miércoles, 19 de agosto de 2015

ESCRITORES


MOMENTOS DE HOY CON:

ANTOINE DE SAINT EXUPERY
                                               “El Rey-Sol” (*)

Leer nos llena de expectativas, nos hace pensar y desmenuza los caminos de la mente y del alma.
No viene mal cada tanto, darle una mirada a los grandes maestros que nos precedieron, quienes aportan a un público demandante sus mejores obras.
 Hay que remitirse a fuentes fidedignas para colmar nuestra sed, así tomamos fuerza para continuar con el camino que alguna vez soñamos.
Los ojos que miran hoy, no son los mismos que los de años atrás. La obra por si misma trasciende a los siglos y a las nuevas construcciones, y este es el caso de las dos que recomendamos tener en la biblioteca para volver a leerlas una y otra vez sin que dejen de sorprendernos.
Antonie Jean Baptiste Marie Roger de Saint Exupéry nació en Lyon, Francia, el 29 de junio de 1900. Hijo de una familia noble, jamás utilizó esos títulos de alcurnia. Ya a los seis años, escribía versos y mostraba condiciones para la mecánica, que unió a su pasión por los aviones.
Sufrió un accidente de aviación en 1923 (el primero de muchos) del cual salió ileso de entre los hierros de su aparato. Fue jefe de tráfico en  la empresa Aeroposta, en la Patagonia Argentina,durante los años  1929,1930 y 1931.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, fue destinado al grupo 2/33 de reconocimiento aéreo estratégico. Francia fue vencida y nuestro piloto tuvo que buscar refugio en Estados Unidos, donde publicó “El Principito”, en 1943, su libro más famoso, traducido a varios idiomas.
Durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, su avión desapareció cerca de la costa de la isla de Córcega. Nadie tuvo indicios de él ni de su avión hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera que tenía grabado su nombre. A más de cincuenta años de su desaparición, fueron descubiertos en Marsella, restos del avión, que en una de sus partes exhibía los números de fabricación de los aviones militares que utilizaba Exupèry. Nunca se supo el motivo de la caída, aunque se presume que fue derribado por un caza alemán.
En 2008, se realizó en Villa Ocampo, San Isidro, una exposición en homenaje al escritor, donde se podían apreciar manuscritos de algunas de sus obras, el traje de aviador y una réplica de su  avión de aeroposta.
En el sexto piso de la Galería Güemes, de Florida 165, Buenos Aires, el escritor vivió 18 meses. Posiblemente allí fue escrita su obra Vuelo Nocturno, por lo que en la planta baja hay una placa conmemorativa que se puede ver actualmente.


(*) Así lo llamaban en su casa por sus rulos rubios

Tuve la oportunidad de recorrer el Hotel Ostende, donde estuvo alojado el escritor cuando vivió en Argentina, su habitación y sus recuerdos. Comparto con ustedes algunas fotografías:
Vista del hotel antaño



Escaleras exteriores al piso superior

Frente actual del hotel

Escaleras internas

Horno de pan donde actualmente hornean el desayuno a los huéspedes

Escaleras hacia la habitación del autor

Habitación del escritor











Un homenaje a uno de mis escritores preferidos


“…si amas a una flor que se encuentra en una estrella,
es agradable mirar el cielo por la noche.
Todas las estrellas están florecidas…”
Antoine de Saint Exupery

El vuelo


Extraño Lyon. Recuerdo que miraba por la ventanilla de mi avión y veía  el humo de las bombas que explotaron abajo, destruyendo  lo poco que quedaba en el borde del Mediterráneo.
Hoy llevo repletas las bolsas de la aeropostal. Están cargadas de novedades para los del sur.
Siento aún el dolor de cabeza desde aquel accidente en el Grupo de Caza.
Esta mañana, terminé por fin la última página de “Ciudadela”. Mi editor ávido de fama, estuvo esperándola para su publicación.
Ya tomé la decisión. Estoy un poco cansado de viajar, aunque es incondicional mi amor por el aire, el sentirme cerca del cielo, unirme al infinito. Llegar a una ciudad para volver hacia otra, me provoca ansiedad y veo la posibilidad de dedicarme a escribir de una buena vez.
Mi Lockheed Lightning P 38 está pronto a partir. Es mi último vuelo oficial.
La mañana está despejada y acabo de revisar todo el instrumental.
Vuelo sobre la costa de Marsella. El motor derecho indica una falla. La presión disminuye. No registro la hora. Intento comunicarme con la base, pero es imposible. Dejo de todas formas, un mensaje para mi mujer. Estará esperándome en el aeropuerto.
Un ruido ensordecedor me envuelve. Ajusto mi brazalete y cierro los ojos.
Salto del avión.
Me espera el Mediterráneo.
Entredormido, oigo una voz. Un niño rubio viene hacia mí. Es el mismo que me acompañó en el desierto aquella vez. Me habla de su asteroide B 612. Me envuelve con su capa celeste  y me abraza.
Mi cuerpo flota cerca de Roiu. Espero que alguien encuentre al zorro ya domesticado .Mañana, buscarán la aeronave y solo encontrarán una humilde  rosa roja entre los restos húmedos.




Silvia

Dejé...sobre su baúl, uno de mis libros


Fachada de la habitación

Antesala de la habitación

Edificio de Galería Guemes, en calle Florida de Buenos Aires, donde residió por algún tiempo

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