A mi padre, a quien extraño desde hace tres años
Falta
Esta mañana
temprano
me despertó
el zorzal,
(a eso de
las cuatro como siempre)
El benteveo
que se para en el cable,
comenzó con
su canto :
“bicho feo”
como vos me traducías.
El calor
era fuerte,
“No hay una
gota de viento” me decías.
“El viento
viene en gotas? “me preguntaba.
Detrás de
la pared, asomaban los jazmines
ya secos
por el sol.
Sobre las
baldosas del patio
caminaban un
par de hormigas
que seguramente
a la noche
seguirías con
tu linterna
hasta que
desaparecieran.
La siesta
era verte
sentado en
el sillón de mimbre,
viendo cómo
los gorriones
construían sus
nidos en la palmera
y me los
mostrabas.
Más tarde,
preparabas tu bici
para ir a
la plaza
a jugar al
tejo,
siempre y
cuando no hubiera
demasiado
soly los árboles
cobijaran una
veintena de cabezas canascon gorritas.
Pero esta mañana
el zorzal
cantó como siempre,
y el benteveo
estaba en el cable,
el calor
agobiaba y yo
esperaba que
me cuentes
cómo hacían
su nido los pájaros,
y que le
pusieras veneno a las hormigas.
Pero no,
eso no pasó.
No pasó esta
mañana ni volverá a pasar.
Tantas otras
cosas faltan…
que ni
recuerdo cuántas.
Pero lo que
más me falta sos vos.
Tal vez ya
debería haberme acostumbrado
a tu
ausencia.
Tal vez, en
unos años pueda hacerlo.
Pero esta
mañana me faltó el sillón,
tu bici
rodando por el pasillo,
tu gorra
lista para el tejo
y tu anécdota al regreso.
©Silvia Vázquez
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