DUALIDAD
Sabes que
estoy,
que sigo tus
pasos.
Ante la
luciérnaga que emana luz
a tu oscuro
rincón, me inclino.
Saboreo el
amargo dulzor de tus labios
cuando con
sincera ironía
me dicen que
me aman.
Me gustaría
abrazarlo todo,
no separar lo
correcto de lo incorrecto,
aprender a
sentirme libre
aunque esté
atrapado en tus redes
de alfileres y
esponjas.
Fingir que es,
aunque no sea,
y entrar en la
claridad de las tinieblas
para poder
comprenderte.
Así, de a poco
correr la carrera
que me lleve a
tu interior
y lograr el
objetivo final:
el premio de
no perderte
y sentirme
plena a pesar de todo.
©Silvia M. Vázquez
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