Vejez
Un día
tus padres se convierten en ancianos
y necesitan más que un bastón
para caminar por la vida.
Necesitan una mano fuerte que los levante
y tu voz aún más fuerte,
para que te escuchen
Un día tus padres no cocinan guisos,
ni asados ni pulpo,
apenas pueden levantar
una cuchara por sí mismos.
Tal vez necesitan alguien
que les prepare la cama
los bañe y los peine, despacio, sin apuro.
Un día te miran
y apenas reconocen tu rostro,
o recuerdan tiempos lejanos,
no, lo que hicieron hace apenas un rato.
Ese día asumirás tu rol
de hijo, de cuidador, de ayudante,
de compañía, de consuelo.
Cuando ya tus fuerzas
no te acompañen
necesitarás ayuda, más allá
de tus propios brazos.
Ese día sentirás soledad, tristeza,
hasta lágrimas correrán por tu rostro
pero sabrás también
que es lo mejor
que puedes darles en la vida:
dignidad, un lugar donde compartir con pares
sus años de vejez.
No te arrepientas. No sufras.
Ellos saben que de alguna manera
los estás acompañando.
No los dejes solos, solo entiende
que todo es necesario.
Silvia

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario