Un mundo de paz
Todos queremos un
mundo de paz. Pero qué hacemos para aunque sea poner un granito de arena y que
eso suceda?
Hay cosas mínimas
que se pueden realizar diariamente para que no solo el mundo, sino el ambiente
que nos rodea, esté nutrido por esa paz que tanto ansiamos.
Si vamos en un
colectivo, le cedemos el asiento a quien lo necesita. Si nos cruzan un auto en
la calle, en lugar de insultar al conductor, que a lo mejor no tuvo un buen día,
y no lo hico adrede, solamente lo miramos y le levantamos la mano como diciendo
“no pasó nada”. Si alguien nos atiende mal en un lugar público, podemos explicarle
que nosotros no tenemos la culpa si
cobra un mal salario, tal vez piense y razone que debe atendernos de la mejor
manera.
Es muy fácil
decirlo, lo difícil es hacerlo. Sé positivamente que nos cuesta poner una
sonrisa ante un insulto, saludar al entrar a un negocio para comprar, o
simplemente mirar. Es difícil poder agradecer el gesto simple de alguien que
nos responde al preguntar por una calle.
Últimamente noto
que es mucha la gente que insulta al otro porque sí, por nimiedades, la que
empuja caminando por la vereda sin importarle que la persona pueda caerse, la
que entra a comprar y habiendo gente, se pasa y alega que está apurado, (no
saben si los demás lo están), la que pretende que el cajero del banco le solución
su problemas porque hay mucha gente en la fila y no quiere esperar, la que
barre la vereda y le tira la suciedad al vecino en lugar de levantarla, la que
golpea la pared en vez de tocar el timbre y decirle a su vecino que le molesta
algún ruido. Los que en días de semana hacen fiestas sin importarle que los
demás al día siguiente deben levantarse temprano a trabajar, quienes ( sobre
todo en edificios), comparten el ascensor y ni siquiera se saludan, y aquellos que
consideran que son mejores que oros simplemente porque han podido estudiar o
tener una carrera importante. Como decía un viejo Ingeniero conocido “LO que
natura no da, Salamanca no presta”.
Eso es
intolerancia, eso se puede arreglar. Si cada uno de nosotros aporta un mínimo
diario para ser mejor,¿ cuanto mejor podría estar el mundo?
¿Qué les parece
si intentamos hacer una buena acción al día? Aunque cueste, ¡si cuesta vale
más!
¿Probamos? Quien
dice, esa paz interna que también necesitamos, aflore hacia el exterior y nos
ayude.
Silvia
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