lunes, 28 de septiembre de 2015

RELATO: Observar a la gente

El chupetín
El sábado pasado, fuimos hasta Villa Ballester a hacer un trámite. Cuando estacionamos, luego de dar un par de vueltas, ya que no había muchos lugares disponibles, pasa una camioneta por al lado nuestro y nos pide si le dejamos un poco de lugar adelante. Obviamente, corrimos el auto, el señor, estaciona delante del nuestro. Cuando se baja agradece muy amablemente, y le dijo sonriendo, "no…gracias no, son $50".

El señor, en lugar de enojarse o responderme mal, me dice “Es lo mismo un par de chupetines?”, le dije que era broma. Pero el señor no se dio por vencido, abrió la puerta trasera de su camioneta, sacó una caja mediana y me ofreció dos chupetines. Le agradecí y le volví a repetir que no hacía falta, que era una broma. Finalmente, cruza la calle y nos entrega los dos chupetines con una sonrisa enorme, “qué me cuesta? Si los tengo acá, dijo”.

La verdad me sorprendió…con tanta violencia que hay en la calle, todavía queda gente con humor y ganas de sonreir.

Todavía guardo el chupetín en mi cartera, y cada vez que lo veo, me sonrío. Tal vez esa era la misión de este hombre…


Silvia

jueves, 24 de septiembre de 2015

PRENSA

Agradezco al periodista Robertino Michetti, por la nota que me hizo para el suplemento zona norte de "El bonaerense"
Solo aclarar que se disculpó por escribir mal mi apellido. En el último párrafo, donde dice "hay que insistir...le den bola" no dije eso, sino "hay que insistir bastante pero se consigue".
Aclarado esto. Vuelvo a agradecer la difusión

Silvia



LAS VISITAS

Hola!

Gracias a todos quienes se interesan por mis trabajos. 
Es un honor para mí, poder compartir con ustedes un poco de mi arte, que es lo que me gusta.

A cambio, solamente les pido, que dejen un comentario debajo de lo que leen, de esa forma solamente, sabré si les agrada o no y desde qué lugar me están leyendo

 ¡Todos será bien recibidos!

Pueden sugerir temas, recomendar libros,lo que prefieran

Los espero



Silvia

RELATO: Un picnic en Hyde Park




El avión salió con una hora de retraso. Peso a eso, aun sentía que mi corazón se aceleraba con el transcurso de los minutos que faltaban para despegar. En unas horas habría cumplido uno de mis sueños. La escala en Atlanta, me serviría de recreo, ya que hasta Heathrow no había otra forma de bajar, comprarle el perfume que tanto le gustaba, y conocer en diecisiete horas esa ciudad tan especial  (y de día)que había visto una docena de veces en “Conduciendo a Miss Daisy”, una de mis pelis favoritas.

 Recorrer el Centennial Olympic Park, que aparecía en las olimpíadas de 1996, la casa natal de Martin Luther King, Lenox Square, el centro de compras… exquisito lugar donde seguramente estaría aquel perfume que amaba.
Si, diecisiete horas en Atlanta. Era el pasaje que pude comprar. De otra manera, el momento de estar en Hyde Park no se hubiera cumplido jamás.

Había juntado durante mucho tiempo para llegar hasta ahí.

La ansiedad se calmaba caminando por las calles hasta llegar a The New American Shakespeare Tavern, lugar que me fascinó desde que vi una foto en internet que publicitaba la puesta en escena de King Lear.

Cuando volví al aeropuerto, despaché mis bolsos y guardé la folletería en mi cartera. Abordé el avión y ahí si, mis nervios me jugaron una mala pasada. No pude probar bocado hasta llegar a Heathrow. Se me había cerrado el estómago. Se estaba acercando el momento. Confirmé nuestra cita por mail. Revisé todo para no olvidarme ningún detalle.

Si las cosas salían como había planeado, en apenas horas iba a estar sentada sobre el césped húmedo del parque, charlando animadamente, escuchando anécdotas de sus viajes y riéndonos juntos. Ignoro como volver a casa. Eso formará parte de otra aventura en Londres. Por ahora, me apresto a bajar del avión. E cuelgo la canasta de mimbre en el brazo izquierdo, donde los buns, rolls y facturas argentinas, prestas a ser devoradas, se asomaban debajo de un mantel a cuadros rojos y blancos y tomo  el Heathrow Express, para encontrarme a las 8 de la mañana con él.


Roald Dahl me esperaba con un ejemplar en la mano de “Relatos de lo inesperado”…qué coincidencia… para festejar juntos nuestros cumpleaños, con solamente dos días de diferencia.

Silvia

martes, 22 de septiembre de 2015

POEMAS: A García Lorca


Muchos de ustedes saben que uno de mis poetas preferidos es Federico, aquí va un pequeño homenaje a él. 


En un agosto, en estío,
rodeado de altos olivos,
moría en gran Federico,
poeta de los toreros.
Corbata de lazo llevaba
el fumador granadino,
la falange cruel

lo sabía su enemigo.

Azahares de profundo aroma,
en su fin lo acompañaban,
Neruda y Mistral a lo lejos
lo lloraban.
   
El, quien decían
que más daño hacía
con un poema que con un arma,
lentamente moría.
Treinta y ocho años tenía,
lo mejor de la vida,
y ante los fusiles fríos,
entregaba su vida.
Hoy lloran sobre su morada
elegantes casas de campo,
su cuerpo suspira cual su cante jondo
y Yerma, con lágrimas lo aclama.



Pobre de tí, Federico:
de tu vida alegre nos quedan
nada menos que grandes romances
de gitanos eternos,
una Boda de sangre colmada,
una Prodigiosa Zapatera

y tus poemas dentro de mi alma.


Silvia

TEJIENDO SUEÑOS



Silvia

REFLEXIONES:¿Qué es escribir?


Escribir me sana. Sí, levantar una lapicera o tocar las teclas de la computadora, me transforman en alguien mejor. No sé cuál es el motivo, pero siento que puedo más, que transmito, que sueño sobre una hoja de papel y que mis sueños (por qué no?) pueden convertirse en realidad.




Escribir me tranquiliza, descargo emociones, risas, lágrimas, cambio mi tristeza por una sonrisa.
Escribir me saca de mi eje, para convertirme en alguien que no soy, hasta colocar el punto final de mi obra. 

Soy reina, princesa, mujer, hombre, niño, capitán, pirata, astronauta, extraterrestre, salvadora del Universo.





Escribir me llena. Junto emociones en pequeños cajoncitos de madera, como esos que hacía mi papá, o en sobres de colores, que usaba mi mamá para escribir sus cartas que iban tan lejos…


Escribir me conecta, conozco gente que jamás hubiera conocido, la siento cercana aunque esté del otro lado de una pantalla. Escribir me relaciona, me enseña a comprender actitudes y me hace crecer.
Escribir me permite expresarme, cuando por timidez no lo hago frontalmente. Me sacude con alguna noticia, me estremece cuando la tinta sale y forma una letra, una palabra.
Escribir me hizo ser, me hizo cambiar, me hizo vivir otra vida. Sacar del anonimato viejos poemas  me transportó a ignotas experiencias.





Por eso, pienso seguir escribiendo, hasta que el último rayo de sol se cuele por mi ventana, hasta que mis manos tiemblen por última vez, hasta que mis ojos se cierren para siempre. 


Escribiré las últimas palabras con las fuerzas que me queden. Porque así como aprendí a leer siendo tan pequeña, aprendí a escribir, porque así como aprendí a caminar, aprendí a escribir. Tal vez, muchas frases no hayan llegado donde deberían,pero allí están, plasmadas en hojas blancas, con puntos y comas, con comillas y espacios.
Seguiré escribiendo, hasta que Dios reciba mi última carta.



Silvia


POESIA: Soy tu puerto

Soy tu puerto

Atrapado en mí estás.
Allí , como  en un corazón de sangre repleto.
Lates , sientes y recorres despacio mi cuerpo.
Exploras instantes, espacios, momentos,
revives pasiones, dormidas de encuentros.
Vuelvo a nacer cuando la piel de tus manos
recorre la seda de la mía.

Me estremezco cuando respiras,
cuando abres los ojos y me miras,
cuando destellan las luces del contacto extremo
cuando reclamo a gritos
una y otra vez.

Estás allí. No te has ido.
No has dejado mi puerto.
Tu barco vuelve a zarpar
te espero, te extraño, me desvelo.

Pero vuelves, inexplicablemente vuelves
y me llevas otra vez lejos.
Allí estás, y de pronto, despierto

Allí estás, no fue un sueño.

Silvia

ENTREVISTA: Esa tarde con Ray




Estar charlando con alguien por tres horas y disfrutarlo, no es algo muy común. Aquellos que pueden pasar de una anécdota a otra, de una época a otra, de un estado emocional   a otro, reírse de si mismos y recordar a la  buena gente con la que transitaron, son excelentes anfitriones de una entrevista como la que pudimos tener el pasado mes de agosto.
El guionista, escritor y crítico literario Ray Collins, cuyo verdadero nombre es Eugenio Zapietro, hoy ocupa el sillón de la dirección del Museo Policial.
Nos recibió allí, en una oficina donde  asoman los recuerdos de aquellas épocas de agente de la ley. Donde su uniforme en desuso cuelga delante de una caja fuerte digna de una película de Sherlock Holmes.
Nos cuenta que siempre amó escribir. Tuvo la “suerte” de compartir trabajos con excelencias como Robin Wood, Magallanes, Almendro, íconos de la historieta de los años 70.

“Escribas lo que escribas, desde La Biblia hasta un cuento, debe ser escrito para que al lector le guste. Debe haber una sensibilidad de parte del escritor”.
Eugenio o Ray trabajó en un territorio de cuentistas, ese territorio que según sus palabras, ha muerto..
A cada instante nos fue dejando una definición, digna de un hombre que ha vivido “El autor debe emocionar al lector, asombrarlo. Si el hombre es inmaduro, hay que hacerle un monumento. Parece que los hombres deben seguir siendo niños en un lugar del corazón y de esa manera disfrutar de las historias increíbles escritas en forma de historietas”. Esa es su versión de los hechos.
El no escribía sobre superhéroes. Los superhéroes para él, no existen. El escribía sobre hombres con principios, sobre personas, no sobre aparatos estrafalarios que hacen una y mil extraños movimientos. Escribía sobre seres verdaderos, agregándoles cualidades que asombraban a los lectores.
Robin Wood, su inseparable compañero de andanzas, describía al hombre sensible. Su Nippur de Lagash se convirtió en el modelo a seguir por muchos de los chiquilines de aquellos años.
Al principio, cuenta que sus historias eran muy tristes, hasta que un día dijo basta. Aquella vez que, escribiendo Garret, le pidieron que cambiara el final.
Fue entonces que comenzó a cambiar la forma en que terminaban sus guiones.
Considera que había mucha gente capaz, que hoy en día, los guionistas y dibujantes de historieta que en nuestro país no están tan valorados, son estrellas en Europa. Recuerda a Mandrini, fallecido hace poco, como un  gran guionista.

Collins hizo el prólogo de aquel primer libro de Nippur .
Se sintió muy cómodo trabajando con Magallanes –dibujante de historietas-, aunque no lo conoció personalmente, siguiendo el guión de Martín Toro, que no era suyo sino de Sergio Almendro.
En la editorial Columba escribía Precinto 56. Uno de sus tantos seudónimos era Diego Navarro. Ni él sabe exactamente cuántos tiene registrados. El de Ray Collins lo adoptó cuando le pidieron que escriba para la editorial.  Un periodista que había creado el personaje de Joe Gatillo, que dibujaba Carlos Enrique Vogt, deja la editorial y le queda a Columba la marca. Fue ahí cuando pensaron en él. Luego se enteró que había un actor  estadounidense con ese mismo nombre. Así y todo siguió utilizando ese seudónimo hasta convertirse en uno de los más aclamados guionistas (según el, escribe guiones, no es guionista).
Muchas fueron las anécdotas que escuchamos esa tarde, muchos los nombres, las situaciones. En este resumen destaco las mejores, las más ocurrentes. Ray Collins , o Zapietro, o como quieran llamarlo, es un  hermoso personaje, no solo un Señor Escritor, sino un hermoso personaje.
Quien sino , diría algo como “No hay que creérsela”, “Alguien no creyó que un policía no tuviera faltas de ortografía”, “ A los cuentos hay que tomárselos en serio”, Antes había principios, no egos, hoy…no tanto”, “ El éxito y el amor no se explican”.
Luego de una suculenta muestra de verdades y de interesantísimas frases, dimos por terminada la …¿entrevista?. No creo, que en realidad fue una reunión de amigos, y perdón por la confianza, pero es esa misma confianza que el Señor Ray nos dio, al contarlos minuciosamente su vida, en apenas tres horas.





























¡¡Gracias Ray!!. Gracias, nos ha inundado el alma de sabiduría y de un precioso e inolvidable momento que jamás olvidaremos.

Silvia

CUENTO: La pareja


Los pies me dolían bastante. Las cuadras que había caminado por Cabildo se me hicieron demasiado largas. La tarde, poco bulliciosa, a pesar de la hora , estaba calurosa, agobiante . Me decidí a entrar al barcito de la esquina.
Me senté en una mesa al lado de la vidriera. Era una de las pocas que estaban vacías, no tuve mucho para elegir.

El lugar era  luminoso, amplio y las mesas de madera bien lustrada, con mantelitos color beige, que le daban ese toque “delicado”.
Miro hacia fuera y veo pasar a una pareja .  Ella vestía un pantalón marrón, y una camisa estampada al tono, con unos voladitos en las mangas, estaba apenas maquillada con un labial clarito, tenía el pelo rubio, que escondía las incipientes canas que se asomaban en las sienes.
Era delgada, alta, nada encorvada por los años. La llevaba del brazo un joven anciano, canoso y de bigotes espesos, de pelo rigurosamente lacio y corto, con un saco de lana gris, pantalón negro y una camisa a cuadritos.
El gentilmente le abrió la puerta del bar, para que ella pasara primero. Ella, agradeciendo con la cabeza, entró.
Se sentaron frente a mi mesa, acomodaron unas cosas  sobre una silla, y simplemente se miraron, tan profundamente que no se dieron cuenta que el mozo estaba esperando el pedido, parado como una estatua.
El sonrió, y le dijo: - Dos tecitos, por favor.
En ese momento, el mundo desapareció para ellos. Cruzaron las miradas más profundas que jamás había visto antes, clavaron los ojos uno en el otro, y tomados de las manos muy fuertemente, se dijeron al unísono “Te quiero”.
Duró segundos ese momento. Una lágrima se deslizó por el rostro de ella, como una catarata de dolor. El, delicadamente la secó con el pañuelo perfectamente planchado, que sacó de su bolsillo.
-       No te preocupes. Todo va a salir bien.


Les volvió la sonrisa a los dos. Sin soltarse de las manos, siguieron mirándose profundamente.

Silvia

lunes, 21 de septiembre de 2015

POESIA: Primavera




 P


Estupendos colores
y perfumes nuevos...
amanecen de pronto entre los ciruelos.
Verdes pastos crecen,ramas jóvenes brotan
como si asomara una vida en otra.

Un calor que entibia corazones dormidos:
palabras de amor que llevo conmigo.
Arriba, muy alto, entre nubes rosa,
los rayos dibujan sonrisas hermosas.

Es la primavera que nos acompaña,
Que muestra serena la mañana cálida.
Tal vez un amor, tal vez un encuentro,
o una promesa que llevamos dentro
puede aparecer en cualquier momento...
un nuevo destino,
un sereno encuentro,
navegar despacio en mares de ensueño,
con tonos distintos
del tan largo invierno, colmados de dicha,
de luz y deseo.

¿Estío tan pronto?
¿Estío de nuevo?
¡Cuánto  te he extrañado!
Bienvenido seas,si así hoy me siento

Silvia

lunes, 14 de septiembre de 2015

NARRATIVA: Galicia meiga, profundo en el corazón

Galicia meiga,  profundo en el corazón

El cruceiro de piedra anuncia imponente el comienzo del pueblo. El hórreo  sobre los pilares abrazados de musgo .Un sendero largo y angosto rodeado de casuchas bajas, con techos de tejas, paredes de piedras y ventanas pequeñas es el paisaje repetido a medida que me interno lentamente en él. Detrás de unas bajas colinas desgastadas por los años, el sol despierta a la mañana. Unos pocos vecinos viven ahí. Los suficientes para alborotar un poco la jornada calma.

Tímida se asoma una viejecita con zuecos de madera, cabellos plateados y un delantal negro que le llega a los tobillos. Un pañuelo oscuro atado a su cabeza y las manos repletas de arrugas, que hacen juego con los surcos de un rostro cansado y feliz. Su atuendo delata su viudez eterna. Al lado, el sonido de un carro de ajada madera que se presta para enganchar una yunta de bueyes viejos pero fieles. Un pájaro se atreve a improvisar un canto en medio de la mañana.Todo es silencio. De a poco aparece la vida detrás de cada puerta pesada. Tres bueyes salen acompañados de un perro . Un mocito con  boina, chicote en mano, se prepara para la tarea. Sabe que hasta el anochecer no regresa. Lleva en sus bolsillos los  panes recién horneados, solo eso, para mitigar el hambre de un día completo de labor Los zapatos gastados por el tiempo, pero limpios y acordonados. Su traje de fajina heredado lo acompaña largas horas. Camina mirando hacia abajo, esquivando las piedras musgosas desparramadas en el camino. Tal vez lo sorprenda la lluvia fría, igual debe seguir cerca de los animales . Regresará con los bolsillos vacíos y la ropa húmeda. Así día tras día. Así año tras año, hasta que como hermano mayor, decide cambiar el destino. Alguien tenía que hacerlo. No fue una decisión fácil. Luego de la partida de su padre, era quien seguiría abriendo camino para el resto. Debía dar el ejemplo.

Frente al portón pesado del corral lo despiden las manos de parte de la familia. Su madre oculta una lágrima (ella debe ser fuerte). El más pequeño se refugia detrás de las piernas temblorosas del viajero. Algunos decidieron quedarse adentro de la enorme casa que desde aquel día estaría más vacía. Ya habían decidido quien tomaría su lugar. Era parte de la tradición familiar.  Lo espera un inmenso mar, interminable. Altisimas olas golpearán la cabecera de su cama y lo despertarán por la madrugada, recordando a su familia, su casa, su lugar…por muchos días. Un extraño sabor amargo en la boca, una nueva arruga en su rostro, delatarían el dolor. El suave movimiento del barco haría de canción de cuna y no extrañaría tanto la voz de su madre cuando niño, le cantaba antes de dormir, aquellas nanas inolvidables.

Allá lejos, tierras extrañas lo cobijarán y serán las encargadas de armar el rompecabezas de su futuro. Nuevos rostros, nuevos lenguajes, nuevos paisajes. Estaba dispuesto a enfrentarlos con la valentía que heredó de su padre.
Aquella gitana, en la última fiesta de la Virgen del Carmen,  había leído en sus manos el salado olor al mar. Todavía así, la ansiedad de llegar podía más. Se sentía capaz de ir contra el mundo y así lo haría.
Los años pesan. La vida fue dura, pero supo esquivar los momentos bravos y seguir adelante. Hoy recorro yo aquella aldea de la que tantas veces me habló y distingo cada detalle tan bien contado.

Galicia lo sigue deslumbrando a la distancia. Galicia es magia para él. La recuerda a cada instante. Sus retinas siempre llevan grabadas aquella bicicleta de madera que bajaba por la pendiente hacia el río. Aquel que corría con prisa, donde reposaban sus fantasías. Una caña improvisada para cambiar el menú, un monte de pinos verdes que le iluminan la mirada y lo llevan a viejos bailes parroquiales, donde por fin, podía probar una buena copa de vino tinto , donde el pan de Cea aún humeaba y la moza  más guapa lo esperaba para sonreirle y hablarle al oído.

Sus ojos reservan el dolor. No es de hombre demostrarlo. Galicia entera lo abraza, como lo abrazó . Se enorgullece de ser gallego, de haber llenado sus manos de tierra fértil, de haber corrido bueyes y vacas, de haber saboreado aguardiente de hierbas y pulpo casero. Su enorme corazón está aquí, también allá, subido a la rama de un árbol para ver de cerca los huevos de los pichones recién nacidos, aunque luego recibiera el reto de su maestro.
Galicia está dentro del corazón. Galicia es meiga pero es fuerte.
Y el también. Porque toda su mochila de tristeza por el abandono de su tierra hoy se llena de cariño. Nietos e hijos. Todos están junto a él, para hacerlo sentir feliz de haberse animado a partir.


Silvia



CAMINANDO POR LA HISTORIA DEL BARRIO

Muchas veces transitamos por las calles sin darnos cuenta del legado cultural que nos dejan
En uno de los barrios del partido de Gral San Martín, hay una esquina emblemática.
Parece una esquina como cualquier otra, pero no lo es.




Villa Libertad es una localidad perteneciente al partido de General San Martín,a 16 km del centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con alrededor de 14.000  habitantes y más de 100.000 en todo el Partido.


Cerca del cordón de la vereda, sobre un césped parejo y corto,un imponente tubo rojo, abre su boca a invisibles sobres blancos que en otra época eran su alimento. 

El buzón de la esquina sigue en pie, como símbolo del barrio. Brilla como si alguien se encargara de lustrarlo cada mañana, cuando asoma el sol.

La esquina es famosa en el vecindario. Lleva el nombre de dos grandes del tango, 129 ,Carlos Gardel y 70, Agustín Magaldi. Justo ahí donde se juntan estos  grandes, decidieron ponerle nombre a la esquina:“Esquina del tango”


La imagen de Carlos Gardel figura en el lado derecho de la placa “Homenaje del Municipio de General San Martín a la Esquina del Tango”, mientras que Agustín Magaldi está en el lado opuesto.
Existe otra placa dedicada sólo a Magaldi, donde figura el  8 de septiembre de 1938, recordando su fallecimiento.

Se han realizado algunos espectáculos tangueros, allí mismo, donde 400  vecinos pudieron disfrutar en un febrero caluroso, de orquestas y cantantes.

El Sr Angel Maffia, bandoneonista,compositor y docente,hermano del conocido Padro Maffia,vivió en la calle 139 (Presidente Montt) entre hoy Guiraldes y La Crujía, y falleció en el año 1967.

Carlos Gardel y Agustín Magaldi grabaron al menos 15 temas en común.

Acquaforte -
Adiós muchachos –
Amurado –
El carretero -
En un pueblito de España - Mabel Wayne - Rogelio Ferreyra Cadícamo – Vals.
Insomnio - Américo Chiriff - José Alonso y Trelles – Canción.
La cumparsita - Gerardo Matos Rodríguez - Pascual Contursi y Enrique Maroni - Tango.
La muchacha del circo - Gerardo Matos Rodríguez - Manuel Romero - Tango.
Ofrenda gaucha - José María Aguilar - José María Aguilar – Estilo.
Por el camino - Carlos Vicente Geroni Flores - Benjamín Tagle Lara – Zamba.
Ramona - Mabel Wayne - Enrique Cadícamo – Vals.
Sonsa - Raúl de los Hoyos - Emilio Fresedo - Tango.
Sueño de juventud - Enrique Santos Discépolo - Enrique Santos Discépolo – Vals.
Te odio - Francisco Pracánico - Celedonio Flores- Tango.

Yo beso vuestra mano señora - Ralph Edwin - Luis Rubistein – Canción.

En el año 2014, se conmemoró el 56° Aniversario de la inauguración del Monumento “Alegoría de la Libertad”, obra del escultor, arquitecto Don Carlos de la Cárcova, instalada en el centro de la Plaza Libertad,  el 13 de abril de 1958




Silvia

Escritora invitada: Miriam Fernández -Haiku: Resistiré

RESISTIRÉ (Haiku) Podrán quebrarme, más nunca acallarme. Un duro junco. Miriam Fernández, Argentina. Miriam Laura Fernández , Escritora naci...