viernes, 29 de diciembre de 2017

Mariana Goncalves da Silva, artista plástica: “…escaparse de acá para ir a otro tiempo”


La primera obra que ví de Mariana fue la escultura que pintó Milo Lockett en el Museo José Hernández, en el  marco del Primer Festival de muralismo en San Martín, este año.
Esa obra fue especialmente diseñada y realizada por ella y el artista plástico  Ignacio Regueiro.
Mariana, además de obras escultóricas, pinta, es profesora de artes visuales y da clases en la Escuela de Educación estética de Villa Ballester.
Nos encontramos en un cálido lugar, algo bullicioso. Digo cálido, no solamente por la temperatura exterior, sino porque Mariana es como una campanita, inquieta y su sonrisa permaneció desde el principio al final de  la entrevista.




¿Preferís trabajar en equipo?

Si, encuentro una fuerza especial cuando se hace algo colectivo. Cuando hice títeres, que hice el personaje de la Dama Vieja, para el grupo de Roxana de Teatro Integrado, lo hice en grupo. Fue hecho en papel. Luego se transformó en una  ABUELA DE PLAZA DE Mayo. Fue realizado en gran formato. Yo trabajé también en  pequeño formato, muy chiquito, un mini escenario que  estuvo recorriendo varios países. Yo realizo y ellos le dan vida.

Contame del proyecto de personajes callejeros

Está ya casi listo. La idea es con cualquier tipo de material, reciclable  o los materiales que me sobran de mi trabajo como escenógrafa, o la resina al agua que descubrí hace poco, armar personajes que se van a instalar en la calle por San Martín,. Que te tome de sorpresa cuando vas por la calle. Que te saque de contexto.Hay una que se llama “la desbaratadora” . Luego viene la parte literaria, que no la hago yo, sino Andrea, y jugamos con ese mundo de combinar las dos artes.

¿Cómo empezaste a meterte en el mundo del arte?

Yo creo que siempre estuvo  latente de chica. Cuando terminé la secundaria viajé mucho y eso me abrió la cabeza. En ese momento pensaba que iba a hacer Ciencias de la  comunicación y me metí en el mundo del fotoperiodismo. En realidad  mi vida anduvo un poco entre la fotografía, el periodismo y el arte. Mis apuntes se llenaban de  dibujos, es como que me ganaba lo visual. Siempre en movimiento las manos, y fui m echando todo. Me enganché en el viaje con la fotografía, pero me di cuenta que el arte era lo mío. Estudié en Belgrano, luego en la Berni acá en San  Martín. Hice talleres y sigo investigando.

¿Cuál es tu técnica preferida?

Me gusta innovar, pero como la escultura me gusta más y todo lo que tiene que ver con eso, modelado, ensamblado, entonces, utilizo más la arcilla pero tiene que ver con el proyecto y el lugar donde se va a emplazar. Hay materiales muy buenos, látex, la espuma expandida . Hay muchos.

¿Vos misma probás los materiales?

Yo me largo, pruebo y veo. Hice  14 esferas de 1 mt de diámetro que eran “Mundos agua” y hasta ese momento había usado resina solo en pequeño formato . Peor me salieron bien.  Anduvieron dando vueltas hasta que  llegaron definitivamente al Palacio del as aguas. Intervinimos una cada uno con un grupo  llamado “Pensión completa”, de escultores y luego que  pasaran por Tecnópolis y por Palermo terminaron ahí.

¿Cómo llegaste a hacer la escultura que pintó Milo en el Museo?

Uno va haciendo cosas y te conocen. Por haber  realizado las esferas tan grandes trabajadas en resina. La idea era hacerlo en ese material, pero al irse definiendo la figura, por una cuestión de resistencia, y al ser una figura plana, se decidió hacerla  en otro material .

¿Hiciste la escultura pensando en el tipo de dibujos que él hace?

Sí. Si yo m e ponía por mi cuenta a hacer una imagen mía, iba a haber una desconexión. La finalidad era  que la pinte Milo, y tenía que ser algo que tuviera que ver con eso.
En otro momento será otra cosa. La resina puede aguantar a la intemperie, pero no era la idea cuando se hizo esta e particular.  El emplazamiento será en Ruta 8 cerca del Museo José Hernández, para que sea  una referencia. Será en breve.  Esta fue hecha en metal, es algo grande y la hice en equipo con Ignacio Regueiro, de Valentín Alsina. A medida que las vamos haciendo, las emplazamos. La idea es ponerlas en barrios, abrirse un poco del centro de San Martín.

¿Expusiste trabajos en salas?

Sí, en un momento cuando estaba abocada a la fotografía (voy y vengo de la fotografía a la escultura)  hice varias muestras. Una fue sobre la gente que viaja en los medios de transporte, y recorrió varios lugares Carnacini, La Boca.

¿Le molesta  a la gente que la fotografíen?

Hay de todo. Está quien le molesta pero no me pasó que me pregunten. No era para marcar algo en particular. Al contrario, me preguntaban dónde las iba a publicar. Es un poco invasivo a veces. Hay que ser cuidadoso, pensarla y sacarla rápido. Con “Pensión completa” (el grupo de artes visuales) hicimos también muestras. Arrancamos en la biblioteca Rivadavia en su momento de crisis. Estuvimos en Entre Ríos y viajamos bastante.
Ahora estoy hallando más  el rubro que me gusta. Los títeres y lo tridimensional es difícil, de ahí  que está el proyecto de hacer obras en la vía pública. Son de 1 metro, más o menos

¿Te gusta la lectura?

Sí, me gusta. Liliana Bodoc me encanta.

Literatura infantil

Sí, yo vivo… no en la fantasía, pero casi. He hecho estos personajes porque la propuesta es escaparse de acá para ir a otro tiempo, cuestionar  si este tiempo o el otro es el real. Algo así.

¿Qué libro que leíste te gustó más?

Por ahí “La saga de los confines”. “Rayuela” …me marcó. Esos libros que uno siente que  te dejan o te modifican algo profundo o una caricia al alma. Una de las acciones que hicimos con “Pensión completa”, que tal vez pasa desapercibido, fue todo el túnel de Ballester, pegatinarlo de pinturas, y con frases que decían “no pidamos deseos, construyamos deseos”
Yo disfrutaba que la gente se detenga y lea, lo toque, piense. Esas acciones son las que valen.

¿Qué profesor te marcó en tu actividad artística?

El maestro Antoni o Pujía. Su modo de transmitir. Especial, para mí es de los mejores maestros de la escuela, cambió mucho el concepto de cercanía con el alumno. Es más humano, no tan lejano como maestro/alumno, está cerca de la gente, no es a las apuradas una obra, hay que pensarla, lleva tiempo, no hay apuro. Hay una tendencia a hacer mucho y rápido, y no es así. Hay que habilitar el espacio de realización, dar la posibilidad de hacer. Horas y horas de trabajo. El marca pero también transmite esa idea, es mi gran referente. Trabajo como docente en proyectos de arte y somos cuatro profesores que intentamos que los chicos se abran en un espacio increíble. Tienen cuatro disciplinas, y también para nivel adolescente. Hay que equilibrar. Como cierre hicimos un trabajo combinado con colores y música.

En cuanto a escenografía ¿qué más hiciste?

A veces se trabaja por encargo, campañas de empresas de salud,  partes del cuerpo por dentro, donde la gente podía entrar, por ejemplo una campaña de cáncer de mama, y es muy grande. Un trabajo enorme. Parte lo hice yo sola y parte en equipo. Otra del corazón por dentro. Al principio me parecía raro pero una vez ahí, me encantaba el trabajo.

Mariana sigue sonriendo. Sigue trabajando. Fíjense bien cuando anden por el barrio a ver si alguna de sus obras enormes está por ahí. No quiso decir dónde, seguramente pronto las veremos y nos sorprenderemos  por algún detalle.

¡Gracias Mariana!



 Silvia

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