viernes, 25 de octubre de 2024

Entrevistas: Theodoro Elssaca, desde Chile: " Cada publicación ha sido una experiencia muy enriquecedora, en todos los sentidos"


 Theodoro en una de sus frecuentes Lecturas de Alcalá de Henares, España


Theodoro nació en Chile, es poeta, ensayista, narrador, artista visual, fotógrafo 

antropologista y expedicionario. Es licenciado en estética con estudios en Diseño, fotografía, 

cine e historia del arte. Asistió a talleres de Nicanor Parra, quien más tarde sería su amigo. 


Es creador de la Fundación IberoAmericana, donde rescata obras de

autores hispanohablantes.


Infinidad de trabajos y exposiciones de arte, muchísima obra escrita, hacen de este autor 

uno de los más reconocidos. Ha obtenido reconocimientos como el “Premio Mihai 

Eminescu”, “Premio Poetas de otros Mundos”, “Premio Rubén Darío” y “Premio MEC en la 

advocación del Caballero Andante”, otorgado por el Círculo Imágenes & palabras, en

el año 2022 en Buenos Aires. El pintor japonés Roberto Hayashi realizó más de 70 obras 

inspiradas en los haiku creados por Elssaca en su libro Celebración del instante, 365+1 

Haiku, publicado por Ediciones UC.


Es autor de alrededor de 20 obras, algunas bastante voluminosas y traducidas al inglés, 

francés, italiano, alemán, japonés, árabe, rumano, croata, portugués y chino mandarín. Su 

curriculum es tan extenso que sería imposible transcribirlo en esta entrevista. Su creación 

multifacética se hace inabarcable. Algunos de los autores reconocidos que escribieron

sus prólogos son: Ángel Guinda, Gonzalo Rojas, Antonio Skármeta y Rafael Alberti, 

presentando a Elssaca en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, junto a Roberto Matta en 

1987.


Pocas veces fue tan completa la respuesta del entrevistado. Realmente considero que el 

tiempo de espera (ya que el autor está muchas veces de viaje o con entregas) vale la pena, 

además tiene una riqueza de información y conocimientos que son compatibles con la 

charla que se puede tener mano a mano con él. Lo he comprobado y agradezco la

deferencia de darnos esta oportunidad de que en Argentina lo conozcan. Tengo en mis 

manos su libro Tribu de la palabra, que me dedicó mediante un caligrama, al estilo de 

Apollinaire o Huidobro, en el marco del Primer Encuentro de Escritores “Voces de América”, 

en el Ateneo de Montevideo en septiembre, donde también conocí a Samia, su

compañera de vida que siempre lo acompaña.


Los dejo para que disfruten este encuentro y diálogo:


¿Quiénes son tus escritores favoritos?

Gonzalo Rojas y Theodoro Elssaca elevan sus copas 

celebrando la amistad.

Detrás se ven los tótem de piedra esculpidos por Vicente Gajardo 

en Santa María da Feira, Portugal, 2006.


              Detrás se ven los tótems de piedra esculpidos por Vicente Gajardo 

                                     en Santa María da Feira, Portugal, 2006.



Te puedo decir que son varios, desde los españoles como: Miguel Hernández, los 

hermanos Machado, Dámaso Alonso, Lorca, Alberti, Rosa Chacel, Gerardo Diego, Luis 

Rosales. De nuestra Latinoamérica, Borges, Mistral, Huidobro, Neruda, Pablo de 

Rokha, Barquero, Gonzalo Rojas, Jorge Teillier, Cardenal, José Emilio Pacheco, 

Octavio Paz. Varios del mundo anglo, Poe, T.S. Eliot (Four quartets), Ezra Pound (su 

arte de la poesía), Whitman, en fin, esimposible elegir a uno, porque son lecturas tan 

fruitivas, que se vanhaciendo complementarias, ya no puedo separarlas, son 

diferentes, todas cantan sus visiones, su verdad.


¿Tus obras literarias favoritas? ¿Por qué?

Irene Vallejo es recibida en Chile por el rector de la Universidad Católica,
Dr. Ignacio Sánchez y su amigo poeta Theodoro Elssaca
(Archivo Fundación IberoAmericana, 7 de noviembre 2023)


Son muchas las obras favoritas, depende de cada época, experiencia de vida y de 

lectura.

Desde la infancia leí obras de Nicolás Gogol, Jules Verne, Charles Dickens, Ruyard 

Kipling, porque me hicieron soñar con los viajes por el mundo.

Después pasé por los clásicos desde Homero y Hesíodo a los grecolatinos, de Virgilio 

Horacio. Dante y Petrarca, hasta lo nuclear del romanticismo alemán, con autores 

tan fascinantes como Novalis y su cosmovisión conocida como “idealismo mágico”.


Actualmente he estado leyendo al coreano Byung-Chul Han y a la española Irene 

Vallejo, en su obra “El infinito en un junco”, con la que tuve la oportunidad de 

compartir y conversar recientemente.

También leo a los jóvenes poetas y cuando puedo me reúno con ellos. Leo poesía, 

ensayo, narrativa, soy ávido lector.


¿Qué poema de otro autor te ha gustado mucho?


“Ítaca”, de Constantino Kavafis:

Cuando salgas de viaje para Ítaca / desea que el camino sea largo /

colmado de aventuras…


¿Qué género de lectura preferís?


Prefiero la poesía por la capacidad de síntesis.

Para mí representa el desafío permanente por decir más con menos.

Leopoldo Marechal solía recordar que, para Aristóteles, todos los géneros de la 

literatura intentan converger hacia la poesía. William Faulkner confesaba “soy un 

poeta malogrado. 

Quizá todo novelista quiere escribir primero poesía, y descubre que no puede…

y al fracasar, solo entonces se dedica a escribir novelas”. También leo bastante 

ensayo narrativa.


Si pudieras sentarte a tomar un café con algún escritor, contemporáneo o no, ¿quién sería y de qué hablarían?


                       

                            Theodoro Elssaca, Trinidad Ruíz Marcellán, Ángel Guinda y Pedro Valdivia

                                        durante la ceremonia en la que otorgaron el primer Premio 

                                             Poeta de Otros Mundos, a Elssaca-España 2014


Octavio Paz, hablaríamos del alma de la América profunda. También quisiera compartir 

el café con Borges, hablar de la figura simbólica del tigre, y de la primera letra del 

alfabeto árabe que nombra su relato más célebre: “El Aleph”.

Añoro volver a encontrarme con amigos poetas tan entrañables como:

Gonzalo Rojas y Ángel Guinda, uno siempre siente que han quedado muchos cafés 

pendientes.


¿Cuál es tu experiencia con el bloqueo del escritor?

                     

                      RETRATO EN ESPAÑA REALIZADO POR LA AFAMADA ARTISTA 

                                                    COLUMNA VILLARROYA


Creo que he tenido bloqueos literarios graves, de varios años, en un par de periodos 

de mi vida. Fueron dos momentos marcados por el dolor. En esos tiempos me salvó el 

refugio creativo de la escritura breve (el Haiku), y las artes visuales, la fotografía como 

invocación a la aventura del viaje y la libertad expresiva de la pintura.

Desde que retomé la escritura ya nunca más he parado. Siempre estoy trabajando 

próximo a una nueva entrega: poesía, ensayo, narrativa y más de algún prólogo con 

análisis crítico.


¿Qué libro estás leyendo en la actualidad?


Vengo recién aterrizando luego del largo viaje a Uruguay donde tuve la valiosa 

oportunidad de reencontrarme con autores y obras de: Carmen Molinas Bonilla (Las 

muescas de los días). Myriam Bianchi (Arabescos Marinos). Ida Vitale (Tiempo sin 

claves). Pablo Eguren Casal (La ciudad del miedo). Jorge Arbeleche (Parecido a la 

noche), Premio Nacional 1999 a quien conocí en España y tuvimos 

largas conversaciones sobre autores, libros y la  enigmática figura arqueológica de La 

Dama de Elche.

Del laureado poeta español Antonio Daganzo, estoy releyendo Juventud todavía, que 

obtuvo el Premio de la Crítica de Madrid. También leo un conjunto de ensayos sobre: 

América Latina: Palabra, Literatura y Cultura.


¿Tuviste alguna crítica negativa de tu nuevo libro?


Afortunadamente mi nuevo libro Tribu de la palabra (Ediciones IberoAmericana), ha 

tenido muy buena crítica. Es un reconocimiento y ofrenda a los otros autores, de 

todos los tiempos lugares, que señalan el camino.

Lo he presentado en catorce lugares de Chile, universidades, etc., y

luego en Casa de América de Madrid y en el Instituto Cervantes de

París en una gira durante abril y mayo de este año.


¿Qué parte de su proceso de escritura es la más difícil?


El cierre de una obra. Uno va viviendo ese proceso creativo que pareciera tener cada 

vez más intensidad, pero nunca sabes cómo culminará esa escritura. Y si crees que lo 

sabes, vaya, es una trampa, la escritura es un ser viviente, va cambiando, mejorando,

evolucionando a medida que se construye su contenido.

Especialmente los poemas son seres vivientes, orgánicos, si vuelves sobre ellos, 

quieres cambiar algo.

Es necesario dejar que el poema escancie, como el buen vino, eso me lo enseñó 

Rafael Alberti a mediados de los años ochenta, en Madrid.


¿Cuándo empezaste a escribir?


Creo que antes de empezar a respirar. Lo digo en mi Ars Poética (publicada por 

Vitruvio, en Madrid, 2013), que te comparto, aquí está inédita y siempre ha circulado 

más bien por España:


Ars Poética


Antes de ser parido, ya era poesía.

Escuché sonetos de piano que se fundían con el compás de espera

del rojo timbal inquieto y presuroso del corazón de mi madre, joven

concertista que de súbito atravesó al otro lado del espejo, sin retorno. Iluminada y

premonitoria me dejó sus canciones. Magistral, interpretaba un

cosmos de sonidos desatando con ellos mis primeros versos. Sensaciones que

se fueron configurando, desde ese cálido refugio interior. En ese recóndito

espacio percibí los vestigios olvidados de las primeras huellas y los

orígenes secretos de la palabra, su música y la danza primal que me impulsaban desde

el alfa al omega.

Yo, antes de nacer, ya era poesía.

Sobresaltado me inundó la inhalación.

Caminando después, encontré todo lo que necesitaba, hundiendo

mis manos en la tierra, cobijo de la existencia. Pude ver a los gusanos que la

aireaban, y que tal vez ya sabían el día de mi muerte. El momento en que se

devorarían mi lengua y mis ojos. Estaban el Eros y el Thanatos unidos desde el

comienzo, en un amasijo donde más que gusanos y piedras, me interesaron las

semillas.

Las pude oír en su despliegue cotiledóneo, entregando en su

perfume, sus flores y sus frutos.

La esencialidad de esos elementos fueron las primeras

herramientas. En el agua estaba el cielo. Todos los lagos, pupilas del mundo, con sus

ríos que van a ser océanos eran el azul, reflejando en lontananza el universo

enigmático habitado por las deidades, ocultas en ese infinito ultramar.

Entonces proclamé la vida, como una celebración del aire. El viento

en sus ráfagas elevando el vuelo del cóndor andino, inconmensurable

señorío cordillerano. El ojo avizor oteando desde las recónditas atalayas.

Las lenguas del fuego despertaron todos mis asombros.

Era la ancestralidad del rito. La purificación milenaria en torno a la

ardiente flama palpitante. Desde el principio los pueblos se unieron en el

círculo convocante de los fulgores volcánicos, y sus ígneas iluminaciones

solares.

Los fuegos han sido los testigos más antiguos de las primeras

palabras. Desde la fundación del mito, los prehistóricos ruidos animalescos y

guturales que fueron siendo voces y relato, hasta germinar la más depurada y

clarividente poesía.

El creciente misterio de esos mundos me llevó a contemplar a las

errantes palabras, como una manera de plasmar con su inicial rudeza, la

experiencia subyugante de ser. Fui primero observando la piel de las palabras,

rugosas o tersas. Las había monocromáticas o con matices acrisolados. Unas

seráficas, áureas y otras más pétreas eran roncas voces telúricas.

Las palabras en la poesía me llevaron en su elixir a construir el

carácter y un pensamiento personal y único. Más allá de la metafísica insomne,

estaba el sello de la huella digital. Una senda tan sui generis, que tal vez me

ayudó a encontrarme a mí mismo, en el maremagnum de todas las voces

que pueblan las escrituras y sus metáforas.

En la madurez de mi poesía, ya no contemplé tanto la piel de las

palabras, sino que inicié un sagrado periplo al interior de cada una, para saber

de ellas, para otear sus pensamientos, advertir sus gestos o ademanes y

celebrarlas hasta besar su alma.

Esas sutiles palabras se adentraron en mi sangre y fueron siendo

células, cartílago y hueso. Me desborda la pasión sin pausa del Ars Poética

de las palabras, formadas por apenas algo más de dos docenas de signos

iguales para odiar, o para amar... ¡Aaah! Las palabras.


¿Qué elementos de la escritura son los más importantes para vos?


Influyen elementos como el ritmo, cierta métrica que en mi caso es

más bien intuitiva, la sonoridad de las palabras, las sensaciones,

imágenes, sonidos, colores, aromas, simbolismos, todo ello va

construyendo para encontrar la palabra precisa, lo implícito y lo

explícito, su coherencia y mensaje.


Te respondo además con mi poema:

https://youtu.be/smTdyMbbvVY?si=YBx_FwsqiZeT7oeC


Geometría de las Palabras

Hago malabares con el lenguaje

lanzo al aire lo genuino matérico

de la escritura, busco sus facetas

los prismas que cortan cada rasgo.


Para mí las palabras son tridimensionales.

Unas más cúbicas, pentagonales

poliédricas o tangentes y redondas

que en su movimiento se tornan

esféricas, y danzan entre pirámides

construidas con letras o sonidos

de palabras iridiscentes. Veo en el aire

sus palmarios movimientos áureos.

Se armonizan y forman conjuntos

o colisionan semejantes a meteoritos.

En su vulnerabilidad o riqueza

pulsan con fuerza sus códigos.

Conjuro de la palabra poética.

Crean diagonales y tangentes

construyen la geometría semántica

de nuestros delirios y pensamientos.

Se elevan como torres de marfil.

Desde sus miradores auscultan

cada idea nuestra, enarbolada

con sus significantes enmascarados.

Subrepticias nos demuestran que somos

lo que pensamos:

palabras.


Theodoro Elssaca

publicado por Ediciones Vitruvio

en 2013, Copyright, Madrid-España


¿Por qué decidiste ser escritor y luego editar tu libro?

                              

                    Nicanor Parra y Theodoro Elssaca, una larga amistad en torno a la literatura y Shakespeare,

                                                    que se extendió hasta los 103 años del antipoeta


Es algo visceral.

A través de la escritura se puede compartir la experiencia, el sentir y los 

conocimientos. La edición y publicación de mis libros ha significado construir o 

fortalecer los necesarios puentes con el otro.

Por ello he planteado la idea de la Tribu de la palabra.

En esa misma línea humanista, enarbolo el Manifiesto de la Barca del NosOtros, junto 

al amigo filósofo Ricardo Espinoza Lolas (residente en Italia) y la poeta de Barcelona, 

Anna Bou.

Hay laberinto en mis inicios, resumo: primero estudié ingeniería (entré con diecisiete 

años), porque amaba a Da Vinci, entonces iba dirigido a ingeniería civil, y mi profesor 

de química me comentó que le sorprendía ver que entre las fórmulas del cinabrio o el 

wolframio, entre las trigonometrías, la cifra del peso atómico, las derivadas 

integrales, yo incrustaba unos versos o pensamientos. Entonces, me llamó a su 

despacho para conversar y luego me  dijo: un profesor de física de la Universidad de 

Chile dará un Taller de Literatura, ese profesor era Nicanor Parra. Fue tal el impacto de 

incursionar en Carlos Pezoa Véliz  (declarado por Neruda como el mejor poeta 

de Chile), en César Vallejo, Ferlinghetti o el  sabio monje cisterciense Thomas Merton, 

que tiempo después me cambié de universidad y carrera.


¿Las redes sociales juegan un papel importante como autor?


Bueno, primero quiero explicar que desde hace años están cerrando las librerías, las 

editoriales, incluso aquí en Chile recién cerró definitivamente la gigantesca imprenta 

con la que se publicaban los libros de varias universidades y sellos editoriales.

En ese panorama tan complejo, adverso para el libro físico, las redes han servido para 

comunicar, para difundir, cautivar y convocar.

Mis libros ya están en sus versiones digitales y también en formatos audiovisuales en 

Apple  Music, Tidal y en Spotify, con mi disco Árbol de las palabras.

A través de las redes me encuentro con nuevos lectores de todas las edades y de 

lugares insospechados, eso me causa una gran satisfacción.

En relación con tu pregunta, te comparto mi poema “Círculo Polar” o “Polar Circle”, 

seleccionado por un jurado internacional que es parte del proyecto The Polaris Trilogy 

(disponible en Amazon y otras plataformas) para ser enviado por la NASA en una 

cápsula a la Luna.

Este proyecto está inspirado en el realizado por Carl Sagan, en 1972, con la sonda 

Pioneer y los miles de “discos dorados”, que buscan poner en relieve el arte y la 

creación humana, lanzada al espacio sideral.

Círculo Polar

https://youtu.be/jJQilhGXHxw?si=VIbJ8AZFC9b9tz-A


¿Cuál es tu experiencia con la publicación de tu libro?


Cada publicación ha sido una experiencia muy enriquecedora, en todos los sentidos, pulsión 

que me ha llevado a encuentros y diálogos por varios países.

Valoro muchísimo la amistad y el encuentro con el otro.


¿Por último, qué sugerencia le darías a alguien que quiere comenzar a

escribir un libro?


Formación. La formación, el estudio, la lectura y el conocimiento son

fundamentales.

Debe tener conexión con el sentir y sentido de comunicar.

Leer y releer lo escrito es parte de un largo proceso de pulimento, de mejora y 

perfección poética (casos claros serían ejemplos como los de Mistral o Juan Ramón 

Jiménez, ambos Premio Nobel).

Pero poco o nada sirven si no está la imaginación y la experiencia de la vida misma.


¿Algún agradecimiento especial?

ANTONIO SKÁRMETA Y THEODORO ELSSACA


Sí, a todos los autores del mundo que nos han precedido y a todos los vivos por su 

entrega en la senda creativa y fraterna que nos une.

Pienso en Antonio Skármeta, que nos dejó esta mañana. Hoy me atraviesa el dolor de 

su partida mezclado con el recuerdo inefable de la sonrisa permanente en aquellas 

caminatas bajo la nieve en Berlín, hace cuarenta años. Era la época del Muro de Berlín 

en la ciudad alemana del arte y los artistas.

Cuando me otorgaron el “Premio Mihai Eminescu”, en Rumanía, fue Skármeta quien 

se hizo presente para hacer el prólogo de mi libro de 30 narraciones, publicado por 

Verbum en Madrid, 2014. Antonio comenzó ese virtuoso texto escribiendo: “Estos 

cuentos de Elssaca hacían falta. tienen el perfume instantáneo del relato…”.

Entrañable amigo en las letras, nos veremos en la otra caminata.


Algo que quieras agregar


Mi mensaje es la urgente necesidad de trabajar para crear un mundo mejor, la ecología 

y la paz están unidas. Hoy surge como un imperativo defender a los niños del mundo.

Mientras escribo estas líneas están bombardeando los hospitales, escuelas, 

universidades, bibliotecas, museos con los milenarios tesoros culturales que nos 

pertenecen. Es un  retroceso brutal, un exterminio sistemático, una involución para 

toda la humanidad que hoy se asoma y pende al borde abismo. No quisiera hablar 

de política ni de ideologías, hablo  por los niños del mundo, que debemos considerar 

como el mayor Tesoro.

Es indispensable levantar la voz de la poesía y las artes contra la indiferencia de las 

naciones.

 

¡Gracias Theodoro!

©Silvia M Vázquez

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