Una encuesta realizada por una empresa consultora
alemana, dio como resultado que en Argentina se leen más libros que en Alemania
y Francia. Entonces: ¡a leer!
Recuerdo cuando
mi maestra de primer grado, me hizo leer las primeras páginas de mi libro
nuevo. Yo había aprendido a leer, antes de comenzar el colegio, cuando mi mamá
me llevaba con ella al centro a trabajar. Leía los carteles en las estaciones
de subte, en la calle, en el tren. Así fui de a poco, aprendiendo las letras y
a hilvanar oraciones simples.
Una tarde de
otoño, la maestra me llevó aula por aula, para hacerme leer, no recuerdo qué
cosa de aquel libro, y tomando la hoja por la parte superior con la mano
derecha, y sosteniendo el libro con la izquierda (cosa que no vi hacer jamás a
otra persona, a menos que sea un especialista), leía una y otra vez delante de
los alumnos de primaria.
No me gustaba
estar al frente del aula. Mi timidez era muy grande pero no me quedaba opción.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivq2-hXgaoS8po6A04n4VsuhtBEVhbHdBbfXvEwACIE-q3DmCjJ8auiSVT4UCjrx34ydx6DwsIXCuRY846dmK48aAYi3f2G5RzJdCbDPdoBV4_rUQKuroQ5Z7BKu4u9xGKwk-m9-TXcFA/s320/libros.jpg)
Con esto no quiero generalizar, ya que
hay excepciones, pero la lectura forma y no sólo eso, hace que nosotros muchas
veces nos sintamos parte de ella.
Leí por ahí que
un libro nos permite escapar de las tensiones cotidianas, y varios otros
beneficios reales para nuestro bienestar. Perdernos en un libro y hasta llegar
a creernos parte de él, frena el deterioro cognitivo, mejora el sueño y hasta parece
que cuanto más fuertes son las habilidades iniciales de lectura de una persona,
más inteligente es.
Por todo esto,
sugiero que al menos se lea por 6
minutos -ya sea un periódico o un libro- para reducir el ritmo cardíaco y la
tensión muscular.
Tal como
decía Cervantes: “"El que lee mucho
y anda mucho, ve mucho y sabe mucho."
Silvia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario