La Reserva Provincial Parque Luro, formó parte del
antiguo “Mamúll Mapu” poblado por tehuelches y luego Ranqueles. A principios
del siglo XX fue un señorial Coto de caza llamado “San Huberto”, hasta que lo
compró el Gobierno de la provincia de La Pampa, y lo convirtió en una reserva
natural. Forma parte de las áreas protegidas de la provincia, destinada a la
conservación del ecosistema del cardenal, árbol típico pampeano.
Tuve la fortuna de poder visitarlo por segunda
vez, y recorrer casi toda su extensión.
Saliendo de la ciudad de Santa Rosa, alrededor de
650 km desde Buenos Aires, y viajando por la ruta 35, (de hecho bastante
ondulada para llamarse zona pampeana) se llega a esta mini paraíso que en una
época, ha sido residencia de dos familias importantísimas de nuestro país.
Esas casi 180.000hectáreas estaban en manos de
Atalìva Roca. (Lo más interesante de Ataliva Roca está en su vida empresarial y
sobre todo en lo que se vincula con el mercado de tierras. Su patrimonio
arrojaba 20.500 has. en Junín, 58.000 has. en La Pampa, chacras y terrenos en
las cercanías de Buenos Aires, La Plata y Bahía Blanca), acciones en varias
compañías de seguros, de la marina mercante, de carruajes y automóviles,
títulos de la deuda de la provincia de Entre Ríos, 6 casas en la Capital
Federal y los campos poblados con 40.000 ovinos 8.800 vacunos y 4.000 equinos.
Sus bienes superaban los 10.000.000 de pesos moneda nacional. Era hermano de
Julio A. Roca).
Pedro Luro se casa con una hija de Ataliva Roca.
Luro les regala una estancia dedicada a la caza mayor. La casa mira a Francia y
los planos están copiados de una villa
francesa, y al igual que la decoración y
hasta los animales de caza (ciervos y jabalíes)que han traído. La Casona fue realizada en dos etapas, siendo
la parte central la construcción más antigua realizada por Pedro O. Luro entre
1907 y 1911.Cuando Europa entra en guerra en 1914, se cae el proyecto e
intentan una explotación agropecuaria. Se funden, queda en manos del Banco y en
1939 lo compra la familia Maura, Antonio Maura y Gamazo, que es quien agrega
las dos alas a los costados del edificio principal. Maura era un noble español,
compra el Establecimiento San Huberto a finales de la década del 30,
otorgándole el brillo perdido por más de una década.
Lo pone en marcha, levanta la hipoteca. Al fallecimiento de Maura (16 de Diciembre de
1.964), su única hija, Inés Maura de Roviralta, vende al Gobierno de La Pampa
varias parcelas (1.968 – 1.973) hasta completar las actuales 7.607 hectáreas.
El remanente, la Sra. Inés Maura las divide entre sus dos hijos. La esposa de
Maura, Sara Escalante,era la viuda de Jorge Newbery, aviador argentino,
deportista, tuvieron una hija llamada Inés. Esa
niña , falleció hace dos años, y estaba casada con Roviralta, el padre
del ex marido de la actriz Susana Gimenez.
La fachada es de la época de Maura 1940, donde
agregó esas dos partes. Al lado había un chalet de madera prefabricado.
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ranario
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Entramos a la sala principal y vemos colgados
cuernos de ciervo, seguramente trofeos de caza de los habitantes y visitas. La
casa está restaurada, alfombras, tapizados y sillones, cortinas, etc. Hay lámparas que eran a gas y se han
transformado a eléctricas. Fuera de la casa hay una usina, que Maura mandó a
construir, y así darle electricidad a todo el predio.
Tiene calefacción central a leña. Se probaron los
radiadores hace poco y funcionaban todos. La madera predominante es roble en
los muebles. Lo más imponente es el hogar traído de Francia, roble teñido, que
llega casi al techo y tiene en su base figuras talladas.
Seguimos caminando hacia uno de los lados, y vemos
un cuartito que se utilizaba para fumar, de uso exclusivo para hombres. Las
paredes originales eran de terciopelo, en colores oscuros para resaltar las
molduras del techo. Las láminas eran sobre caza, también traídas de Francia.
La alzada del mueble repleto de libros, forma
parte de un mueble que hay en el comedor.
El padre de Maura
fue Presidente del Consejo de Ministros de la España monárquica, por eso
hay escudos de armas, que se usaban en la generación del 80, librepensadores y
liberales.
Al ser un coto de caza, está ambientado como tal.
Los sillones son de cuero de elefante, conservados como eran.
El nombre de
Luro está en Mar del Plata, en Villa Luro, Buenos Aires, y en otros lugares del
país.
Hay instrumentos musicales de jazz tradicional,
que seguramente se escuchaba en esos salones. Hay banjos y platillos.
En el comedor está la parte inferior del mueble de
los libros . La mesa imponente para 20 lugares, es de caoba, y tiene un sistema
para extenderla y achicarla con unas manijas que están debajo, y así acomodarla
según las necesidades.
La casa está restaurada, pero la madera está
intacta, a pesar del abandono por años, y las administraciones provinciales que
han pasado, que no mantuvieron el predio.
Hay un hogar de mármol de Carrara. Si bien en La
Pampa, a 200 km al oeste de ahí, hay un lugar Limay Mahuida, una población de
500 habitantes, donde se encuentra el cerro
Rogaciano, un gran depósito de mármol negro descubierto hacia fines del siglo
XX, destacable por sus características y potencialidad. Pero los Maura utilizaban el que venía de Europa.
Arriba del hogar de mármol, hay un reloj de “mil
días de cuerda”, que funcionaba en época de Maura.
En una de las paredes, un cuadro de la esposa de
Maura y la hija. La gente es quien bautiza al parque “Luro”, pero se llamaba
realmente “San Huberto” (santo de los cazadores) como figura en la entrada del
tambo que está a un lado de la casa.
EN otra de las paredes, hay una pequeña ventana,
por donde se pasaban películas, así que los visitantes, no solo disfrutaban de
la cacería sino que también de noche podían ver cine.
En la planta baja, hay solo un baño.
Subimos al primer piso, por una escalera de
madera, hacia las habitaciones principales, todas con baño y vestidor: la
matrimonial tiene camas de dos cuerpos
que pertenecieron al suegro de Luro (Ataliva). Hay un secreter de abedul,
madera de Finlandia, llena de cajoncitos con cerraduras, muy personal.
La casa está asentada en barro, por eso es fresca.
Tiene mejor habitabilidad que las modernas. Las paredes respiran y evitan que
haya humedad y alergias.
La habitación de la hija, tiene un dosel sobre la
cama, no es original, sino copiado del original, pero con el mismo estilo y
colores.
Cuando volvían los barcos vacíos de Europa traían
como lastre, pisos de mármol, que en este caso no eran de la mejor calidad,
pero se conserven hoy en día, y forman parte de la casa.
Las personas que visitaban la casona, se
trasladaban hasta allí en tren hasta una subestación ubicada entre Naicó y
Quehué.
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laguna
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Desde ahí se conectaba un sistema ferroviario de trocha angosta que
llegaba hasta la sala de carruajes (actualmente alejada de la propiedad a unos
1000 mts.). En esa sala se exhiben actualmente 15 coches de época destacándose
el Mail Coach (correo). También hay una sala ecuestre, una de trofeos y una
caballeriza.
En el exterior, también se pueden apreciar
diferentes especies de aves (loicas), ciervos, avestruces y pumas, que durante
el día pueden aparecer en el bosque de
caldenes.
A unos metros de la casa, hay un sendero que
posibilita la llegada a una laguna. También hay otro que lleva al bosque y otro
al médano.
El suelo es ondulado, se ve antes de llegar
viajando por la ruta, es decir que la casa no se ve desde el camino.
Hay un sector de parrillas y mesas, una
proveeduría, restaurante y un centro de interpretación donde se proyectan
videos informativos.
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tambo |
Hay un ranario, de donde se sacaba el animalito
para preparar las deliciosas comidas a
los visitantes. También cuenta con una estación meteorológica. Al costado está
el Tambo modelo. Es un tambo mecanizado, muy avanzado para la época. Entre las
anécdotas del lugar se cuenta que nunca fue puesto en funcionamiento. Rodeando
el predio, se han hecho unas picadas :tierra arada para evitar el paso del
fuego en caso de incendio.
A un costado de la casa, hay una pileta de 20.000 litros de capacidad, que surtía de agua
al chalet. Por uno de sus lados, hay una construcción de material con
escalinata de acceso, para ser utilizada por los bañistas y paseantes.
Más al fondo está el tanque del millón, en una de
las zonas más elevadas de la Reserva. Tiene forma oval y es de material con
piso de cemento y bordes almenados en todo su alrededor. Por su lado sur hay
una construcción de material con escalinata de acceso y peldaños que penetran
bajo el nivel del agua.
Posee 2,50 metros de profundidad y una capacidad de
2.000.000 de litros. Desde aquí Luro abastecía de agua a la mayor parte de las
instalaciones del establecimiento.
El día se pasa muy rápido. Se camina mucho. Se
visita cada lugar recordando aquellas viejas épocas de esplendor de cierta
clase social.
Despertamos al salir, de ese sueño imaginario y
volvemos a la realidad. Los caminos ondulados y el calor nos acompañan durante
el viaje y dejamos atrás otra experiencia. Seguramente volveremos para conocer
otros lugares.
Silvia