuervo) estaba en territorio enemigo, esperando a mi hijo. Un bar hermoso en Caseros y Labardén. Entro a ese bar y el día estaba gris, nubladón, pero el lugar era mágico, tenía plantas, era un lugar especial. Se me ocurrieron ideas de cosas que podrían pasar ahí, y salió una serie de cuentos “Bar de los milagros”, pero no merecen ser conocidos. Otro se llama” 2001”, que escribí luego de lo que nos pasó con los asaltos. Hay ensayos y otras cosas, pero tengo mucho respeto por la gente que escribe. No se trata de la crítica, se trata de mi propia valoración. Yo leo Fontanarrosa, García Márquez, Dolina, y uno tiene un parámetro de lectura  que es grande. Cuando era chico me decían “Librito” porque leía mucho. Queda acá. Mirá lo que escribió el viejo…

Con ese mismo concepto nadie se animaría a cantar escuchándolo a Trelles…

No pasa por la comparación, sino por la distancia que veo que existe entre la gente que tiene oficio para contar, para redactar y los que no lo tenemos. Seguro que yo haré una canción mejor que otro que no escribe canciones, porque sé combinar las palabras, las medidas, la experiencia que ,e permite decir que sé hacer una canción, pero no sé cómo hacer un cuento.

¡Yo quiero leerlo!

No,no.

Al  leer mucho se copian ciertas cosas…

Sí, claro, sí, salen cosas.

¿Cuál es su escritor preferido, o escritores?

Cortázar, Borges, Imbert que no tiene prensa, es cordobés.(N de la r: (Córdoba, 12 de febrero de 1910 - Buenos Aires, 6 de diciembre de 2000) fue un escritor, ensayista, crítico literario y profesor universitario argentino.) Escribe muy buenos cuentos. Hay muy buenos cuentistas como Denevi. Borges también en poesía. Los cuentos de Borges son muy buenos. “Jacinto Chiclana” me  parece una hermosura. Astor le puso música a poesías de Borges.

Piazzolla significó un paso importante en tu carrera, ¿cómo se conocieron?

Yo cantaba en un  programa de televisión que era un certamen de grandes autores y compositores, como Cátulo Castillo, Expósito, Eladia Blasquez, Cacho Valles, Dávalos, Falú, Ariel Ramírez, interpretados por  tipos desconocidos, que éramos nosotros. Lo producía Dino Ramos. Ahí canté unos cuantos temas, estrené “Río de tigres”, y uno de Victor Heredia, “ Esta mañana llueve”. Una de esas noches  (yo estudiaba con el maestro José Carli, amigo personal de Piazzolla), Piazolla fue a cenar a la casa de Carli, y vieron el programa. Yo canté un tema de los Andariegos “Oración a la vida”. Y Astor le preguntó “¿Y este quien es?”  “Trelles, le dijo Carli, estudia con nosotros”. “Este es el tipo”, le dijo Astor a Ferrer, y Ferrer le dijo, “si, este”. Año 1969. Ninguno me duijo nada a mí. Al día  siguiente me fui a RCA, donde había un queridísimo maestro que me quería hacer grabar y  no me dejaban. José Finkel, que me defendió a capa y espada. En la oficina de al lado estaba Piazzolla, que me vio. Finkel atiende el teléfono y dice “Bueno, ahora te lo llevo”. Piazzolla dice que sos el tipo nuevo  que mejor canta en Argentina. Yo dije que no, que no iba, que no iba. Cuando me voy , en la salida de Paroissien, vine Astor, y  me dice “Pibe, vení!” y me da uno de esos bifes de cariño que te aflojaban las muelas. “Te escuché anoche en lo de Pepe Carli, te felicito, cantás muy bien, no te enviciés, no cantés tango, bo…., cantá en serio como anoche y algún día se va a dar”: Y casi me muero. Le conté a Carli y no me dijo que ya se lo había dicho antes. En el `75 le manda una carta al Negro Merellano que decía que le pregunte a Trelles si le interesa cantar con el Octeto. Y así empezó. Me llamó y fue la etapa más feliz, más rica e inolvidable de mi carrera. No viví nada parecido ni cerca. Canté en los  mejores teatros del mundo, con grandes orquestas.  Me dirigió Guidon Kremen, canté con la Sinfónica de Caracas, en el Colón, pero lo de la experiencia de cantar con Piazzolla, a metro y medio tocando el bandonéon, además de incomparable es intransferible, no lo pudo explicar, demasiado grande. Era terriblemente perfecto, dolorosamente perfecto. Era cardíacamente peligroso. El se reía mucho de mi  miedo. El día que canté en New York,en el Carnegie Hall , me asomaba por el agujerito detrás del escenario, veía el teatro lleno y me preguntaba “qué hago acá?” Cantó Chick Corea, y yo ahí. Piazzolla me tocaba el hombro y me decía “te toca a vos, ¿sabés que todo los años toca Sinatra acá?”. “Por favor, ¿por qué me dice eso ahora””, “Porque te noto un poco durito, ablandate que los  matás!” Yo confiaba en él y él en mí. Me daba un respaldo y lo noté con el tiempo. Un día hablábamos del miedo de defraudar. Lo que él me decía era “Vos pensá que acá viene a verte un  matrimonio, que el tipo sacó las entradas,  mandó el traje a la tintorería, la señora fue a la peluquería, dejaron a los chicos con alguien, los van a buscar, y todo eso para escucharte a vos. Pensá en eso y va a ver que estás más tranquilo en lo que das. Pensá con esa responsabilidad, en el sacrificio que hace la gente para vernos”.

¡Pero eso era más presión todavía!

Fue maravilloso. Uno sale con un objetivo más claro que “mirá qué lindo canto”, sino “Te quiero emocionar”.

Es que la voz escuchada en vivo es diferente, a  mi me emociona escucharlo así, en vivo acá, al lado mío.

Bueno, acá estamos.

Su amistad con  Sandro y Rubén Juarez


Roberto fue mi hermano, más que un amigo, compañero de trabajo o colega, fue mi hermano. Tuve un hermano que se llamó Roberto Sanchez. Es un vacío impresionante el de él, el de Rubén Juarez…

(Y ahí vuelve la emoción)

Me dejaron huérfano. El abrazo del negro Juarez es de las cosas más tiernas, más sinceras que recibí en mi vida. El negro te abrazaba acá, abajo, te agarraba de la cintura y apoyaba su cabeza en el pecho. Eso me pone mal, me faltan dos pilares importantísimos de mi vida. No solo eran solo hermanos sino que nos llamábamos por cualquier cosa, qué hago con esto, qué te parece. De golpe perder todo eso. Tengo una relación parecida con Dany Martin, pero quiero decir que son únicas esas relaciones. Para mi Juarez es el artista más grande que tuvimos. No he viajado por el mundo al cohete. Tomaba un avión estabando en Amsterdam descansando  y viajaba a Bélgica para ver a Aznavour. Y volvía. Y ví a Sinatra y a Tony Bennet en vivo, a Lisa Minelli a Shirley  Mac Laine que me arrancó la cabeza esa mujer,. Vi a Rafael, a grandísimos showman en vivo, pero ese negro con un bandoneoncito, un perticable, una luz, nada más, nadie me arrancó la cabeza de esa manera, nadie me hizo sentir lo que me hizo sentir ese negro nunca. Era un eximio bandoneonista. Un tipo que tocaba maravillosamente bien como muy pocos y tenía una manera de cantar… fraseaba de un modo que no podía caer a tiempo nunca y caía siempre. Los disfruté mucho.
Hicimos cosas juntos  con Sandro “Querido Sandro”, por los 90. El hizo las cosas ¡a lo Sandro! El día que cantó Estela Raval, todo el vestuario era del Teatro Colón. Era un loco, era primera siempre o no jugamos. El negro era más barrero, a la que venga pero al frente, era un toro, arrasaba, no había cancha chica ni grande. Era maravilloso, un personaje. Fueron dos cosas que tengo que agradecerle a la vida, y a Dios, que puso esta gente en mi camino, como haber sido hijo de mi viejo, haber estudiado con personas que me hicieron crecer.
Es una responsabilidad tener semejantes maestros también pero es maravilloso. Cantar en un lugar donde toca Malvicino, López Ruiz o Suarez Paz, o Console en contrabajo. Estaban ahí a dos metros mío, y yo era más verde que una plaza.
Me veían tan verde cantando con Piazzolla, y tenía muchos consejeros,me decían” fijate cómo hacés esto y lo otro”, y yo sabía que era verde. Hasta que uno me dijo “Vos sabés por qué estás acá? Porque te eligió y te llamó porque te escuchó cantar, cantá como vos, si hay algo que cambiar  te lo va a pedir el viejo. Esto está fenómeno.” Y yo ya tenía la cabeza dada vuelta, pensando en lo que tenía que hacer.  Si el dueño del circo te dice que está bien esa nariz, ponete esa nariz. Todos  los que trabajamos con el viejo fuimos modificados para bien. Me cambió  la manera de encarar la profesión , la disciplina para estudiar, un  paso adelante. Me mandó a estudiar con una alemana maravillosa que fue Helga Epstein , 24 años con ella. Crecimos todos.


Usted le dedicó un tema a su esposa…

Escribí dos. En este disco es “Compañera” y la otra es “ Estás en cada verso”. Ella merecería mucho más por lo que ha hecho por mí que dos canciones. Una vida de agradecimiento, de compañerismo, apoyo, sostén., consuelo. A un artista es difícil mantenerlo estable, porque la cosa va y viene , porque de pronto hay mucho trabajo, de pronto no hay nada, porque la ausencia es larga, giras de tres meses, solo  pude hacer una gira con María y Federico y si no se quedaban acá. Hace treinta años que vivimos acá. Las giras a veces son largas, la ausencia mata, si no tenés en casa algo muy firme…y esta compañera estuvo siempre. He tenido muchísima suerte en la vida.

En cierta entrevista dijo que “la cultura es una decisión política”¿por qué?

Y sí, los pueblos tienen la cultura que los gobiernos les da. Si hay poetas como Tejada Gomez, Lima Quintana, que no figuran en los libros…historias argentinas que no se conocen. El otro día el Diario La Nación publicaba que “en 1871 se regalaban indios. En la semana un niño por persona será regalado…! Esto pasaba en nuestro país, como si fueran esclavos. Por eso somos lo que somos, estamos como estamos, por eso se deforma la música popular y pasa a ser popular una banalidad, estupidez, sin vuelo poético, sin sentido ni calidad musical y vocal.

Comparados con las letras de la música americana (USA), las letras acá son mucho mejores y es como que los escritores de música argentina que sabían escribir, pasaron de moda y entonces escuchamos mala música.

Eso es a propósito. Un pueblo con menos cultura es un pueblo con menos sapiencia y con menos inquietudes. Los chicos de entre 13 y 20 años no manejan más de  200 palabras. La formación es fundamental.

¿Quiénes fueron sus referentes en el comienzo de tu carrera?

Cantautores que hacían las cosas muy bien. Cortés. Alberto fue la primera luz. “El abuelo”, o milongas que cantaba en argentino aunque grabara en España. Lo nuestro. Después aparece lo que se llamó la Nueva Canción  Argentina donde aparecen Marcus, César Isella, Tejada Gómez, se divulga Yupanqui de una vez por todas, muy importante. Nuestra canción toma otras formas, ya no son tangos ni boleros, algunas melódicas, algunas rítmicas, no son folklóricas, tienen identidad, lo que logra Fernando Porta, el tano Vadalá, una serie de compositores nuevos que se vinculaban con los viejos, Tejada, Lima, Avena. Con Osvaldo Avena aprendí a cantar milongas:: Ahí conocí a Tejada Gomez. Héctor Negro, y gente que escribía fenómeno. No había que meterse en el tango o el folklore.

Para mantener una trayectoria y la vigencia, ¿qué les sugeriríaría a quienes comienzan esta carrera?

Que estudien mucho, muchísimo. Canto y música,  hay que leer música. Música cantada, leer una partitura, técnica vocal por supuesto. Duro y parejo. Escuchar mucha música si es posible arrancar con Mozart, comerse a Mozart, a Vivaldi y después arrancar con música latinoamericana popular  mexicana, brasileña, argentina, aunque haya decidido hacer otra cosa. Estudiar mucho y elegir el repertorio y salir a pelear, ponerse los guantes y salir. Eso no es garantía, pero la va a pasar bien, que aprenda que estudie. Es lindo tener una melodía, agarrar un papel, escribirla, tocarla que la toquen los demás. Es como otro idioma, bien aprendido, utilizando todos los recursos que tienen, sin faltas de ortografía, como estudiar un idioma… Cómo se redacta, dónde va un acento…Eso, estudiar.

Me quedo con su sonrisa, la misma de la tapa de los discos, la sencillez, la sinceridad y sobre todo la profesionalidad. Me firmó el disco, nos tomamos fotos y seguimos charlando, como si nos conociéramos de siempre. Gaseosa y agua para la sed, y la compañía de su esposa María.

¡Gracias José!


Silvia

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