jueves, 28 de diciembre de 2017

EL PODER DE LA LECTURA


Una encuesta realizada por una empresa consultora alemana, dio como resultado que en Argentina se leen más libros que en Alemania y Francia. Entonces: ¡a leer!

Recuerdo cuando mi maestra de primer grado, me hizo leer las primeras páginas de mi libro nuevo. Yo había aprendido a leer, antes de comenzar el colegio, cuando mi mamá me llevaba con ella al centro a trabajar. Leía los carteles en las estaciones de subte, en la calle, en el tren. Así fui de a poco, aprendiendo las letras y a hilvanar oraciones simples.
Una tarde de otoño, la maestra me llevó aula por aula, para hacerme leer, no recuerdo qué cosa de aquel libro, y tomando la hoja por la parte superior con la mano derecha, y sosteniendo el libro con la izquierda (cosa que no vi hacer jamás a otra persona, a menos que sea un especialista), leía una y otra vez delante de los alumnos de primaria.

No me gustaba estar al frente del aula. Mi timidez era muy grande pero no me quedaba opción.


Luego de haber leído por años infinidad de textos, apuntes, cartas y todo tipo de información que me interesó, descubro que no todos los chicos leen lo suficiente . El hábito de la lectura, ya sea digital o en papel, fue mermando con el paso del tiempo. Si bien muchos adolescentes disfrutan de literatura fantástica, muy de moda en estos tiempos, la falta de lectura es notable. Esto trae aparejados problemas de fluidez en el vocabulario, falta de imaginación y contacto pobre a la hora de una charla frente a frente. Con esto no quiero generalizar, ya que hay excepciones, pero la lectura forma y no sólo eso, hace que nosotros muchas veces nos sintamos parte de ella.

Leí por ahí que un libro nos permite escapar de las tensiones cotidianas, y varios otros beneficios reales para nuestro bienestar. Perdernos en un libro y hasta llegar a creernos parte de él, frena el deterioro cognitivo, mejora el sueño y hasta parece que cuanto más fuertes son las habilidades iniciales de lectura de una persona, más inteligente es.

Por todo esto, sugiero que al menos se lea  por 6 minutos -ya sea un periódico o un libro- para reducir el ritmo cardíaco y la tensión muscular.
Tal como decía  Cervantes: “"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho."


Silvia 

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