Poema A LA ENVIDIA
Quizás del hombre la miseria mayor,
vicio de ricos y pobres por igual;
con saña asedias al virtuoso
a fin de perderlo en desventuras.
Eres tan fea maña denigrante
que siempre te disfrazas
para esconder tu pico lacerante
y tus garras de fiera predadora.
Muerdes tan fuerte como puede:
la hiena vil a la carroña,
el lobo hambriento a la carcaza
y el oso al salmón en la cascada.
Al inocente Abel mataste traicionera
y a David, codiciando mujer bella,
manchaste por siempre como ingrato
del fiel capitán de sus ejércitos,
a quien mandó a la lid en aventura,
¡y a sabiendas de su muerte muy segura!.
©ABEL RIVERA GARCÍA
Ilustración: cuadro de Goya, "Saturno devorando a sus hijos".
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