Madurez
Abraza tu madurez.
Siéntete conforme
con tus incipientes arrugas,
tus pocitos en las piernas
y tu poca visión, tal vez.
Acostúmbrate a algunas cosas:
que te cedan el asiento
o que recuerdes pasados
y a caminar más lento.
Enséñate a quererte,
a permitirte errores
y algunos aciertos,
cruces lógicos de tiempos.
Él se lleva todo y también lo da.
Siente gratitud y valora tu existencia,
tu testarudez y tu paciencia.
Afortunado quien tiene tiempo
para esperar.
Pero más afortunado
por el resultado
y el tiempo bien vivido.
Esmérate por ser feliz
porque los años llegan
aunque no los quieras
y justamente sirven
para que sepas
que soñaste, amaste, proyectaste
y sobre todo, viviste!
©Silvia Vázquez
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