Muchos de ustedes saben que uno de mis poetas preferidos es Federico, aquí va un pequeño homenaje a él.
En un agosto, en estío,
rodeado de altos olivos,
moría en gran Federico,
poeta de los toreros.
Corbata de lazo llevaba
el fumador granadino,
la falange cruel
lo sabía su enemigo.
Azahares de profundo aroma,
en su fin lo acompañaban,
Neruda y Mistral a lo lejos
lo lloraban.
El, quien decían
que más daño hacía
con un poema que con un arma,
lentamente moría.
Treinta y ocho años tenía,
lo mejor de la vida,
y ante los fusiles fríos,
entregaba su vida.
Hoy lloran sobre su morada
elegantes casas de campo,
su cuerpo suspira cual su cante jondo
y Yerma, con lágrimas lo aclama.
Pobre de tí, Federico:
de tu vida alegre nos quedan
nada menos que grandes romances
de gitanos eternos,
una Boda de sangre colmada,
una Prodigiosa Zapatera
y tus poemas dentro de mi alma.
Silvia
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