miércoles, 6 de abril de 2016

REFLEXION: El tenedor

Esta tarde puse en mi página de facebook, un relato, que hace alusión a la "ceguera" que tiene mucha gente con respecto a quienes viven en la calle. Afortunadamente, recibí varios comentarios. Espero más, así que lo comparto aquí, ustedes qué opinan?

El tenedor

El sábado por la noche decidimos cenar en una parrilla. Luego de esperar una hora y media para sentarnos a una mesa, al lado de  la puerta del baño, intentamos disfrutar de la cena, nada especial, pero con el toque de ser solo de a dos. De manera que hablamos mucho, hicimos comentarios acerca de las novedades en la familia, lo que pasaba en el país y otras tantas cosas.
Al lado de la puerta del baño, había unos estantes  y una mesa, donde los mozos apoyaban sus bandejas y retiraban las servilletas y los cubiertos para los futuros comensales.
Es decir, que iban y venían constantemente. En mitad de la cena, observo que, a unos pasos de nuestra mesa, frente a la puerta del baño, se había caído un tenedor al piso.
Imagínense la cantidad de gente que había en la parrilla y la cantidad de mujeres y hombres que entraron al baño. Bien, el tenedor siguió ahí por mucho tiempo, como si nadie lo viera, como si no existiera. Ustedes se preguntarán ¿por qué no lo levantaste?
Paso a contarles. Mi idea, era ver cuánta gente pasaba por encima del utensilio, lo pisaba o lo rozaba sin siquiera notar su presencia. Luego de una hora de experimento, un joven que entró al baño, se agachó y levantó el tenedor, en el mismo momento en que yo me levanté para pasar al baño. En resumen, más de cincuenta personas ignoraron por completo la existencia del utensilio.
Pasa lo mismo con la gente. Ahí  lo que quería decir. ¿Qué sucede cuando vemos un indigente en la calle, durmiendo sobre hojas de diarios o colchones sucios y húmedos, o tapados por una lona vieja con mucha suerte, rodeado de chicos, o solos?
¿Qué pasa por nuestra cabeza cuando vemos esos chicos semidescalzos, caminando por la calle de madrugada? ¿Qué sucede en nuestras cabezas cuando decimos “pero agua hay, podrían lavarse un poco…”
No sabemos cuál fue el motivo por el cual llegaron a esa situación. Pienso,  esto es solamente mi apreciación personal, que algunos de ellos viven en la calle porque se sienten más libres, tal vez. Podríamos pensar que otros se escaparon de sus casas por motivos familiares. O si queremos hilar más fino, que perdieron su trabajo y su casa y no tuvieron otra “solución” que andar vagando por ahí.
Por otro lado, hace muchos años, conocí a una señora muy bella, arrastrando un carrito de supermercado, lleno de trapos (que estimo serían colchas y frazadas viejas), cartones y restos de comida, en plena Av Córdoba, del centro de Buenos Aires. Según la leyenda urbana, aquella mujer era muy adinerada, había vivido en el Barrio de la Recoleta y perdió todo lo que tenía por un mal manejo de su esposo en los negocios. Una vez fallecido él, entró en un estado de locura que la llevó a vivir en la calle, sucia y sin alimento. La gente de los locales que estaban en la cuadra donde yo trabajaba, le daba algo para comer todos los días y con eso sobrevivía.
Mi pregunta es ¿Qué pasaría si alguna vez nos tocara a nosotros estar en esa situación? ¿Alguna vez lo pensaron? Yo si. Imagino tener que dejar mi casa, mis cosas, mi familia y vivir en la calle. Sucia, cansada, mal de la cabeza, o no, llena de peligros alrededor. Posiblemente rodeada de malandras o tal vez si tengo un poco de suerte, alguien me ayuda a no pasarla tan mal y recibo un plato de comida todos los días, o me dejan acurrucarme  en la entrada de algún edificio, donde la lluvia y el frío no lleguen.
Ojalá nunca me pase. Ojalá nunca les pase. Sabemos que mucha de la gente que vive en la calle termina mal, robando o muriendo , o siendo perseguidos por otros vagabundos que le quitan las pocas cosas que tienen.
Es como el tenedor, pasamos por al lado pero no lo vemos. Lo pisamos “sin querer” , lo rozamos, lo dejamos ahí, total no nos molesta.
Creo que deberíamos ser un poco más compasivos y alguna vez levantarlo. Lástima que no podemos ir por ahí levantando gente que vive en la calle. A la gente que vive en la calle porque los obligan la circunstancias, no a los vagos. No generalicemos. Tal vez, no hace falta levantarlos a todos, pero quien dice, si una noche de frío de alcanzamos una taza de caldo caliente, no les vendría mal, o aquel  abrigo que ya no usamos y ocupa lugar en el placard.
El Gobierno tiene que ocuparse de ellos, de generar fuentes de trabajo para que la gente deje de estar en la calle, o para darles educación a aquellos que consideran “normal” vivir así, y están acostumbrados. Enseñarles que pueden estar mejor, estudiar, progresar.
A quienes les gusta vivir así (no creo que a muchos), allá ellos, si quieren ser delincuentes y arriesgar su vida a cada momento, total, no tienen nada que perder, más que eso, la vida.
A los otros, los que merecen una oportunidad, intentar que se sientan un poco menos abandonados, que de una vez por todas alguien allá arriba, se ocupe. Y no digo Dios. Y nosotros, dejar de pasar por al  lado, rozarlos o ni siquiera verlos. Como el tenedor, no?

Silvia

1 comentario:

  1. Quién no ve el tenedor tampoco ve a quien extiende una mirada en la calle. Más gente que vea tenedores, menos gente que no ve miradas pidiéndonos en la calle.

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