Esta tarde puse en mi página de facebook, un relato, que hace alusión a la "ceguera" que tiene mucha gente con respecto a quienes viven en la calle. Afortunadamente, recibí varios comentarios. Espero más, así que lo comparto aquí, ustedes qué opinan?
El tenedor
El sábado por la
noche decidimos cenar en una parrilla. Luego de esperar una hora y media para
sentarnos a una mesa, al lado de la
puerta del baño, intentamos disfrutar de la cena, nada especial, pero con el
toque de ser solo de a dos. De manera que hablamos mucho, hicimos comentarios
acerca de las novedades en la familia, lo que pasaba en el país y otras tantas
cosas.
Al lado de la puerta
del baño, había unos estantes y una
mesa, donde los mozos apoyaban sus bandejas y retiraban las servilletas y los
cubiertos para los futuros comensales.
Es decir, que
iban y venían constantemente. En mitad de la cena, observo que, a unos pasos de
nuestra mesa, frente a la puerta del baño, se había caído un tenedor al piso.
Imagínense la
cantidad de gente que había en la parrilla y la cantidad de mujeres y hombres que
entraron al baño. Bien, el tenedor siguió ahí por mucho tiempo, como si nadie
lo viera, como si no existiera. Ustedes se preguntarán ¿por qué no lo
levantaste?
Paso a contarles.
Mi idea, era ver cuánta gente pasaba por encima del utensilio, lo pisaba o lo
rozaba sin siquiera notar su presencia. Luego de una hora de experimento, un
joven que entró al baño, se agachó y levantó el tenedor, en el mismo momento en
que yo me levanté para pasar al baño. En resumen, más de cincuenta personas
ignoraron por completo la existencia del utensilio.
Pasa lo mismo con
la gente. Ahí lo que quería decir. ¿Qué
sucede cuando vemos un indigente en la calle, durmiendo sobre hojas de diarios
o colchones sucios y húmedos, o tapados por una lona vieja con mucha suerte,
rodeado de chicos, o solos?
¿Qué pasa por
nuestra cabeza cuando vemos esos chicos semidescalzos, caminando por la calle
de madrugada? ¿Qué sucede en nuestras cabezas cuando decimos “pero agua hay, podrían
lavarse un poco…”
No sabemos cuál
fue el motivo por el cual llegaron a esa situación. Pienso, esto es solamente mi apreciación personal, que
algunos de ellos viven en la calle porque se sienten más libres, tal vez.
Podríamos pensar que otros se escaparon de sus casas por motivos familiares. O
si queremos hilar más fino, que perdieron su trabajo y su casa y no tuvieron
otra “solución” que andar vagando por ahí.
Por otro lado,
hace muchos años, conocí a una señora muy bella, arrastrando un carrito de
supermercado, lleno de trapos (que estimo serían colchas y frazadas viejas),
cartones y restos de comida, en plena Av Córdoba, del centro de Buenos Aires.
Según la leyenda urbana, aquella mujer era muy adinerada, había vivido en el
Barrio de la Recoleta y perdió todo lo que tenía por un mal manejo de su esposo
en los negocios. Una vez fallecido él, entró en un estado de locura que la
llevó a vivir en la calle, sucia y sin alimento. La gente de los locales que
estaban en la cuadra donde yo trabajaba, le daba algo para comer todos los días
y con eso sobrevivía.
Mi pregunta es
¿Qué pasaría si alguna vez nos tocara a nosotros estar en esa situación?
¿Alguna vez lo pensaron? Yo si. Imagino tener que dejar mi casa, mis cosas, mi
familia y vivir en la calle. Sucia, cansada, mal de la cabeza, o no, llena de
peligros alrededor. Posiblemente rodeada de malandras o tal vez si tengo un
poco de suerte, alguien me ayuda a no pasarla tan mal y recibo un plato de
comida todos los días, o me dejan acurrucarme
en la entrada de algún edificio, donde la lluvia y el frío no lleguen.
Ojalá nunca me
pase. Ojalá nunca les pase. Sabemos que mucha de la gente que vive en la calle
termina mal, robando o muriendo , o siendo perseguidos por otros vagabundos que
le quitan las pocas cosas que tienen.
Es como el
tenedor, pasamos por al lado pero no lo vemos. Lo pisamos “sin querer” , lo
rozamos, lo dejamos ahí, total no nos molesta.
Creo que
deberíamos ser un poco más compasivos y alguna vez levantarlo. Lástima que no
podemos ir por ahí levantando gente que vive en la calle. A la gente que vive
en la calle porque los obligan la circunstancias, no a los vagos. No
generalicemos. Tal vez, no hace falta levantarlos a todos, pero quien dice, si
una noche de frío de alcanzamos una taza de caldo caliente, no les vendría mal,
o aquel abrigo que ya no usamos y ocupa
lugar en el placard.
El Gobierno tiene
que ocuparse de ellos, de generar fuentes de trabajo para que la gente deje de
estar en la calle, o para darles educación a aquellos que consideran “normal”
vivir así, y están acostumbrados. Enseñarles que pueden estar mejor, estudiar,
progresar.
A quienes les
gusta vivir así (no creo que a muchos), allá ellos, si quieren ser delincuentes
y arriesgar su vida a cada momento, total, no tienen nada que perder, más que
eso, la vida.
A los otros, los
que merecen una oportunidad, intentar que se sientan un poco menos abandonados,
que de una vez por todas alguien allá arriba, se ocupe. Y no digo Dios. Y
nosotros, dejar de pasar por al lado,
rozarlos o ni siquiera verlos. Como el tenedor, no?
Silvia
Quién no ve el tenedor tampoco ve a quien extiende una mirada en la calle. Más gente que vea tenedores, menos gente que no ve miradas pidiéndonos en la calle.
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