El poeta Antonio Esteban Agüero nació el 7 de febrero de
1917 en Piedra Blanca, San Luis, Argentina y falleció el 18 de junio de 1970.
Su esposa fue Elia
Barbosa Fernández y su hija es la doctora María Teresa Agüero.
Fue maestro en San
Luis y desempeñó cargos públicos en esa provincia. A muy temprana edad se
manifestó su vocación literaria (15 años de edad) y en 1937 publica su primer
libro “Poemas lugareños”.
Colaboro en el suplemento dominical del diario “La prensa”
en 1938 y en 1960 el diario “Clarín le otorgó al poeta el premio
sesquicentenario de la Revolución de mayo a su poema “Un hombre dice a su
pequeño país”, y uno de los jurados fue nada menos que Jorge Luis Borges.
En 1970 recibió el título de Doctor Honoris Causa Post
Mortem de la Universidad de San Luis.
Obras: Romancero aldeano, Romancero de niños, Cantatas del árbol,
Un hombre die a su pequeño país,Canciones para la voz humana y Poemas inéditos
en 1978. Estos tres últimos publicados por su segunda esposa Rosa Romanella de
Agüero.
Actualmente su casa es un Museo, que puede visitarse en Merlo,
San Luis.
Compartimos uno de sus poemas:
CAPITÁN DE PÁJAROS
Yo, Antonio Esteban Agüero,
capitán de pájaros,
general de livianas mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.
Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras,
la división blindada de los cóndores,
las águilas que saben del sabor de la piedra,
calandrias,
chalchaleros,
chiriguas mañaneras,
los secretos lechuzos que me pasan
la información del día y de la noche.
Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Que rodean la urbe por sus cuatro costados,
sus jinetes son muertos de Facundo,
son muertos de Ramírez,
montoneros del Chacho
sableadores de Pringles,
domadores,
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes que cabalgan
mi millón de caballos.
Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren los cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del Cabildo
para ser presidente y
prestar juramento:
por los ríos de sangre derramada,
por los indios y los blancos muertos
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo,
por el padre Aconcagua,
y por el Mar oceánico,
y por todas las hierbas y los bosques,
y por todas las flores y los pájaros,
y por el hambre de los niños pobres,
y la tristeza de los niños ricos,
y el dolor de las jóvenes paridas,
y la agonía de los viejos ...
Juro
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana a mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Nadie podrá atajarme
A.Agüero
©Silvia Vázquez
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