La película a estrenarse el próximo 5 de noviembre, ya fue presentada en varios
festivales, como en la 18º edición
BAFICI 2017: Bs. As. Festival Internacional de Cine Independiente, Festival de
Cine de Bolivar y FAM (Florianópolis Audiovisual Mercosur). Estuvimos con sus
protagonistas, el director y nos contaron cómo surgió el proyecto de hacer un
film típicamente costumbrista y convertirlo en un thriller. Estuve en la
función de prensa el lunes 23 de octubre. Me gustó, me sorprendió el hecho de
ser en blanco y negro, y lo comprendí a medida que transcurrían las escenas. Fuí invitada por su Jefa de prensa, Analía a ver el film al Cine Gaumont.
Juan e Ismael son grandes amigos, trabajan en un
corralón de Moreno, una ciudad en la provincia de Buenos Aires. Montados al
camión atraviesan el invierno y conviven con las asperezas del trabajo, lo
hacen con humor, a veces ayudados por el alcohol. La amistad es un muro difícil
de romper entre ellos. Juan, maneja el camión y vive rodeado de perros. Ismael,
carga el camión y sueña con tener dinero.
Cuando una persona es humillada puede perderse en
los laberintos más complejos de su mente. La sociedad, no acepta grises, hay
alto y bajo, y cada uno sufre a su
manera y desde su punto de vista, esas diferencias.
Corralón, no es solo un negocio de materiales de
la construcción,es una metáfora de nuestra sociedad. Corralón es el perímetro
que rodea a cada hombre.
Eduardo Pinto comenzó su carrera como fotógrafo,
realizando la dirección de fotografía de varios films como “Donde cae el sol”,
de Gustavo Fontán, “Angel, la diva y yo” de Pablo Nisenson y “La cara del
angel” de Pablo Torre, entre otras. Dirigió el mediometraje “Negro” junto a
Osky Frenkel, basado en el cuento Negro Ortega de Abelardo Castillo. En 2003
dirigió la película “Palermo Hollywood”, la cual quedó en la selección oficial
del Sundance Film Festival 2005.En 2006 escribió y dirigió el film experimental
“Dora, la jugadora”, el cual se filmó en tan solo cuatro días, protagonizada
por Corina Romero quien ganó el premio a “Mejor Actriz” en el Festival de Mar
del Plata 2007 por dicho film. En 2010
se estrena en Bafici “Buen día, día”, documental sobre la vida de Miguel
Abuelo. Ese mismo año, se estrena “Caño Dorado”.
La película fue filmada en 6 jornadas completas y
dos medias jornadas, en Moreno, sin un guión definitivo, con una escaleta de 20
páginas que fue mutando en base de improvisaciones con los actores y locaciones
que documentan la realidad. Es una forma de producir cine independiente aquí en
Argentina, una búsqueda de espontaneidad y retrato del tiempo.
Las interpretaciones de Carlos Portaluppi y la ascendente Nai
Awada, en un papel jugado y bien
actuado, son de un nivel alto. Luciano Cáceres y Pablo Pinto brillan y juegan ,
y mucho, a ser perversos con Brenda Gandini y Joaquín Berthold.
Eduardo: La película fue hecha con mucho amor,
entre amigos, entre artistas. La película se hizo en un momento complicado para
nosotros con nuestra productora “Eusebia desde la higuera”. La productora la
armamos entre Luciano, Pablo, Omar Aguilera
y yo .Es un trabajo totalmente independiente.
¿Cómo fue la experiencia de filmar en Moreno?
Tenemos una
relación especial con el Oeste. Pablo y yo somos de Moreno, Luciano en Gral
Rodriguez. Tiene familia en Moreno. La idea era
volver al barrio para hacer la película. Cada uno hizo su camino fuera
del barrio y queríamos filmar ahí. Además la gente nos ayudó a filmar, y muchos
participaron cuando se iban acercando.
Luciano: No podía
ser en otro lugar. Habla del conurbano, y jugábamos de locales. Nos paramos en
el barrio para contar esta historia. Pinta personajes posibles y reales, y el
director aportó su estética para que ese verosímil se convierta en cosas
complicadas como convertir a uno de los personajes en un perro.
Tiene dos actos,
el primero costumbrista mostrando el oficio de los personajes, hasta que se
cruza con otros que los maltratan y en la segunda parte, la decisión que toma
mi personaje, que convierte a la película en un thriller psicológico que hace
que yo secuestre pero no para pedir dinero sino para darles una lección.
Aporta una participación
del espectador, porque está orientada a
un nuevo punto de vista. No nos paramos en un lugar crítico de “esto está bien
o mal” . Nos salen estas historias donde nos obligamos a ser intolerantes, a
estar enfrentados. Armamos un equipo donde nadie cobró un peso, lo hicimos con
recursos propios y el trabajo y oficio de todos los que participaron y el
aporte fundamental de la gente de Moreno
que nos prestaba los baños para bañarnos, nos habilitaban un mate, participaban
totalmente. Fue impresionante poder estrenar en un cine como el Gaumont,
participar en el Malba, y en el cine de Moreno.
¿Qué significa para ustedes “Eusebia en la
higuera”, cómo nace ese nombre?
Luciano: Nace de
los hermanos Pinto, uno dirige y hace fotografía y el otro actúa, y un primo de
ellos que es Aguilera. Nos conocimos cuando filmamos con Pablo “Cien años de
perdón” una película española, y me dijo de este proyecto y quise formar parte.
Hicimos todo lo legal para tener una productora, y necesitábamos salir a rodar.
Intentamos conseguir fondos, y no fue, pero en tres meses estábamos filmando.
Pasó por otros nombres, pero Eusebia era la abuela de mis socios, quien les
contaba historias en la higuera del fondo
de la casa. Y un poco es lo que proponemos nosotros; contar historias y hacer
otro tipo de cine.
Eduardo : La
primer película que hice fue Palermo Hollywood, y ya en la primera reunión me
pusieron límites. Filmar en una plaza era volverse loco para conseguir papeles,
por ejemplo. Eusebia también es una productora de teatro, un espacio para
contar estas historias sin trabas. Estas productoras nacen de artistas y no de
empresarios. Yo había sufrido una estafa con un productor y surgió esto.
Eduardo: La
película siempre está al límite. Va cambiando de género, de costumbrista a
suspenso y thriller. El blanco y negro
es la gama necesaria para sostener esta historia. Por ejemplo en la escena de
Joaquín, hubiera sido bizarro el color. Da una estética gótica y expresionista.
Luciano: Filmamos
siempre con lluvia, salvo en un momento que salió el sol justo que lo
necesitábamos. En el momento de filmar estaba haciendo “Los ricos no piden
permiso” y con ese color platinado del pelo iba a quedar demasiado pulcro para
un camionero.
¿Cómo fue tu experiencia en la película? (a Gaby)
Fue una
experiencia hermosa. Hago una participación pequeña con Pablo, Luciano y dos
chicas más. Sobre todo en una película con un tema interesante. Y estoy acá con
ustedes
Eduardo: Todo
sucedió muy rápido. Pensé los personajes, en un momento pensé en que Pablo
podía ser Juan y luego Ricardo. Luciano dijo que no, y ahí conseguimos a
Ricardo (Joaquín Berthold). Pablo podía ser el hombre rico, porque había algo
oscuro en el personaje de Ricardo Marini y la procedencia del dinero. Así fue
lo de los roles, además saber que no iba a haber un peso y había que trabajar
fines de semana.
Pablo: Le dimos
oportunidad a artistas de la zona, que están alejados de la Capital, a
participar, y encontramos mucha predisposición, grupos que formaron un equipo
de handball, 150 personas que se juntaron para la escena y les enseñaron a
jugar, así todo…muy grato y aunque teníamos coas en contra salió bien. Con poco
tiempo y el talento de este equipo del que estamos orgullosos.
Joaquín: El
equipo es extraordinario. Eso se logra con la confianza. Eso genera lograr algo
que es lo que se ve después. Mi papel, que implica un riesgo físico, pudo
hacerse por eso. Cada uno cierra la historia como la quiere cerrar.
¿ Saben exactamente cuánta gente (no actores)
participaron?
No, exactamente
no sabemos, mucha, gente en la calle, en la estación, que se acercaban y
preguntaban si podían participar.
A Joaquín: Desde el punto de vista de tu
personaje, ¿creés que la “penitencia”
que te puso Juan, pudo haber servido para distender un poco el tema de
la discriminación y la diferencia social?
Joaquín Berthold |
Me voy a poner
desde el lado de Marini, el personaje: Es el punto donde uno tiene que ponerse a
reflexionar sobre dónde está el límite del otro, hasta dónde puedo pasar sobre
ese límite y hasta dónde puede el otro aguantar. Eso entra en otro acto de la
película donde va el suspenso y el
terror, donde queda abierto para que uno vea qué es lo que quiere el
otro. Desde mi punto de vista en que una persona se meta en la casa de otra de
esa manera, vas a saltar como un perro a
defender tu lugar. Desde ahí partí para trabajar. La penitencia ya no
estaba en mis manos, no tuve tiempo de
decidir nada. Me parece que queda abierto a que el espectador vea si es un
extremo que entra en un realismo mágico donde
hay que tener cuidado. Pensar antes de hablar o actuar, mirar al otro ,
porque a veces entramos en el individualismo y metidos en nuestro mundo, y no
darnos cuenta que hay otras personas que tienen otras necesidades. Toma un
hecho real social, la intolerancia, la
discriminación, los enfrentamientos de clases sociales y se construye una
ficción violenta que se monta sobre un hecho que vemos todos.
Luciano: Después
de esta elección que toma mi personaje, se ve que Ismael (Pablo Pinto) termina queriendo ser
como esa gente, cambia de rol.
Joaquín: Están en
juego los instintos y no pensar demasiado lo que se hace. Intolerancia sin
saber por qué.
Se habló luego sobre la nueva gestión del INCAA y
los cambios que ha tenido.
Sin contar el argumento, ¿hubo un hecho que te disparó el guión?
Nace de fotos que
estaba haciendo, y de fotos de puertas y ventanas tapiadas.
Alguna anécdota de la filmación:
Pablo: En la
escena donde se incendia el auto, nos quedamos sin nafta. Luciano tenía su día
libre y llama para saber cómo iba todo ( vean su responsabilidad), y entonces
le pedimos que vaya a comprar y lleve más combustible. Nos dijo de todo porque
estaba lejos, y tardaba, cuando llegó explicó que tuvo que sacarse fotos y
firmar autógrafos. Otra es que los vecinos miraban por la ventana entonces lo
mandamos a él a avisarles que estábamos filmando, y un vecino dijo que casi
llamaba a la policía, obviamente a él lo conocían, por eso fue el a avisarles.
Joaquín:Cuando
termina mi escena del camión, hacía frío y estaba mojado, lleno de arena y la
sangre que le caía, y una señora me ofreció su baño para asearme antes de ir al
teatro, ya que estaba lejos y no llegaba a ir a
casa. Recibimos mucho apoyo de la gente, estamos muy agradecidos. No
teníamos permisos formales para trabajar y filmamos en cualquier lado sin
problemas.
Luciano: Otras
fue que el dueño del corralón me enseño a manejar el camión, que de hecho casi
lo choco con un colectivo, y Pablo a hombrear bolsas.
La película fue
hecha a pulmón. Agradecen a Analía por la prensa, que fue también sin cobrar un
peso, al Hotel Meliá por prestarles las instalaciones para hacer la
conferencia, cuando en otro lado el poner el agua y las sillas acá te cuesta
500 mangos...
A continuación una corta entrevista personal a Luciano, quien me respondió:
Vos hiciste protagónicos generalmente muy
queribles, aunque algunos de malo has hecho, pero ¿cómo hiciste para ubicarte
en uno tan diferente, tan thriller?
Basicamente hice lo que necesitó la película. Mi rol tiene que accionar en base a eso. Querible y
no querible, no lo sé. Por ahí es más bien posible lo que usaría. No me atormenta.
Para mí es un juego la actuación. Desde
los 9 años que arranqué hasta ahora
y esa pasión la sigo compartiendo y gracias
a Dios, como digo yo, tengo la llama encendida. Me sigue interesando
meterme en cosas distintas. Esta
película necesitaba una disposición total y acá estamos.
Tus proyectos a corto plazo, contame:
Sigo dirigiendo
“Pieza plástica” jueves 22.15 en el Teatro Librito, desde el año pasado y
estuvo en un montón de Festivales y
empiezo a rodar “No llores por mí, Inglaterra” , la película de Montalbano con
Capusotto, en 10 días.
Ahí te no vas a aburrir
No me voy a
aburrir!
¿Cómo conociste a Pablo?
Haciendo “100
años de perdón” la película española. Eramos Pablo, yo Furriel , Diego
Starotta, Luis Tosar y De la Serna, los seis atracadores del banco.
Esta película va subiendo de a poquito de tono.
Es costumbrista,
muestra un poco el lugar que es necesario para que después salte.
¿Estabas con el personaje ya en tu cabeza o lo
fuiste armando a medida que pasaban las escenas?
No, ya sabía. Yo
me conecto mucho con el laburo y estoy atento a todo: cómo es el tipo de cuadro,
qué va pasando con el resto . Laburo muy
en complicidad con el quipo y a las órdenes del director, de quien está
mirando.
Muchas gracias Luciano, un gusto haberte conocido.
Gracias a
ustedes!
Silvia
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