El pasado 18 de octubre, en el marco del Primer encuentro regional de escritores, se entregó el Primer premio del Concurso Décimo aniversario de Las musas despiertas
Primer premio- Llevame a la luna- Clarisa López
Ya pasaron diez años desde aquel momento. Lo recuerdo porque fue cuando empecé a hacer estos tediosos viajes para ir a trabajar al Centro.
Desde entonces algunas cosas han mejorado un poco.
Me ascendieron en el trabajo. Ahora tengo un cargo gerencial. No es una locura pero significa bastante más plata y puedo manejar, hasta cierto punto, mis horarios. Me da la oportunidad de evitar las horas pico para no tener que viajar tan apretujada. Otros días puedo hacer home office y evito el viaje. Por suerte el subte ahora tiene aire acondicionado.
Otras siguen igual de mal.
No serás vos sino otros parecidos a ti a los que veo a menudo estirando la mano esperando una limosna. Igual de sucios, Igual de flacos.
Vos no tenés idea de cuánto me arrepiento por no
haberte comprado la estampita o darte unos mangos en esa oportunidad. Seguramente
me hubiese ahorrado el hecho de seguir viendo tu mirada en los ojos de ellos.
Listo ¡ya basta! ¿Qué querrías que te diga? ¿Qué te llevaría a jugar a Luna en primavera? Lo siento cariño, no te amo.
Esmeralda
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Segundo premio- Al cabo de diez años- Nélida Robledo
Abrió aquel baúl que guardaba celosamente
en un rincón de la habitación. Apenas levantó la tapa, volaron los recuerdos, y
se agolparon las imágenes de las fotos, crueles registros de un tiempo ido.
Las palabras cubrieron en un instante todo
el lugar, escapándose de las cartas que, amontonadas, esperaban ser leídas una
vez más. Solo una vez más.
Los “te quiero”, los “te extraño”, los
“nunca te olvidaré”, escritos en momentos de pasión y de extrañamiento, cuando
todo parecía hermoso y real, giraban en torno a su cabeza envolviéndola como un
torbellino, y las lágrimas se empeñaban en bañar ese rostro que se reflejaba en
el espejo.
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde
aquella última carta?, se preguntó, sin quererlo casi. Y una vocecita tímida,
pero segura, le respondió desde muy adentro de su alma: “pasaron diez
años”. ¡Diez años! Diez años de guardar silencio, de conservar
recuerdos, de amontonar esperas, de soñar despierta, pensando que algún día
volvería, y que haría realidad cada una de las promesas. Pero el silencio había
sido absoluto. Ahora, con la noticia de su boda en otra provincia, tenía la
seguridad de que jamás regresaría.
Sonrió entre lágrimas, mientras buscaba,
sin mirar, el encendedor que, junto al paquete de cigarrillos, descansaba sobre
la mesa de luz.
Una foto cayó junto a sus pies; la recogió
y buscó la fecha: era la confirmación del tiempo pasado. Una mueca extraña se
dibujó en su rostro y pulsó el encendedor. Con fuerza. Con bronca. Con hastío.
Diez años. Ya no más.
Desde el lago, un pescador vio la alta
columna de humo y dio aviso a la policía.
Diez años pasaron. Y se acabó la vida.
Damir
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Tercer premio: El olvido- Néstor Giménez
Lo
recuerdo, ya “pasaron diez años”. Ella compartía la mesa con un hombre. Miró
hacia afuera, como si supiera que yo estaba allí, o al menos eso creí; luego
sonrió. Desconcertado, saqué las alianzas de oro que llevaba en el bolsillo,
las observé por un instante y volví a guardarlas. Entré al bar. Ambos
permanecieron inmóviles, o así me pareció. Cualquiera podría haberlos tomado
por amantes. Los vi tomarse las manos, y también noté que ella estaba llorando,
o eso creí. Recordé entonces que nunca supe si sus lágrimas eran de alegría,
tristeza o desesperación. Vi que él la besó y que ella se dejó besar. En ese
momento llegó el mozo y pedí una cerveza, pensando en celebrar provisionalmente
este encuentro.
Es
extraña la naturaleza parásita de los escritores.
Un
hombre, sabiéndose condenado al infierno, había muerto. Esperó frente a una
puerta inmensa. Esperó un día, dos. Esperó semanas, meses, años. Finalmente,
otro hombre se acercó. El que esperaba dijo:
—Quizás
puedas ayudarme. Debo entrar al infierno.
El
otro hombre lo miró de arriba abajo y le respondió:
—Pero,
señor; esto es el infierno.
¿Quién
olvida primero: el que fue dejado o el que deja?
Atribulado
F E L I C I T A C I O N E S A T O D O S !
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| con su familia y amigos |

Clarisa y Sergio García, a cargo del taller

Fueron enviados por mail los diplomas al Segundo Premio, Nélida Robledo, el Tercero, Néstor Giménez (por cuestiones de distancia) y la Mención de Honor, Nely Mezzabarba de Etcheverry (ausente con aviso) y el día 18 de octubre en el evento Encuentro regional de escritores en San Martín, se entregó el trofeo especial Aniversario a la ganadora del primer premio, Clarisa López
Agradezco a todos los que participaron de esta concurso, a quienes colaboraron de alguna forma con este evento y les informamos que seguiré trabajando para la cultura, con el apoyo de todos los que estén y se sientan involucrados.
Silvia









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