viernes, 7 de noviembre de 2025

Narrativa: El espantapájaros

 


 

Tendría yo unos 8 o 9 años. Mi mamá había plantado en el jardín unas semillas , luego de haber rastrillado la tierra y revuelto una y otra vez. Creo que eran almácigos de nabiza o algo parecido. El tema es que utilizamos una escoba que sacamos de un viejo gallinero y le pusimos ropa, un sombrero viejo de paja y tiritas de telas de colores para que el viento las moviera y se alejaran los pájaros.

Una tarde de cortar tela, clavar la escoba, enganchar alambres para colgar las tiritas y de esa manera nos entreteníamos cuando no jugábamos a las comiditas con barro o pasto y esas flores amarillas que se asomaban salvajemente entre el gramillón . Era eso, o mirar tele (solo a la tarde porque recién comenzaba la transmisión al mediodía) .

Una vez preparado todo, sonreíamos al saber que las aves no comerían las semillas al final del invierno.

Lamentablemente, nuestra tecnología falló y los pájaros no solo no se espantaban sino que se paraban encima de la escoba como si nos desafiaran…

No importaba, lo mejor fue el preparativo y la tarde diferente. A pesar de todo pudimos rescatar algunas nabizas para la sopa tan exquisita que preparaba mi mamá.

©Silvia Vázquez

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