MOMENTOS DE HOY CON:
ANTOINE DE SAINT EXUPERY
“El
Rey-Sol” (*)
Leer
nos llena de expectativas, nos hace pensar y desmenuza los caminos de la mente
y del alma.
No
viene mal cada tanto, darle una mirada a los grandes maestros que nos precedieron,
quienes aportan a un público demandante sus mejores obras.
Hay que remitirse a fuentes fidedignas para
colmar nuestra sed, así tomamos fuerza para continuar con el camino que alguna
vez soñamos.
Los
ojos que miran hoy, no son los mismos que los de años atrás. La obra por si
misma trasciende a los siglos y a las nuevas construcciones, y este es el caso
de las dos que recomendamos tener en la biblioteca para volver a leerlas una y
otra vez sin que dejen de sorprendernos.
Antonie
Jean Baptiste Marie Roger de Saint Exupéry nació en Lyon, Francia, el 29 de
junio de 1900. Hijo de una familia noble, jamás utilizó esos títulos de
alcurnia. Ya a los seis años, escribía versos y mostraba condiciones para la
mecánica, que unió a su pasión por los aviones.
Sufrió
un accidente de aviación en 1923 (el primero de muchos) del cual salió ileso de
entre los hierros de su aparato. Fue jefe de tráfico en la empresa Aeroposta, en la Patagonia Argentina ,durante
los años 1929,1930 y 1931.
Al
estallar la Segunda
Guerra Mundial, fue destinado al grupo 2/33 de reconocimiento
aéreo estratégico. Francia fue vencida y nuestro piloto tuvo que buscar refugio
en Estados Unidos, donde publicó “El Principito”, en 1943, su libro más famoso,
traducido a varios idiomas.
Durante
una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, su
avión desapareció cerca de la costa de la isla de Córcega. Nadie tuvo indicios
de él ni de su avión hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera que
tenía grabado su nombre. A más de cincuenta años de su desaparición, fueron
descubiertos en Marsella, restos del avión, que en una de sus partes exhibía
los números de fabricación de los aviones militares que utilizaba Exupèry. Nunca
se supo el motivo de la caída, aunque se presume que fue derribado por un caza
alemán.
En
2008, se realizó en Villa Ocampo, San Isidro, una exposición en homenaje al
escritor, donde se podían apreciar manuscritos de algunas de sus obras, el
traje de aviador y una réplica de su
avión de aeroposta.
En el
sexto piso de la
Galería Güemes , de Florida 165, Buenos Aires, el escritor
vivió 18 meses. Posiblemente allí fue escrita su obra Vuelo Nocturno, por lo
que en la planta baja hay una placa conmemorativa que se puede ver actualmente.
(*) Así lo llamaban en su casa por sus
rulos rubios
Tuve la oportunidad de recorrer el Hotel Ostende, donde estuvo alojado el escritor cuando vivió en Argentina, su habitación y sus recuerdos. Comparto con ustedes algunas fotografías:
Vista del hotel antaño |
Escaleras exteriores al piso superior |
Frente actual del hotel |
Escaleras internas |
Horno de pan donde actualmente hornean el desayuno a los huéspedes |
Escaleras hacia la habitación del autor |
Habitación del escritor |
Un homenaje a uno de mis escritores preferidos
“…si amas a una flor
que se encuentra en una estrella,
es agradable mirar el
cielo por la noche.
Todas las estrellas
están florecidas…”
Antoine de Saint
Exupery
El vuelo
Extraño
Lyon. Recuerdo que miraba por la ventanilla de mi avión y veía el humo de las bombas que explotaron abajo,
destruyendo lo poco que quedaba en el
borde del Mediterráneo.
Hoy
llevo repletas las bolsas de la aeropostal. Están cargadas de novedades para
los del sur.
Siento
aún el dolor de cabeza desde aquel accidente en el Grupo de Caza.
Esta
mañana, terminé por fin la última página de “Ciudadela”. Mi editor ávido de
fama, estuvo esperándola para su publicación.
Ya
tomé la decisión. Estoy un poco cansado de viajar, aunque es incondicional mi
amor por el aire, el sentirme cerca del cielo, unirme al infinito. Llegar a una
ciudad para volver hacia otra, me provoca ansiedad y veo la posibilidad de
dedicarme a escribir de una buena vez.
Mi
Lockheed Lightning P 38 está pronto a partir. Es mi último vuelo oficial.
La
mañana está despejada y acabo de revisar todo el instrumental.
Vuelo
sobre la costa de Marsella. El motor derecho indica una falla. La presión
disminuye. No registro la hora. Intento comunicarme con la base, pero es
imposible. Dejo de todas formas, un mensaje para mi mujer. Estará esperándome
en el aeropuerto.
Un
ruido ensordecedor me envuelve. Ajusto mi brazalete y cierro los ojos.
Salto
del avión.
Me
espera el Mediterráneo.
Entredormido,
oigo una voz. Un niño rubio viene hacia mí. Es el mismo que me acompañó en el
desierto aquella vez. Me habla de su asteroide B 612. Me envuelve con su capa
celeste y me abraza.
Mi
cuerpo flota cerca de Roiu. Espero que alguien encuentre al zorro ya
domesticado .Mañana, buscarán la aeronave y solo encontrarán una humilde rosa roja entre los restos húmedos.
Silvia
Dejé...sobre su baúl, uno de mis libros |
Fachada de la habitación |
Antesala de la habitación |
Edificio de Galería Guemes, en calle Florida de Buenos Aires, donde residió por algún tiempo |
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