viernes, 29 de julio de 2016

La casa de Ernesto Sábato, un legado que impone memoria y nos llena de orgullo










Su hijo lo describe como “un padre vital y militante”. Y así fue Don Ernesto. No solo un excelente escritor sino también alguien que supo guardar entre sus bienes más preciados a su familia.
Como  titular de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y responsable del prólogo del “Informe Sábato”, el libro que documentó el horror de la última dictadura (1976-1983) y permitió sentar en el banquillo a los miembros de las Juntas Militares.


Tuve el honor de estar presente con mis libros en el stand dedicado al escritor, este año en la Feria del libro de Buenos Aires, donde la Municipalidad de Tres de Febrero nos permitió gentilmente formar parte junto a una excelsa obra de autores de Tres de Febrero, sin pertenecer a esa localidad, lo que demuestra que no estamos tan lejos de unirnos en las letras y en las ideas.
Visité  la casa de Don Ernesto, paseo que tenía postergado desde hacía tiempo. Si bien había pasado por la puerta varias veces, no había tenido oportunidad de entrar a la casa de árboles altos y añejos. Esta vez me decidí y concerté la cita con Luciana, su nieta, la  encargada de mostrar el legado desde el 2014, donde el escritor vivió con su esposa Matilde hasta “casi los cien”.
Ya al llegar a la puerta y ver en la vereda de enfrente, sobre el paredón del Club Defensores de Santos Lugares el enorme mural con su rostro, hizo que la emoción comenzara a invadirme. ¿Cómo puede ser que viviendo tan cerca, jamás lo haya cruzado? Cosas del destino, pero esta vez me metería de lleno en sus recuerdos, sus vivencias, sus libros, que  no es poca cosa.
Acompañada de un matrimonio ecuatoriano, sus dos hijas y otra pareja más, entramos a conocer ese maravilloso mundo…

Luciana, comienza el relato así:
“La casa tiene un enorme jardín adelante como habrán visto, pero aunque parezca que está abandonado, está así por una voluntad de mi abuelo, vieron que es como “medio selvático”. El decía que quería que esté así,  que se caigan las hojas y sin podar.
Me hice cargo de la puesta en valor de la casa , soy arquitecta, y  nos llevó un año y medio  pero dos años, a que nos den el dinero para hacerlo, en 2013. Eran $500.000.  Quedaron partes de la casa sin arreglar, espero poder hacerlo en algún momento. Se cambió el gas, el sistema pluvial, cloacal, la parte eléctrica…mucha obra.
Mis bisabuelos vienen de Calabria: el  papá de Ernesto, del sur de Italia, y  la madre  de Albania, una ciudad de inmigrantes albaneses que cruzan a Italia expulsados por los turcos. Se casan allá, y embarazada de su primer hijo vienen a Buenos Aires y trabaja en la colocación de adoquines.Se pelea con su hermano y se va a vivir a Rojas. Primero instala una carnicería, que luego cambia por un molino, lo amplía y abastece toda la zona. Ellos tienen 11 hijos de los cuales sobreviven ocho. Mi abuelo es el anteúltimo. Se cría con dos sobrinos, hijos de l primer hijo de mis bisabuelos, todos varones. En la casa “no se podía llorar” (había una sola mujer que era mi bisabuela), tampoco se podía hablar en la mesa (una vida austera y difícil).
Mandan a mi abuelo  La Plata a estudiar el secundario, donde conoce en tercer año a mi abuela 
Matilde. Era muy molestado en la escuela, por venir del interior y por sus ideas políticas. Recién ahí, cuando él se reúne con gente de las mismas ideas lo comienzan a tener en cuenta. Estudia física y matemática  (hace el Doctorado) .Trabaja, da clases en la Facultad y en escuelas secundarias y cuando está haciendo el doctorado lo llama Hussey, lo convoca a trabajar al laboratorio de Madame Curie. El empezaba a dudar de todos los descubrimientos de la ciencia y se da cuenta que no se iban a usar para medicina, como la fusión de átomos, que se utilizaría para la bomba atómica. Tuvo siempre una visión hacia adelante . Hoy que leo cosas que escribió, me doy cuenta que su visión es la de ahora, actual.
Al dudar de la ciencia quiere dejarla, y al mismo tiempo se reúne en bares de Paris, con Breton, Dominguez, pintores y escritores que le dicen que deje la ciencia. Eso lo hace dudar más y se da cuenta que no es lo que él quiere hacer. Comienza la segunda guerra, refuta una teoría en un laboratorio de EEUU y se vuelve a Buenos Aires. Ya  viene con idea de dejar y se retira a Córdoba, a un pueblo a 6 kms. de Carlos Paz, para pensar. Federico Valle, dueño de esta casa donde estamos, le alquila en Pantanillo. Ahí escribe “Uno y el universo”, en una especie de tapera, como él contaba.
SI bien lo visitaban algunos científicos para convencerlo que vuelva y  no lo logran. Vuelve a Buenos Aires y le devuelve a Houssay lo que había investigado, o sea que no queda nada de esos escritos.
Houssay, por 30 años le retira la palabra hasta que mi abuelo publica “Sobre héroes y tumbas”. Recién ahí, le envía una carta donde le dice “ahora entiendo por qué dejaste la ciencia”.
Decide dedicarse a escribir.  Valle, lo invita a Santos Lugares a conocer esta casa, y se enamora de ella. Valle vivió en el sótano 13 años, y ellos vivían arriba. Como el alquiler era bajo, podía dedicarse a escribir. En el año 1945, ya estaba la familia completa. Valle era empresario y productor cinematográfico, director de cine y estaba relacionado con la cultura. Trajo a Jorge Amado, a esta casa, en 1043, escapando de la dictadura de Brasil. Este lugar se usaba para armar escenarios de cine, dibujos animados que fueron creados antes que Disney. Valle realizó la primera toma aérea hecha en Europa, desde un avión que piloteó WIlbur Wright en Centocelle , en las afueras de Roma. Un incendio destruyó todas sus instalaciones y archivos y cuando intentó vender las ediciones del noticiero,"Sucesos argentinos, que se proyectaba antes de las películas en el cine, un documento valiosísimo, pero ningún particular o entidad oficial se interesó y sólo fue adquirido por una fábrica para aprovechar el celuloide para fabricar peines. Entonces  fue ahí que decidió irse a vivir con su hija.


Nos muestra la enorme cantidad de libros que hay en las bibliotecas. Luego de la reparación de la casa, fueron colocados en el mismo lugar exactamente.
Ahí se dio cuenta que todos los libros habían sido  leídos por Sábato, y hay anotaciones y marcas en cada uno de ellos. Hay algunas traducciones de sus obras, en varios idiomas, como al kurdo, entre las últimas. Su abuela, su papá y su tío eran muy lectores, todos consultaban esos libros. Hay sobre historia, esoterismo,  literatura, variados temas.
Sobre un lado de la sala, hay obras de artistas plásticos que le han regalado. Hay estatuillas y adornos. Una sola parte de la biblioteca pertenece a Matilde, su esposa, digamos que es la parte “femenina “ de ese rincón. Sábato conoció a Matilde cuando ella tenía 17 años, y el 24, dando charlas a alumnos sobre anarquía. Al ser ella  judía, su familia se puso en contra y se escapó de su casa para vivir con el escritor hasta su muerte.
                                   
Ella era  quien hacia que Sábato no queme lo que escribía, le corregía todo, era su editora personal. Cuando él decide quemar su libro recién escrito, “Sobre héroes y tumbas”, ella se enferma y recién mejora cuando le dice que no lo va a hacer.
Su familia le publicó dos libros a Matilde, cuando ella tenía avanzada edad y su enfermedad estaba avanzada: uno de prosa y otro de poesía. Para Luciana es “La” escritora.
Nos lleva hacia otro sector de la casa, el jardín, donde pasaron más de 25.000 personas cuando se hizo el Festival Sábato en el mes de junio. Ese jardín era de su abuela, la prolijidad y romanticismo que no tiene el del frente. Matilde trabajó en una fábrica rellenando dentífricos, fue periodista, estudiante de ingeniería, y siempre fue la ayuda para que él pudiera escribir. Jamás la vio cocinar ni limpiar, su vida era especial, como de otro mundo. Abajo está el sótano, donde vivía Valle, y muchos de los que eran perseguidos por l dictadura. Esta parte de la casa no está reparada porque hay filtraciones. La idea de Luciana, es hacer una muestra de CONADEP, con fotos, pero aún no está en marcha.
Al fondo del jardín, vemos la estatua de  Cere, que se menciona en “Sobre héroes y tumbas” y fue mandada a su abuelo por el Intendente cuando se publica la obra. La otra versión es que vino un fanático y se la trajo. Prefiere la primera versión , aunque en esas épocas se robaban muchas estatuas…De hecho hay que ir hasta Parque Lezama  y ver que falta una de las estatuas.

 En otro mueble, está la colección completa de la Revista Sur. Victoria Ocampo fue quien le publicó la primera edición de  su libro, ya que lo llevaba a las editoriales y era rechazado. Recién ahí, las  editoriales lo llamaron para publicar. Victoria lo había invitado a participar en una de las secciones de la revista, ahí conoce a Bioy Casares y a Borges.

Camus le hace una excelente critica, y el libro se publica en Francia. Mi abuelo no había estudiado ni  literatura ni letras, por eso por mucho tiempo fue segregado de esos grupos literarios”.
Seguimos esta vez hacia su escritorio, que antes estaba en los cuartos de adelante, y lo llevaron al medio de la manzana, alejado del ruido y de la calle, y tal vez de los posibles ataques que lo mantenían alejado del frente de la casa”

La máquina de escribir sigue intacta en su lugar, la misma con la que escribió cientos de páginas…
La vista hacia el jardín es inspiradora. Hay cajones donde se conservan cartas que le enviaban, todo en perfecto orden, era un obsesivo del orden, según cuenta Luciana, y se puede ver…
Nos va pasando videos que había realizado su hijo Mario durante toda su vida, y el mismo escritor cuenta lo mal que le hacía vivir en el desorden. Cuenta también que devolvió una máquina que le regalaron y volvió a su vieja compañera, porque le parecía demasiado complicada.
Sábato pintaba también. Al costado de su lugar de escritura, está su atelier. Pintaba todos los días. Cada uno de los cuadros está conservado y solo un fue vendido en una oportunidad.
Su hijo Mario, deja la escuela secundaria, y se dedica al cine. Filma como trabajo práctico el camino de un libro, y gana el primer premio, que era mucho dinero para la época. Se lo da  sus abuelos y compran la casa de Valle.
Una de las películas de Mario Sábato fue “Ernesto Sábato, mi padre”, ganadora en los Festivales  Internacionales de Málaga, de Mar del Plata y de Colombia.  Don Ernesto vio solamente algunas partes, ya que según Luciana “era muy conmovedora”.
Sobre una mesa, están algunas de las obras del escritor, se pueden adquirir para colaborar con el mantenimiento de la casa, ya que no se cobra entrada para visitarla. También están la película y algunas fotos.
Salimos hacia el patio del costado, hermosamente rodeado de verde, y con la vista hacia el frente, de árboles altos y añosos. Ahí nos tomamos la última foto, el grupo completo que pudo disfrutar de la visita. Luciana es muy cálida, hizo la reseña de una manera cordial, con la calidez que le da el hecho de ser la nieta de uno de los grandes escritores que hemos tenido.
Don Sábato, permítame decirle, dondequiera que esté, que puede quedarse tranquilo, siguen manteniendo el orden y la pulcritud que usted tanto amaba, el jardín del frente sigue repleto de hojas secas, el del fondo, con pasto verde y con la estatua de Cere…ud sabrá la historia. Afortunadamente seguiremos compartiendo sus libros, sus historias, su casa, y guardando en nuestros corazones la pasión con la que usted escribió. Esa pasión que sale de cada hoja de sus libros.


El estudio del escritor

Su sala de arte


El  orden de sus archivos



Luciana Sábato firma una foto de su abuelo










Gracias Luciana!
Silvia




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