Todos los argentinos conocemos a Donald, más aun los que pasamos los cuarenta, ¿o no? Y quienes tienen menos, han tarareado alguna de sus canciones, seguro. “Las olas y el viento”, “Tiritando” , “En una playa junto al mar” ó “Vamos a la playa”, aunque sea entonando un cántico en la cancha, cambiándole la letra…También en el exterior lo conocen, ya que ha transitado muchos países con mu música. Además cine, giras, presentaciones.
Donald Clifton Mc Cluskey, alcanzó fama en los años 1960 y 1970. Actualmente sigue en vigencia, aunque alterna su profesión de abogado, que ejerce en casos relacionados con los derechos de autor y de intérprete, con shows donde recrea sus éxitos e incorpora nuevas canciones. También abrió un resto-bar familiar en Villa Adelina, aunque vive en Palermo, en el que el encargado es su hijo Patrick y su asesora es su hija Melody, que también canta junto a él.
En 1999, fue candidato a Intendente del partido de San Isidro en la zona norte del conurbano bonaerense, donde residía y reside actualmente. En esa misma votación fue elegido Concejal, ejerciendo ese cargo por el período 1999-2003 en forma completa.
En la recién comenzada tarde de un 9 de enero, con un agobiante calor que nos envolvía, nos sentamos en una de las mesas rústicas de “Sucundum” , previa cita acordada, para que nos responda algunas preguntas. Sucundum, es su lugar, ese mismo que parece un parador de playa, según describe. Hay fotos hawaianas colgadas, paisajes, tablas de madera, un ukelele, y toda la luminosidad posible además de la que el propio lugar tiene. Pero no está en la playa y uno nota eso recién cuando abre la puerta de vidrio del frente y ve el boulevard y la calle.
Hay plantas, vida, color, y mucho más que un restaurant/bar, es un refugio. Tiene un gran padrino :Carlitos Balá. El bar acaba de cumplir su primer año y ya estuvo de festejo.
Me invita a tomar algo y él bebe despacio su café. Sonrisa plena, amabilidad absoluta. Dispuesto a responder cada una de las preguntas y a hacerme algunas él, por supuesto, referidas a los libros, a las ediciones, a la revista y me presenta a sus hijos, que estaban en una mesa contigua terminando una reunión.
¿Veintisiete discos incluyendo aquellos simples tan recordados, te hicieron pensar que es actualmente todavía un ídolo popular?
No lo sé, no los conté. Pienso que el tiempo, te va dando como un vuelo. En realidad cada una de esas canciones eran canciones no pensadas para que duraran demasiado tiempo. Eran canciones que si tenían éxito duraban un tiempito y después había que pensar en la próxima.
Pero, bueno…algo hay para que perduren.
Se han ido cimentando. No es atribuible a mí, es atribuible al tiempo.
¿Seguro? Creo que el carisma también influye.
Sí, puede ser que sí.
¿Cómo fue tu llegada en 1960 con apenas 14 años, al show de Antonio Prieto, en canal 13?
Bueno fue muy emocionante: Antonio venía mucho a las reuniones en casa, que eran reuniones musicales. Mi padre (Don Dean) quien había sido famoso con la música, había dejado la música hace años (ya cuando nací yo en el `46 no se dedicaba a la música, más que nada se dedicaba a cuestiones de campos, de venta de tractores) . Sin embargo en esas reuniones a veces él cantaba una canción, y más que nada mis hermanos, los Mac Ke Mac’s, se fogueaban en esas reuniones. Antonio como muchos otros artistas, cayó a esas fiestas y en una de esas oportunidades, yo tenía 14 años, me ofreció participar en su programa “El show de Antonio Prieto”. Yo canté ahí una canción con los Mac Ke Mac´s. Fue mi debut profesional. Porque cuando tenía ocho años había cantado en el show de los Mac Ke Mac´s en Canal 7, sentado sobre un piano.
Tengo una primicia. Eso no lo sabía
Ahhh, viste? En el viejo Palais de Glace, que estaba a una cuadra del Hotel Alvear, luego se mudó debajo del Hotel Alvear. Arranqué en esas fiestas en casa.
El tema de Nono Pugliese (publicista), llamado en principio “Tiritando” y cantado por vos, fue el fondo musical de una publicidad de cigarrillos? ¿Qué se siente vender 17000 discos diarios?
Originalmente era un rock lento. Fue idea mía cambiarle el ritmo y lo de Sucundum. Es un invento mío. Una palabra nueva que se convirtió en una marca registrada.
Igual que chequendengue, hay varias…
Sí, son marcas registradas mías. Fue el disco simple más vendido en la historia argentina. Es una canción mágica, que me gusta mucho hasta el día de hoy, y para todas las edades. El público mío es más que nada familiar. Ayer estuve cantando en La Horqueta, para una señora fana mía que cumplía 70 años y eran todos de diferentes edades , hijos, nietos, chicas de 7/8 años que bailaban. Eso lo da el tiempo. Me fui transformando, y no lo digo por vanidad, de cantante en personaje, pero eso lo da el tiempo.
Hay que insistir, estar siempre.
Llegó al público infantil por medio de Gaby, Fofó y Miliki, los payasos españoles y por García Ferré ¿Cómo se sintió en ese mundo?
Fue una propuesta de García Ferré y pegó muy fuerte porque era el momento que los Beatles habían hecho Submarino amarillo, donde salieron dibujados, y llamó mucho la atención. En ese momento, y más ahora. Con los payasos fue extraordinario. Fueron cuatro especiales en Canal 13 y lo de los dibujos animados duró como un año y medio, hacían el dibujo y yo iba y le ponía la voz. Ellos eran fantásticos. También me gustaban Piluso y Balá. Es el padrino artístico de este lugar. Este año vamos a hacer un homenaje, temprano a la tarde, porque él no sale de noche, así que te voy a avisar. Vamos a entregarle un muñeco, calculo que en abril, a principios de mes.
¿Por qué considerás que las canciones de los setenta no pasan de moda?
Algo tienen que atrapa, la melodía los ritmos, las letras sencillas. Tienen algo especial. Tiene que ver con las vivencias de la gente, se siente identificada con ese momento, a través del tiempo han pasado de madres a hijas, de maestras jardineras a alumnos…
¿Vivía con ansiedad el hecho de estar en la cresta de la ola en los setenta?
En mi caso lo vivía con una cierta angustia, te diría, porque el slogan era que “el éxito es un cuarto de hora” . Yo había pasado de ser un desconocido a tener 10/12 actuaciones por fin de semana. Entonces esa sensación de que se podía terminar de un día para otro, generaba cierta angustia. Más porque me gustaba y lo disfrutaba. Evidentemente el éxito grande “es un cuarto de hora”, pero te diría que en mi vida he tenido varios cuartos de hora, por lo menos tres o cuatro fuertes. Es como la ola, sube, baja, a veces estás a veces no. La gente se sigue acordando y sigue sonando el teléfono, que es importante.
¿Cuál de los temas que cantaste es el que recordás con más cariño?
Sin duda “Las olas y el viento”. Fue mi gran éxito. “Siempre fuimos compañeros” también, “Scaba Badi Bidú” …
¡Qué complicada esa letra!
Si!! (risas) un trabalenguas.
Comparte la música con diferentes generaciones de una misma familia. ¿Por qué cree que ocurre eso?
Es innegable que las letras no entran en un terreno intelectual, sin pretensiones, de algo que tiene que ver con lo sentimientos.
Tus canciones con sinónimos de alegría,¿ escribiste alguna canción que no se conoce?
Muchas. No se conocen porque no he encontrado el canal para darles curso. He grabado independientemente tres discos últimamente. Tengo treinta y seis canciones que no se conocen. Algunas están guardadas en un cajón. Algunas muy lindas.
Sucundum
¿Hay alguna especial?
“Pura vida”. Un temazo, pero bueno…está ahí. Tampoco las canto, porque este tipo de canciones requieren de que vos las oigas unas cuantas veces para que se incorporen. Habla de eso, de la vida.
Y ahí comenzó a recitar:
“ Por el mar que moja las playas
y por el cielo brillando el sol
por la caricia que hay en tu labios
cuando me besan llenos de amor.
De pura vida me siento ahora,
de pura vida me siento hoy,
de pura vida me siento siempre,
de pura vida de corazón.
Que cómo estás, que cómo estoy…
Y cantó:
“Pura vida, pura vida…”. En algún momento la voy a largar. Es encontrar el camino, todavía no encontré la llave para editar ciertas cosas. Cuando llegue el momento lo voy a hacer-
¡Viene con yapa la entrevista! Está buena, me gusta.
Si te pidiera una sugerencia alguien que comienza en esta carrera, ¿qué le dirías?
Que se tire al agua.
Que se tire al agua y nade en las olas y el viento y sucundum!
Y que nade. Que se anime. No conocerá nuevos mundos el que tenga miedo de alejarse de la costa.
Obviamente tendrá que aprender música.
Y a nadar! Es lo ideal estudiar música, porque quien estudia música no tiene techo. El que no estudia, como en mi caso , que estudié poca música, y aunque estaba rodeado de músicos, si me hubiera puesto en serio a estudiar música en lugar de estudiar Abogacía, seguramente hubiera sido mejor musicalmente. La vida mía fue así, alrededor de la música, la Abogacía fue un hobby o una pasión. Nunca pensé que iba a ser cantante y fue una salida laboral. En ese momento mi padre se había enfermado gravemente y yo que tuve un pasar muy bueno cuando era chico (mi mamá era una señora muy rica), desgraciadamente perdimos todo nuestro patrimonio. De tenerlo todo, pasamos a quedarnos sin techo de un día para el otro. Entonces salí a cantar y a partir de le música pudimos recuperar algunas cosas y tuvimos un buen pasar en la familia. Siempre pensaba en ser abogado, y me recibí de grande. Ya tarde para hacer una verdadera carrera en lo legal.
Pero fuiste concejal
Sí, pero eso por el lado de la política. Sí, me sirvió ser abogado, para ganarme el respeto de algunos , porque al ser artista me tomaban medio a la ligera. Yo conozco muchos artistas que son divertidos pero son serios. Estoy conforme con lo que me ha tocado vivir.
¿Volverías a la política?
A la política capaz que sí. Pero si fuera más joven. La política tiene otros tiempos. Nada se resuelve de un día para el otro. Ya tengo 70 años, capaz que un proyecto para cambiar las cosas lleve 15 o 20 años. Es como esto de ahora, no participo actualmente, pero no se puede tener expectativas que de un día para otro cambie todo. Si toman las medidas correctas y fueran en ese camino, creo que sí se puede lograr, pero va a tomar tiempo.
Hablando de Sucundum ¿ está abierto diariamente?
Todos los días al mediodía menos los domingos. De noche jueves, viernes y sábados. Jueves con karaoke, viernes sin nada y sábados con show. Más que show, música en vivo. El show requiere que lo miren y esto es más para sentarse a tomar algo, comer algo y es un bar.
Hablando de los libros de ustedes y nuestra conversación al principio,¿Cómo hacen ustedes para publicar sus escritos? Porque a veces escribo cosas en Facebook y la gente me comenta y les gusta.
Hagamos una cosa, podrías publicar algo en la revista
Sí claro, ¿por qué no? Hay un escrito que tuvo mucha repercusión y se llama “ Soy abogado”. Me guío por las respuestas. Es una base para orientarme por donde rumbear.Es largo
No importa.
Es un buen escrito.
A la gente que no se conoce, que no es famosa, le damos la posibilidad de darse a conocer,¿ qué más queremos nosotros que publicarle algo a Donald, que lo conocen todos?
Me divierte tomarme mi tiempo, dar vuelta las frases, tratar de que la gente entienda lo que estoy escribiendo, comas, acentos, espacios. Disfruto de escribir.
¿Y de leer?
Me encanta leer pero me cuesta terminar los libros, leo 15 páginas, lo dejo y arranco con otro. Tengo ochenta mil que están por la mitad. Leo todo lo que me cae en las manos.
Pero no terminás ninguno, lo dejás por la mitad
Jajajaj,si. Me gusta leer autoayuda, filosofía oriental, me gustó siempre mucho. Ultimamente me cuesta terminar hasta eso. Disfruto mucho del silencio, la meditación, la oración, rezar. Eso ayuda mucho, lo hago de la mañana a la noche.
Buscá el texto entonces, en mi muro y copialo. Esa es la clave de lo que me ha movido en estos últimos treinta años. Una espada de Damocles que tenía ahí, una promesa a mi madre que pude cumplir. No todo el mundo tiene esa posibilidad. El día que lo cumplí sentí un alivio, una cosa que quería hacer. Ahora me dedico a lo que venga, a estar con la familia, esto( el restaurant) es en parte porque Patrick es gastronómico y Melody, que está con nosotros, pero es una segunda casa. Queremos ampliar afuera, poner un toldo, invertir mucho, armar el escenario en otra pared. Iría de sesenta personas a 100. A la noche está sensacional, incluso en invierno.
Sacamos fotos, él, sus hijos y yo. Una selfie para el recuerdo y la sonrisa que se fue un ratito nomás cuando habló de su papá, pero volvió enseguida para instalarse. Me sentí como en casas, música, sonrisa, amabilidad, todo más que lindo, para la tarde que se preparaba para una tormenta que de alguna manera aliviaría el calor. Pero entre nosotros, las olas y el viento me envolvieron y me llevaron un ratito a las playas de aquellos 70 gloriosos.
SOY ABOGADO, por Donald Clifton Mc Cluskey
SOY ABOGADO…muchos conocen esta circunstancia, pero muy pocos saben el motivo por el cual me recibí. En 1969 cursaba segundo año de Abogacía en la Universidad del Salvador y la pegué con “Tiritando”…(las olas y el viento)…Fiestas, shows, entrevistas, me absorvieron y decidí largar la Facu. Mi madre…Lila Raquel “Pirucha” Suárez Howard de Mc Cluskey estaba desconsolada. Su sueño era que me recibiese de abogado y que me convirtiese tal vez, en un famoso jurisconsulto, como lo había sido su padre…el Dr. Marcos Suarez Juez de Crimen en Mendoza, su provincia natal. Me agarró y me dijo…”tenés que prometerme que cuando tú éxito pase, vas a volver a la Facultad y te vas a recibir de abogado…a lo que respondí…”sí mamá, así lo haré”. En 1982 entré a su habitación en el Sanatorio Anchorena y tres médicos estaban parados junto a su cama. Al entrar me miraron y meneando la cabeza salieron sin decir nada. No hizo falta que dijesen nada…la mirada de uno de ellos me lo dijo todo. Me senté junto a su lecho…mamá estaba çomo durmiendo, con los ojos cerrados y le tomé la mano en silencio y así pasó no sé cuanto tiempo. De pronto abrió los ojos y me miró con ojos vidriosos como quien mira desde muy lejos y atiné a decirle…”Mamá usted se quiere ir…quiere irse con Billy…quiere irse con Papá”…Súbitamente sus ojos se encendieron de furia, de una fiereza que no le había conocido jamás y me dijo…”vos me prometiste que te ibas a recibir de abogado…tenés que prometerme que vas a cumplir tu promesa” a lo que respondí…”Sí mamá le prometo que me voy a recibir de abogado”. Ni bien terminé de decirle esto, fué como que una gran paz la invadió, su mirada se suavizó, me miró con una ternura como no me había vuelto a mirar desde que era un bebé de pecho en sus brazos, cerró los ojos y ya no volvió a abrirlos más. Mamá había bajado la persiana dos veces en su vida…la primera vez cuando murió mi hermano Billy, dos años mayor, en un trágico y absurdo accidente…en su duelo la ví poco y nada en mis primeros cuatro años de vida…rara vez salía de su cuarto y cuando me metía a verla, generalmente la encontraba llorando. La segunda vez que bajó la persiana y prácticamente no salió de su habitación fue cuando murió Papá (el AMOR de su vida), seis meses antes de fallecer ella (de depresión pienso), porque los doctores nunca escribieron la causa de su defunción. Pasó el tiempo y esa promesa era como una espada de Damocles para mí. Por un lado no podía dejar de pensar en mi incumplimiento y al mismo tiempo nunca me llegaba el momento de arrancar. Fué recién en 1990, luego de una exitosísima temporada en La Barra Punta del Este que volví a estudiar. Una tarde Verónica frente a nuestros cuatro hijos imprevistamente me dijo…” no pensás que este es un buen momento para cumplir la promesa que le hiciste a tu mamá”?…me cayó la ficha y volví a la Universidad del Salvador. Esta vez en lugar de 27 materias eran 42 y no me reconocieron las que había aprobado en la primera etapa, salvo Derecho Romano. Cursé mañana y tarde durante seis años y me tomé otros tres años más para recibirme. No fué una carrera meteórica la mía, pero el día que aprobé en 1999 la última materia y me recibí de abogado fué el día más feliz de mi vida…volvía solo a casa, manejando el auto, tratando de no correr y parecía un loco…reía, lloraba, hacía esfuerzos desesperados para no apretar el acelerador, me pellizcaba las piernas…era como que me salía del cuerpo…lo había logrado…por fín había cumplido mi promesa.
¡Gracias Donald, por tu simpatía !
Silvia