Los autores más representativos del Boom son Gabriel García
Márquez, de Colombia, Mario Vargas Llosa, de Perú, Julio Cortázar, de
Argentina, y Carlos Fuentes, de México.
Gabriel García Marquez |
Julio Cortázar |
Latinoamérica existe, que se sigue escribiendo y leyendo lo
que sea que entendamos por literatura, y que es posible cartografiar la
producción escrita del continente. Parecen obviedades, pero ya no lo son tanto
si recordamos que inauguramos el siglo con el aviso de que la categoría de
latinoamericano ya no era válida para la literatura de la región, incorporada
de manera natural –es decir, comercial– a la literatura mundial, en la que
cualquier especificidad social o estética resultaba un resabio de un pasado
lejano.
Es un hecho que la cultura literaria no es la misma que la de hace cuarenta años, pero es esta transformación, precisamente, la que delata su vida. La relación entre cultura y sociedad nunca ha sido estática, y que ahora haya cambiado confirma que ambas siguen dialogando, a veces a los gritos, es verdad, pero dialogando al fin y al cabo. De hecho, más que como un tiro de gracia al hecho literario, las exigencias de relecturas y reescrituras del presente bien podrían verse como una etapa más de la vanguardia que, por incorporada que esté a la tradición, sigue anunciando con bombo y platillo que arrasa todo a su paso, cuando en realidad más bien prepara el terreno para la literatura por venir.
Carlos Fuentes |
Aun así,
incluso si los catastrofistas tuvieran razón, la literatura, desde su vaga
creación en una cueva alrededor de una fogata o en una tarde ociosa en una
plaza de pueblo, siempre ha estado muriendo. Y la muerte es la condición
necesaria para la resurrección.Es absurdo pretender cartografiar la literatura
latinoamericana de lo que llevamos de siglo; este ejercicio debe leerse como la
confesión de esa imposibilidad. Pero hagámoslo. Queda la cuestión de decidir de
qué manera fracasar: ¿es genuino abandonarse al capricho personal o tendrían
que tomarse en cuenta los consensos críticos sobre determinadas obras? ¿Deben
privilegiarse los libros en que lingüística o temáticamente destaquen las
particularidades de cada país o, por el contrario, los que tengan una vocación
más universal, por no decir neutra? ¿Hay que restringirse a las principales
corrientes (autoficción, literatura de la violencia, memoria histórica,
literatura queer, por citar cuatro ejemplos), o preferir a los autores
imposibles de categorizar? ¿Se lee literatura latinoamericana para entender la
actualidad de la región o por el simple placer de leer literatura? ¿Tendrían
que tener más peso los nombres consagrados –y por tanto evidentes– o habría que
ceder a la provocación e incorporar autores más atrevidos o noveles que no
suelen figurar en esta clase de listas? Supongo que estas preguntas no merecen
una respuesta enfática, sino más bien conciliadora.
Mario Vargas Llosa-foto Atilano García |
Les voy a sugerir la lectura de una excelente novela: Pedro
Páramo, escrito por Juan Rulfo, su
primera novela. Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno fue un escritor, guionista y
fotógrafo mexicano, perteneciente a la Generación del 52.
Es considerado uno de los escritores hispanoamericanos más
importantes del siglo XX.
(fuente: varias páginas web y wikipedia)
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