viernes, 2 de febrero de 2024

Narrativa: El nido

El nido

Sentada en una de las sillas del patio, observo cómo los pájaros van y vienen . Uno lleva en su pico, ramitas pequeñas que trajo vaya a saber desde donde, para completar el nido que está haciendo en la palmera del jardín.




Arriba, otro pájaro (supongo que hembra) espera y se dispone a trabajar minuciosamente las plumas recogidas y los palitos que su pareja le dejó antes de retomar el vuelo.

Las acomoda perfectamente en forma redondeada, y salta para ver si son lo suficientemente fuertes para soportar el peso de más de dos esta vez.

Voy a buscar un vaso de agua fresca, ya que este enero se vino complicado, y veo que ahora son los dos los que están manos a la obra apurando la cosa.

Pían y se mueven en lo alto de la rama pegada a la pared. De pronto, una llovizna suave los espanta. Afortunadamente es fugaz y a los pocos minutos están trabajando en las alturas.

Se hizo el silencio. Cayó la tarde. A la mañana siguiente se lo ve al señor pájaro revoloteando el nido ya terminado. Unos días después, escucho desde la ventana de primer piso, el piar de varias bocas. La familia está completa. El señor va y viene trayendo esta vez pequeños bichitos para alimentar a su gente y la mamá pacientemente espera a que abran sus picos para darles el alimento.

Una semana más tarde, bajo una lluvia inesperada, el nido cae al jardín. Se deshace entre el agua y el viento.

Sobre la pared medianera, estaban los pájaros más grandes y sus crías ya dispuestas a volar.

Esta vez no se quedaron en la palmera. Los vi volar con rumbo al bosque de eucaliptus de la estación de trenes.

Quizá alguna de estas tardes, cuando me siente en el patio observando pájaros que vienen y van, los vuelva a encontrar.

©Silvia Vázquez

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Colaboraciones:Ezequiel Cámara

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