José Angel. Un
ícono de la canción, más que nada un Señor cantante que tuvo el privilegio de
ser acompañado por el quinteto de la Fundación Piazzolla, con Piazzolla mismo,
el Sexteto Mayor, actuar en el Carnegie Hall de New York, en el espectáculo
Tango Magic, donde grabó un programa especial para Sony Television. Hacer de
cura en una obra de teatro famosa como “El diluvio que viene” o acompañar a Sandro en los noventa, en el
programa que le dio un Martín Fierro.
Dueño de un
registro de barítono, es afinado, tiene potencia y es fiel exponente de una
generación de vocalistas que interpretan lo que cantan .
Entre sus
producciones discográficas se destacan: Balada para un loco (1975), Y ahora yo
(1990), Aguante barrio (2001), El ángel vive (2003), grabado junto a la
Camerata Porteña y junto al pianista Juan Carlos Cirigliano: Sólo para dos. ¿Más
espectáculos musicales? Canta, canta, canta, , El patio de La Morocha, Lo que
me costó el amor de Laura, Ya vendrán tiempos mejores, El Principito. Además,
compartió escenario con músicos y cantores de todos los géneros como: Estela
Raval, Víctor Heredia, Alberto Cortez. Realizó giras por América presentándose en diversas salas
y canales de TV (Chile, Perú, Uruguay, Paraguay)
Me recibe en su
casa. Un placer para mí, poder tener enfrente a quien he ha hecho emocionar con
sus temas como “Amor desolado”- José
Angel es mágico. La voz, es la misma que cuando allá por 1983 compré el “long play” con sus canciones. Las
veces que habré escuchado eso en “Cielo
cerca”. Las veces que repetí :” Yo lo
puse todo,vida cuerpo y alma,ella, Dios lo sabe, nunca puso nada.”
Me da la
oportunidad de poder conocerlo personalmente y charlar un rato, en el living
cálido de una mañana de casi primavera, rodeada de cuadros que tienen historia.
Uno hecho por la esposa de Ferrer, fotos a montones, colgadas en las
paredes y el olorcito a algarrobo de los
muebles. Aún teniéndolo ahí, tan cerca, no puedo creerlo. Pensaba tutearlo, pero
no me animé, era demasiado grandioso para mí estar ahí, y le debía respeto,
como al ídolo que es
En 2013, la
Legislatura porteña lo declaró Personalidad destacada de la Cultura en un
emotivo acto en el que se le definió como una voz excepcional de la balada y un
“verdadero embajador”¿Qué significó para usted ese reconocimiento?
(Se emocionó por primera vez en la entrevista. Habría otras más, cuando
mencioné a algunos de sus amigos).
Es mucho, es mucho porque es tu ciudad…donde naciste, donde encontraste tu camino, donde
están mis hacedores, que son mis maestros. Autores, compositores, y aparte es
la ciudad de Discépolo, de Gardel, de Manzi ,de Ferrer, de Piazzolla. Que esa
ciudad me reconozca como personalidad es un gran premio.
El personaje del padre Silvestre en El diluvio que viene ¿marco un antes y
un después en su carrera?
El personaje no, la obra sí. A mí me
ayudó muchísimo, me hizo crecer como intérprete una barbaridad porque era la
primera vez en la vida que cantaba sin micrófono. Sin nada en la mano. Los
cantantes somos medio hemiplégicos, no sacan
el micrófono y… Pero ahí había que cantar actuar entender la situación,
un trabajo teatral que me enseñaron, bailar, que a mí no me gusta.
Pero lo lograron
Si, fueron ocho horas por día. No,
más doce, horas, tres meses y los domingos
que había descanso me hacían ir ocho horas. Lo que había que hacer ahí
lo hice graciosamente. Como me decía el coreógrafo “el cura no tiene que bailar
bien, si baila un poco torpe es gracioso, pero te quiero suelto, que sepas que lo vas a hacer y lo vas
a hacer bien, eso va a dar resultado” Y así fue.
Piazzolla fue a ver la función y
dijo ¿“Cómo hicieron para que se mueva este?” El que baila nunca canta, a i no
me gusta nunca me gustó ir a bailar, ni de joven i de grande, solo cantar.
En su disco de 2015 el poeta de
Banfield Daniel Daneri, hizo el tema
“Hay que decir ahora”, del sello Utopía. ¿Cómo fue la grabación de aquel
disco?
Daniel es un gran poeta que conozco
hace muchos años, con un poema maravilloso que escribió para Armando Tejada
Gómez ese hermano que no está , dice “el poema con razón y con justicia…Armando
no está” pero a ahí lo conocí. Cuando empecé a preparar ese disco me acordé de
él. Lo llamé y le dije, “¿Vos tenés algo para musicalizar?” Me dijo:” Yo te
mando un material” y ahí estaba “Hay que decir ahora”. mi pianista Osvaldo
Belmonte le p uso música y lo grabamos. Me parece un poema muy lindo.
¿Cuánto hacia que no grababa?
Ocho años.
¿Qué pasó luego de tanto tiempo? ¿Cómo se sintió?
Fue lindo porque el laboratorio de
grabación, los compañeros, el productor que tengo Hugo Casa, que para mí es el
mejor que hay. El empujón de Hugo que me decía “hace mucho que no grabás…el
disco es tuyo, poné vos cosas, que tenga cosas tuyas”. Me puse a componer. Le puso
música él otras yo, y fue un lindo trabajo, a pesar del momento duro en lo
personal. El disco siguió adelante y ya está en difusión.
¿Cielo cerca es de Porta, no suyo, verdad?
Sí, Porta es una maravilla. Canté
muchas obras de él, igual que “Las cosas por su nombre”
Además de canciones, escribió cuentos…
Sí, eso es un vicio oculto. Escribo
cuentitos hace rato. Una vez estábamos con mi mujer en un bar en pleno Parque
Patricios, (yo soy cuervo) estaba en territorio enemigo, esperando a mi hijo.
Un bar hermoso en Caseros y Labardén. Entro a ese bar y el día estaba gris,
nubladón, pero el lugar era mágico, tenía plantas, era un lugar especial. Se me
ocurrieron ideas de cosas que podrían pasar ahí, y salió una serie de cuentos
“Bar de los milagros”, pero no merecen ser conocidos. Otro se llama” 2001”, que
escribí luego de lo que nos pasó con los asaltos. Hay ensayos y otras cosas,
pero tengo mucho respeto por la gente que escribe. No se trata de la crítica,
se trata de mi propia valoración. Yo leo Fontanarrosa, García Márquez, Dolina,
y uno tiene un parámetro de lectura que
es grande. Cuando era chico me decían “Librito” porque leía mucho. Queda acá.
Mirá lo que escribió el viejo…
Con ese mismo concepto nadie se animaría a cantar escuchándolo a Trelles…
No pasa por la comparación, sino por
la distancia que veo que existe entre la gente que tiene oficio para contar,
para redactar y los que no lo tenemos. Seguro que yo haré una canción mejor que
otro que no escribe canciones, porque sé combinar las palabras, las medidas, la
experiencia que ,e permite decir que sé hacer una canción, pero no sé cómo hacer
un cuento.
¡Yo quiero leerlo!
No,no.
Al leer mucho se copian ciertas
cosas…
Sí, claro, sí, salen cosas.
¿Cuál es su escritor preferido, o escritores?
Cortázar, Borges, Imbert que no
tiene prensa, es cordobés.(N de la r:
(Córdoba, 12 de febrero de 1910 -
Buenos Aires, 6 de diciembre de 2000) fue un escritor, ensayista, crítico
literario y profesor universitario argentino.) Escribe muy buenos cuentos.
Hay muy buenos cuentistas como Denevi. Borges también en poesía. Los cuentos de
Borges son muy buenos. “Jacinto Chiclana” me
parece una hermosura. Astor le puso música a poesías de Borges.
Piazzolla
significó un paso importante en tu carrera, ¿cómo se conocieron?
Yo cantaba en un
programa de televisión que era un certamen de grandes autores y
compositores, como Cátulo Castillo, Expósito, Eladia Blasquez, Cacho Valles,
Dávalos, Falú, Ariel Ramírez, interpretados por
tipos desconocidos, que éramos nosotros. Lo producía Dino Ramos. Ahí
canté unos cuantos temas, estrené “Río de tigres”, y uno de Victor Heredia, “
Esta mañana llueve”. Una de esas noches
(yo estudiaba con el maestro José Carli, amigo personal de Piazzolla),
Piazolla fue a cenar a la casa de Carli, y vieron el programa. Yo canté un tema
de los Andariegos “Oración a la vida”. Y Astor le preguntó “¿Y este quien
es?” “Trelles, le dijo Carli, estudia
con nosotros”. “Este es el tipo”, le dijo Astor a Ferrer, y Ferrer le dijo,
“si, este”. Año 1969. Ninguno me duijo nada a mí. Al día siguiente me fui a RCA, donde había un
queridísimo maestro que me quería hacer grabar y no me dejaban. José Finkel, que me defendió a
capa y espada. En la oficina de al lado estaba Piazzolla, que me vio. Finkel
atiende el teléfono y dice “Bueno, ahora te lo llevo”. Piazzolla dice que sos
el tipo nuevo que mejor canta en
Argentina. Yo dije que no, que no iba, que no iba. Cuando me voy , en la salida
de Paroissien, vine Astor, y me dice
“Pibe, vení!” y me da uno de esos bifes de cariño que te aflojaban las muelas.
“Te escuché anoche en lo de Pepe Carli, te felicito, cantás muy bien, no te
enviciés, no cantés tango, bo…., cantá en serio como anoche y algún día se va a
dar”: Y casi me muero. Le conté a Carli y no me dijo que ya se lo había dicho
antes. En el `75 le manda una carta al Negro Merellano que decía que le
pregunte a Trelles si le interesa cantar con el Octeto. Y así empezó. Me llamó
y fue la etapa más feliz, más rica e inolvidable de mi carrera. No viví nada
parecido ni cerca. Canté en los mejores
teatros del mundo, con grandes orquestas.
Me dirigió Guidon Kremen, canté con la Sinfónica de Caracas, en el
Colón, pero lo de la experiencia de cantar con Piazzolla, a metro y medio
tocando el bandonéon, además de incomparable es intransferible, no lo pudo
explicar, demasiado grande. Era terriblemente perfecto, dolorosamente perfecto.
Era cardíacamente peligroso. El se reía mucho de mi miedo. El día que canté en New York,en el
Carnegie Hall , me asomaba por el agujerito detrás del escenario, veía el
teatro lleno y me preguntaba “qué hago acá?” Cantó Chick Corea, y yo ahí. Piazzolla
me tocaba el hombro y me decía “te toca a vos, ¿sabés que todo los años toca
Sinatra acá?”. “Por favor, ¿por qué me dice eso ahora””, “Porque te noto un poco
durito, ablandate que los matás!” Yo
confiaba en él y él en mí. Me daba un respaldo y lo noté con el tiempo. Un día
hablábamos del miedo de defraudar. Lo que él me decía era “Vos pensá que acá
viene a verte un matrimonio, que el tipo
sacó las entradas, mandó el traje a la
tintorería, la señora fue a la peluquería, dejaron a los chicos con alguien,
los van a buscar, y todo eso para escucharte a vos. Pensá en eso y va a ver que
estás más tranquilo en lo que das. Pensá con esa responsabilidad, en el sacrificio
que hace la gente para vernos”.
¡Pero eso era más
presión todavía!
Fue maravilloso. Uno sale con un objetivo más claro que
“mirá qué lindo canto”, sino “Te quiero emocionar”.
Es que la voz
escuchada en vivo es diferente, a mi me
emociona escucharlo así, en vivo acá, al lado mío.
Bueno, acá estamos.
Su amistad
con Sandro y Rubén Juarez
Roberto fue mi hermano, más que un amigo, compañero de
trabajo o colega, fue mi hermano. Tuve un hermano que se llamó Roberto Sanchez.
Es un vacío impresionante el de él, el de Rubén Juarez…
(Y ahí vuelve la
emoción)
Me dejaron huérfano. El abrazo del negro Juarez es de las
cosas más tiernas, más sinceras que recibí en mi vida. El negro te abrazaba
acá, abajo, te agarraba de la cintura y apoyaba su cabeza en el pecho. Eso me
pone mal, me faltan dos pilares importantísimos de mi vida. No solo eran solo
hermanos sino que nos llamábamos por cualquier cosa, qué hago con esto, qué te
parece. De golpe perder todo eso. Tengo una relación parecida con Dany Martin,
pero quiero decir que son únicas esas relaciones. Para mi Juarez es el artista
más grande que tuvimos. No he viajado por el mundo al cohete. Tomaba un avión estabando
en Amsterdam descansando y viajaba a
Bélgica para ver a Aznavour. Y volvía. Y ví a Sinatra y a Tony Bennet en vivo,
a Lisa Minelli a Shirley Mac Laine que
me arrancó la cabeza esa mujer,. Vi a Rafael, a grandísimos showman en vivo,
pero ese negro con un bandoneoncito, un perticable, una luz, nada más, nadie me
arrancó la cabeza de esa manera, nadie me hizo sentir lo que me hizo sentir ese
negro nunca. Era un eximio bandoneonista. Un tipo que tocaba maravillosamente
bien como muy pocos y tenía una manera de cantar… fraseaba de un modo que no
podía caer a tiempo nunca y caía siempre. Los disfruté mucho.
Hicimos cosas juntos
con Sandro “Querido Sandro”, por los 90. El hizo las cosas ¡a lo Sandro!
El día que cantó Estela Raval, todo el vestuario era del Teatro Colón. Era un
loco, era primera siempre o no jugamos. El negro era más barrero, a la que
venga pero al frente, era un toro, arrasaba, no había cancha chica ni grande.
Era maravilloso, un personaje. Fueron dos cosas que tengo que agradecerle a la
vida, y a Dios, que puso esta gente en mi camino, como haber sido hijo de mi
viejo, haber estudiado con personas que me hicieron crecer.
Es una responsabilidad tener semejantes maestros también
pero es maravilloso. Cantar en un lugar donde toca Malvicino, López Ruiz o
Suarez Paz, o Console en contrabajo. Estaban ahí a dos metros mío, y yo era más
verde que una plaza.
Me veían tan verde cantando con Piazzolla, y tenía muchos
consejeros,me decían” fijate cómo hacés esto y lo otro”, y yo sabía que era
verde. Hasta que uno me dijo “Vos sabés por qué estás acá? Porque te eligió y
te llamó porque te escuchó cantar, cantá como vos, si hay algo que cambiar te lo va a pedir el viejo. Esto está
fenómeno.” Y yo ya tenía la cabeza dada vuelta, pensando en lo que tenía que
hacer. Si el dueño del circo te dice que
está bien esa nariz, ponete esa nariz. Todos
los que trabajamos con el viejo fuimos modificados para bien. Me
cambió la manera de encarar la profesión
, la disciplina para estudiar, un paso
adelante. Me mandó a estudiar con una alemana maravillosa que fue Helga Epstein
, 24 años con ella. Crecimos todos.
Usted le dedicó
un tema a su esposa…
Escribí dos. En este disco es “Compañera”
y la otra es “ Estás en cada verso”. Ella merecería mucho más por lo que ha
hecho por mí que dos canciones. Una vida de agradecimiento, de compañerismo,
apoyo, sostén., consuelo. A un artista es difícil mantenerlo estable, porque la
cosa va y viene , porque de pronto hay mucho trabajo, de pronto no hay nada,
porque la ausencia es larga, giras de tres meses, solo pude hacer una gira con María y Federico y si
no se quedaban acá. Hace treinta años que vivimos acá. Las giras a veces son
largas, la ausencia mata, si no tenés en casa algo muy firme…y esta compañera
estuvo siempre. He tenido muchísima suerte en la vida.
En cierta
entrevista dijo que “la cultura es una
decisión política”¿por qué?
Y sí, los pueblos tienen la cultura que los gobiernos les
da. Si hay poetas como Tejada Gomez, Lima Quintana, que no figuran en los
libros…historias argentinas que no se conocen. El otro día el Diario La Nación
publicaba que “en 1871 se regalaban indios. En la semana un niño por persona
será regalado…! Esto pasaba en nuestro país, como si fueran esclavos. Por eso
somos lo que somos, estamos como estamos, por eso se deforma la música popular
y pasa a ser popular una banalidad, estupidez, sin vuelo poético, sin sentido
ni calidad musical y vocal.
Comparados con
las letras de la música americana (USA), las letras acá son mucho mejores y es
como que los escritores de música argentina que sabían escribir, pasaron de moda
y entonces escuchamos mala música.
Eso es a propósito. Un pueblo con menos cultura es un
pueblo con menos sapiencia y con menos inquietudes. Los chicos de entre 13 y 20
años no manejan más de 200 palabras. La
formación es fundamental.
¿Quiénes fueron
sus referentes en el comienzo de tu carrera?
Cantautores que hacían las cosas muy bien. Cortés.
Alberto fue la primera luz. “El abuelo”, o milongas que cantaba en argentino
aunque grabara en España. Lo nuestro. Después aparece lo que se llamó la Nueva
Canción Argentina donde aparecen Marcus,
César Isella, Tejada Gómez, se divulga Yupanqui de una vez por todas, muy
importante. Nuestra canción toma otras formas, ya no son tangos ni boleros, algunas
melódicas, algunas rítmicas, no son folklóricas, tienen identidad, lo que logra
Fernando Porta, el tano Vadalá, una serie de compositores nuevos que se
vinculaban con los viejos, Tejada, Lima, Avena. Con Osvaldo Avena aprendí a
cantar milongas:: Ahí conocí a Tejada Gomez. Héctor Negro, y gente que escribía
fenómeno. No había que meterse en el tango o el folklore.
Para mantener una
trayectoria y la vigencia, ¿qué les sugeriríaría a quienes comienzan esta
carrera?
Que estudien mucho, muchísimo. Canto y música, hay que leer música. Música cantada, leer una
partitura, técnica vocal por supuesto. Duro y parejo. Escuchar mucha música si
es posible arrancar con Mozart, comerse a Mozart, a Vivaldi y después arrancar
con música latinoamericana popular
mexicana, brasileña, argentina, aunque haya decidido hacer otra cosa.
Estudiar mucho y elegir el repertorio y salir a pelear, ponerse los guantes y
salir. Eso no es garantía, pero la va a pasar bien, que aprenda que estudie. Es
lindo tener una melodía, agarrar un papel, escribirla, tocarla que la toquen
los demás. Es como otro idioma, bien aprendido, utilizando todos los recursos
que tienen, sin faltas de ortografía, como estudiar un idioma… Cómo se redacta,
dónde va un acento…Eso, estudiar.
Me quedo con su
sonrisa, la misma de la tapa de los discos, la sencillez, la sinceridad y sobre
todo la profesionalidad. Me firmó el disco, nos tomamos fotos y seguimos
charlando, como si nos conociéramos de siempre. Gaseosa y agua para la sed, y
la compañía de su esposa María.
¡Gracias José!
Silvia
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