"LA HIJA DEL JEFE"
Una historia de los años 40, traída a mi memoria sensible.
Cuando el tren se iba acercando a la estación tirado por una locomotora
a vapor ,se anunciaba con pitadas estrepitosas, arrogándose la importancia
que significaba para los pasajeros y habitantes de los pueblitos que recorría
Todos de alguna manera dependían de él.
El personal y empleados de los ferrocarriles cumplían con orgullo sus tareas,
y no escapaban a estas reglas el Jefe de la Estación de "PALMA" y su familia.
Su hijo, también era empleado y vivían en una casita contigua a la de sus padres
casi al final del andén .Desde la ventana de la sala de la casa del Jefe" (incorpora-
da a la estación y una vez que pasaba una importante curva) se apreciaba muy
bien el pueblo lindero a Palma. Cuando Magdalena terminó el ciclo de la escuela
primaria que funcionaba en "Palma", viajaba todos los días al pueblo vecino bastante
más importante que "Palma" porque contaba con una escuela secundaria, que era la
para cursar sus estudios de maestra. Su emoción era viajar en ese tren que ella
amaba.
"Palma" es un pueblito muy pequeño, satélite de uno mas importante y por esa razón
quedó "como suspendido en el tiempo. Una pequeña pero muy bonita plaza (muy poco
concurrida( con flores sencillas) ) cuidadas con amor, una Capilla cristiana, un "Destaca-
mento Municipal", donde se pueden realizar muy pocos trámites, una escuelita donde
concurren no más de 20 niños, dos casas señoriales custodiadas por rejas de antaño,,
muy elegantes, como los ocupantes que las habitan, dueños de magníficos campos lin-
deros al pueblo, y algunas casas simples pero prolijas, sin lujos innecesarios. La calle
principal, arbolada de doble mano con jardín en el medio, y farolas antiguas.Las calle-
juelas que circundan al pueblo, tenuamente iluminadas, cuando las sombras del
anochecer los hacen brillar, convierten a Palma en un lugar mágico. La actividad social
la realizan los pobladores en un "Bar-almacén" de Ramos Generales, con un mostrador
para quedarse charlando.
Las Fiestas Patrias y en algún acontecimiento especial del pueblito, las destrezas criollas
son la más importante atracción.
Las señoras del pueblo se reúnen para jugar algún juego de cartas y las más habilidosas
bordan o tejen.
Magda no participa mucho de estas actividades, su madre es enferma y ella dedica sus
ratos libres a cuidarla. Los verdes de las plantas de las prolijas huertas de los alrededores
del pueblito dan una sensación de paz. Luego "soledad y silencio "sólo interrumpido por
los cuatro trenes que pasan a diario.
A la familia del Jefe les encantaba vivir en ese lugar y rogaban que su padre nunca fuera
trasladado a otro pueblo. Los jóvenes varones emigraban para obtener trabajos mejor -
remunerados y las personas que se quedaban en el lugar eran sustituidas en sus cargos
solo cuando fallecían, y así fue que Magdalena reemplazo a la maestra del pueblo.+
La hora de la salida para ir a su trabajo la controlaba con la llegada del tren de las siete y
media de la mañana. Se paraba en el andén y cuando este partía, después del obligado
silbato del guarda, cruzaba las vías y se dirigía a cumplir con su labor.
Así fue que lo conoció. Viajaba los martes y los jueves , vaya saber a donde... Vestía un
elegante traje color gris, camisa blanca impecable y corbata azul con rayas blancas y
sombrero gris de fieltro. El tren se detenía muy pocos minutos en PALMA,,los pasajeros
escaseaban y su presencia no pasó desapercibida. Un día ella se atrevió a alzar la mano
para saludarlo y él cortésmente le devolvió el saludo quitándose el sombrero con una
graciosa reverencia. Sus mañanas se tornaron alegres y se dirigía a la estación llena de
ilusiones y terminó enamorándose del caballero .
Durante el mes de Julio no lo había visto, y comenzó a desesperarse, dejó de alimentarse
correctamente, no podía conciliar el sueño, descuidaba sus deberes de maestra, y dejó de
ser la hija ejemplar que siempre había sido.
Hasta la próxima semana, con la continuación del cuento "La hija del Jefe".
Leonor Pires
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