Azules
La princesa corrió por las
escaleras. Abrió el portón del castillo y respiró aire puro del jardín de
atrás.
Miró hacia todos lados, subió su
vestido y se quitó los zapatos.
Frente a la fuente, estaba él,
de espaldas, sentado en una mesa de mármol, bebiendo su café, esperándola.
Cuando la escuchó llegar, se volvió y la miró fijo.
- ¿Me das fuego?- le dijo al dragón- me tienen harta los
príncipes azules.
©Silvia Vázquez

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