El bajó los
brazos y la miró a los ojos. Detrás los edificios aún humeaban y las ratas
corrían de un lado a otro de la calle, chillando, desesperadas en busca de
comida.
Habían pasado
cuatro días desde la última visita de aquellos seres pálidos y ojicelestes.
El se había
rendido. Ya no tenía sentido ocultarse. Jamás estuvo de acuerdo con aquello.
Era especial. Lo reclutaron contra su voluntad y lo subieron a la nave a empujones.
Cuando sus
compañeros asaltaron la escuela, él la vio por primera vez.
Estaba dictando
clase de historia y la tropa irrumpió en el aula. Los alumnos habían estado
preparándose para ese omento. Se escondieron debajo de los pupitres y no
gritaron.
El era alto, no
demasiado delgado pero llamaba la atención su palidez. Ella se había
acostumbrado a verlos. Tenía información desde que se metió en su notebook a
investigar el por qué de su visita. Hasta había algunas fotografías de los
líderes.
A pesar de todo,
no tuvo miedo. El le pidió que se calme, que solo iban a llevarse los archivos
que necesitaban y no iban a hacerles daño. Le creyó.
Abrió el armario
y sacó varios discos. Los guardó en una mochila y salió.
Un día después,
aparecieron ni bien amaneció, en la plaza frente al colegio. No terminaba de
entender tanta violencia. El no había
sido violento. Las bombas sonaron en sus oídos y a muchos kilómetros.
La ciudad estaba
destruida, escombros por doquier y olor a humo. Alcanzó a llevar a sus alumnos
al sótano. Allí estarían seguros. Salió por la puerta de atrás con el arma que
había dejado el hombre de vigilancia la noche anterior.Parado en el medio de la
avenida estaba él. Mirándola, con las manos en alto. Ella le apuntó, lo miró fijo pero no disparó.
el soltó su arma y corrió hacia ella. La abrazó. La besó. Su piel pálida tomó un color rosáceo y al separarse y abrir los ojos, ella desapareció. Ya estaba hecho. Los archivos seguros en la nave, y su cuerpo corría sangre humana. Solo restaba introducir el chip con la información. El dominio era inevitable. Cerraron la puerta y partieron. En el cielo explotaban las nubes y una llovizna pesada cayó sobre la ciudad.
©Silvia Vázquez
........................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario