NUBE NEGRA
Que lejano está aquel día
que tomados de la mano
en el medio de trigales,
salpicados de amapolas,
que luciendo bellos colores
saludaban a la aurora.
El cielo estaba encendido
de rojizos y amarillos,
me tomaste de la mano
y emprendimos el camino,
que estaba lleno de escollos
y muy sembrado de espinos.
El amor no estuvo ausente
aunque fue breve, sentido,
alumbró el sol la mañana
y fue pasando la vida,
hasta que una nube negra
oscureció nuestras vidas.
Atrás quedaron trigales,
salpicados de amapolas,
y ese cielo majestuoso
de rojizos encendidos.
Ya ni las estrellas brillan
la luna está indiferente,
esa nube se instaló en nuestro cielo
para siempre.
Leonor Pires

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