Bárbara abrazó a su mamá y luego a mí. Cuando la doctora le dijo que me dibuje, ella le preguntó "es vieja, mamá?" " No, no es vieja, es como yo, Bárbara!". Así que tomó un papel y una birome negra , me miró y en segundos me dibujó.
Me quedé helada, no por el parecido con mi rostro, que era una caricatura, sino que interpretó los rasgos más sobresalientes, como los ojos grandes y el pelo largo.
La felicité y me agradeció cariñosamente.
Su mamá me siguió contando que además de darle el certificado común en la escuela, le van a dar uno por su esfuerzo y por haber cursado a la par de chicos que no tienen su problema.
También me contó que le gusta leer, entonces le mandé por mail unos relatos que yo escribí, para que ella dibuje, ya que le gustaba.
A continuación, van los relatos con los respectivos dibujos. Ustedes mismos piensen ...sepan que con esfuerzo y constancia todo se puede. Si ella puede,¿ por qué no nosotros, muchas veces que nos sentimos abatidos?
Saquen sus propias conclusiones.
Casualidades
El pequeño café
de la estación de servicio estaba apenas concurrido. En un par de mesas,
turistas de fin de semana conversaban sobre los proyectos a corto plazo y lo
que iban a hacer y dejar de hacer
durante los siguientes tres días.
El, sentado al
fondo del salón, debajo del televisor que mostraba las noticias, leía el
diario. Ella, en la otra punta escribía
, mientras los camiones y autos corrían a lo largo de la autopista, ya un poco
despejada.
No habían notado
su presencia ninguno de los dos. Cada uno estaba concentrado en su tarea. El
primero que levantó la vista fue el. La vio, detrás de sus lentes oscuros, con
la lapicera en la mano, borroneando sobre una servilleta.
La miró, la
recorrió de pies a cabeza. Algo le había llamado la atención. Sola,
escribiendo, parecía estar esperando a alguien.
Dejó el diario a
un costado y pretendió mirar el televisor cuando ella levantó la vista.
Recorrió el bar con la mirada y volvió a escribir quien sabe qué, sobre su
servilleta. Se recostó en el sillón y cerró los ojos.
Algo vino a su
memoria y prefirió abrir los ojos antes que recordar. Un par de lágrimas
rodaron hasta su cuello. Aun así siguió con su tarea. El la miraba obnubilado
con el diario en la mano.
Cuando terminó de
escribir y se acomodó, o vio parado a su lado con pañuelos en la mano.
-
¿Puedo
ayudarte? Tal vez los dos estemos pasando por algo parecido.
Ella se levantó y
lo abrazó. Los pañuelos cayeron al piso. La brisa desde la puerta voló la
servilleta sobre un cantero. En el primer renglón se leía “ el pequeño café de
la estación de servicio estaba apenas concurrido…”
El sonido de una voz
David está triste hoy. Sé que está triste. Sus
ojitos no tienen el brillo de otros días.
El no puedo expresar su dolor de otra manera.
Lo conozco tanto que se positivamente que está
triste. Su mirada no mira, me traspasa como un cuchillo en la carne.
¿Què hago? ¿Cómo resuelvo este rompecabezas
que se me desarma en las manos?
David es alegre. Yo se que cuando esboza una
sonrisa, me quiere decir algo, pero no lo hace. A pesar de todo lo entiendo, le
respondo, le hablo. El camina mirando la nada, busca algo en su cajoncito y me
lo trae. Jugamos juntos hasta que cae cansado sobre su cama con olor a flores.
Duerme como si estuviera rodeado de ángeles.
La blancura de su cutis contrasta con lo
oscuro de su cabello.
Yo lo miro, y me quedo petrificada pensando en
su futuro. El astronauta, el doctor, el artista quedaron atrás. No importa eso,
solo interesa que pueda ser él mismo. Solo me importa que me hable, que me
indique el camino a seguir. Lo amo tanto, tanto que si me pide una estrella, me
quemaría para traérsela, y dejarla apoyada sobre sus manos tibias.
David es el sol, es quien cada mañana me
inyecta esa dosis de felicidad para seguir adelante.
Está perfectamente capacitado para hacerme
sonreír y sentir que soy lo mejor para él.
Esta tarde, sentado sobre su acolchado
mullido, encastró por fin, las dos últimas piezas de su puzzle. Una aventura
que no olvidaremos fácilmente.
Un mañana, tal vez, cuando el sol entre por la
ventanita de su cuarto, él se levante de la cama, corra a la mía, y me diga
“mamá”. Ese mañana si, que seré plenamente feliz.
Inspiración
Con alma de poeta escribo mi canción,
me inspiran las musas que vuelan
alrededor.
Mirando el sol cálido, la nube que
pasea,
la brisa fresca y tierna, el verdor
del pasto
en el campo sembrado.
La dulce golosina pegada en la sonrisa
de un niño que pasea, sin rumbo ni
tiempo.
La risa de un payaso , el soñar de un
cantor,
el andar de un viejito, que pasea sin
bastón.
Me inspira el brillo de la luna sobre
el agua,
el candor del llanto de un bebé,
una flor colmada de rocío, una simple
declaración de amor.
Me inspiran las palabras más simples
y sencillas,
las opiniones fuertes, una buena
conversación.
Me inspira el abrazo de un amigo, de
un amor,
de un hermano, de los hijos, de una
madre, de un dolor,
de la alegría pura, de la angustia
incierta.
Me inspira el pensamiento de un
escritor
que vuelca en una hoja su timidez
cautiva, su alegría o su dolor.
Me inspira abrir los ojos y sentir
nacer el día,
me inspira, el amor.
según Bárbara, quien escribe es una elfo |
Gracias Bárbara!
Silvia
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