viernes, 6 de julio de 2018

Un principito por ahí...


ANTOINE DE SAINT EXUPERY
                                               “El Rey-Sol” (*)





Leer nos llena de expectativas, nos hace pensar y desmenuza los caminos de la mente y del alma.
No viene mal cada tanto, darle una mirada a los grandes maestros que nos precedieron, quienes aportan a un público demandante sus mejores obras.
 Hay que remitirse a fuentes fidedignas para colmar nuestra sed, así tomamos fuerza para continuar con el camino que alguna vez soñamos.
Los ojos que miran hoy, no son los mismos que los de años atrás. La obra por si misma trasciende a los siglos y a las nuevas construcciones, y este es el caso de las dos que recomendamos tener en la biblioteca para volver a leerlas una y otra vez sin que dejen de sorprendernos.
Antonie Jean Baptiste Marie Roger de Saint Exupéry nació en Lyon, Francia, el 29 de junio de 1900. Hijo de una familia noble, jamás utilizó esos títulos de alcurnia. Ya a los seis años, escribía versos y mostraba condiciones para la mecánica, que unió a su pasión por los aviones.
Sufrió un accidente de aviación en 1923 (el primero de muchos) del cual salió ileso de entre los hierros de su aparato. Fue jefe de tráfico en  la empresa Aeroposta, en la Patagonia Argentina,durante los años  1929,1930 y 1931.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, fue destinado al grupo 2/33 de reconocimiento aéreo estratégico. Francia fue vencida y nuestro piloto tuvo que buscar refugio en Estados Unidos, donde publicó “El Principito”, en 1943, su libro más famoso, traducido a varios idiomas.
Durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, su avión desapareció cerca de la costa de la isla de Córcega. Nadie tuvo indicios de él ni de su avión hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera que tenía grabado su nombre. A más de cincuenta años de su desaparición, fueron descubiertos en Marsella, restos del avión, que en una de sus partes exhibía los números de fabricación de los aviones militares que utilizaba Exupèry. Nunca se supo el motivo de la caída, aunque se presume que fue derribado por un caza alemán.
En 2008, se realizó en Villa Ocampo, San Isidro, una exposición en homenaje al escritor, donde se podían apreciar manuscritos de algunas de sus obras, el traje de aviador y una réplica de su  avión de aeroposta.
En el sexto piso de la Galería Güemes, de Florida 165, Buenos Aires, el escritor vivió 18 meses. Posiblemente allí fue escrita su obra Vuelo Nocturno, por lo que en la planta baja hay una placa conmemorativa que se puede ver actualmente.

(*) Así lo llamaban en su casa por sus rulos rubios



EL PRINCIPITO
Su protagonista es un niño de alrededor de 12 años, que vive en un asteroide, y recorre muchos lugares para encontrar un verdadero amigo. En su camino, se encuentra con diversos personajes que va describiendo minuciosamente para darle un carácter filosófico a la historia: una flor que simboliza la amistad, y el respeto mutuo; un zorro  que  representa los lazos de unión; un rey que somete con su autoridad a los demás y muchos otros que nos hacen pensar que no debemos olvidarnos de ser niños y ver ciertas cosas que los adultos no aprecian: el redescubrimiento del verdadero yo, los valores y la inocencia perdida que desterramos por experiencias propias y una visión más profunda de la realidad. No es un libro para chicos.
El niño establece relaciones con cada uno de ellos, que Exupèry detalla con metáforas y de una forma muy poética. Nos enamoraremos del personaje, nos reiremos, lloraremos y sentiremos la inocencia perdida. Es para quienes son capaces de volver a la infancia hasta terminar de leer la última página.

Fragmentos

            “ Hubiera sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres”
“Es muy simple- dijo el zorro- no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”





VUELO NOCTURNO
Esta  pareciera una obra personal. Está ambientada en 1930 y relata los peligros con que se enfrentaban los vuelos nocturnos dedicados al correo a principios de su fundación. entre Punta Arenas y Comodoro Rivadavia .De los tres pilotos que surcan los mares uno se pierde en la tempestad, y no regresa. El creador de esos vuelos, Rivière, que es un personaje duro e inflexible, incapaz de demostrar afecto, solitario e implacable, en ese momento reflexiona sobre la vida, la muerte y el sentido de su trabajo a causa de una enfermedad que lo acompaña. Toma una decisión que parece inhumana y resuelve así la situación. Su ambiciosa empresa sigue estando por encima de lo personal y de lo humano.
La sensibilidad de Exupèry pasa de lo anecdótico a ser un relato cargado de poesía, quedando claro el deber social por encima de su propia vida.





Fragmento

“A veces, después de cien kilómetros de
estepas más desiertas que el mar, cruzaba una granja perdida, que parecía arrastrar
tras de sí, en una marejada de praderas, su
carga de vidas humanas, y entonces saludaba
con las alas aquella nave”


©Silvia Vázquez
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