Tengo un
cofre ajado, donde guardo recuerdos:
mis metas,
mis destinos, mis ratos inciertos.
Los dientes
de leche de mis hijos, una hoja borroneada
con el
intento sin rumbo de escribir “ mamá” al vuelo,
sin pensar
que no se entienda...nada.
Un beso
robado al sol, un abrazo de despedida,
una sonrisa
forzada luego de un llanto ...aquel día.
Un oso feo
y gastado con quien compartí mis noches,
un cuaderno
con la música que solo mi juventud conoce.
que en
noches largas de insomnio acompañó mi temor.
Guardo
también de recuerdo esas cartas de tu amor,
veinte
tarjetas firmadas y un enorme corazón
con dos
letras grabadas en el árbol de limón.
En un
rinconcito tengo aquel llanto de la emoción,
de cuando
vi las caritas de mis hijos asomar
de mi
vientre hinchado de tanto y tanto esperar.
También
tengo bien guardadas dos rosas altas y rojas:
las
primeras que tus manos me entregaron temblorosas.
Y guardo
muy escondidos los momentos de amistad,
los
consejos de mis padres, la sonrisa que al pasar
brotaba
desde mi boca cuando lograba alcanzar
de a
poquito, aquellas cosas que me proponía lograr.
Por último
guardo ahí, las esperanzas, la fe,
la
felicidad, los sueños, la grandeza y la calma,
todas esas
cosas están muy adentro de mi alma.
Silvia
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