Nery Guerra Alvarez, vive en Montevideo. Es Facilitadora y formadora en Entrevista Motivacional, Operadora en violencia intrafamiliar y de género en Programa Minnesota y Bachiller en Derecho.
Profesora de Música en Conservatorio Musical Americano e integrante del taller de artes plásticas de la Casa de la Cultura en Montevideo.
Participa en lectura de cuentos y poemas en escuelas
primarias y en diferentes espacios culturales y virtuales.
Fue conductora de radio del Programa “En tu piel “ de
Mujeres de Negro y actualmente es integrante de
la Junta directiva de Colectivo
“Mujeres de Negro Uruguay”.
Integra el grupo Clan Choñik, grupo indígena que trabaja en
el rescate de la cultura indígena , sus valores , el lenguaje, sus costumbres ,
el respeto por la madre tierra , el valor de la palabra, la sabiduría de los
abuelos y la espiritualidad ancestral .
Contanos Nery, ¿Qué es “Mujeres de negro”?
“Mujeres de Negro” es un colectivo de mujeres pacifistas,
feministas que está en contra de todo tipo de violencia y en pos de los
derechos humanos. Pertenecemos a la red internacional de Mujeres de Negro que se
extiende por 57 países. Este movimiento comenzó en Jerusalén en 1998 cuando
mujeres israelíes y palestinas comenzaron a juntarse en contra de la guerra
cuando Israel invadió territorios de Palestina. Ahí nació Mujeres de Negro,
porque a ellas se les llevaban sus esposos, sus hijos, sus maridos a la guerra.
Se juntaban todos los días viernes a la misma hora bajo este lema « Nuestros
gobiernos son enemigos pero nosotras somos amigas y nos unimos para
manifestarnos en contra de la guerra.” Se juntaban en silencio y vestidas de
negro . Esa forma de manifestarse es
igual en todas las sociedades del mundo , aunque en cada país son autónomas .
En algunos países se manifiestan contra la guerra, otras contra las sociedades
militarizadas, y en nuestro país (Uruguay) contra la violencia doméstica,
violencia de género- que es un grave flagelo- por la cual son asesinadas un
promedio de 30 mujeres por año desde 2002 y afecta al 47 por ciento de los
hogares Uruguay . En Todos los lugares del mundo las Mujeres de Negro se manifiestan
del mismo modo , de negro y en silencio.
¿ Por qué de negro?
De negro para ser más visibles y porque estamos de luto
por toda la violencia que sufren las mujeres y por las que han sido asesinadas.
En silencio porque no hay palabras que puedan expresar la violencia que sufren
las mujeres en todo el mundo y todas sociedades , mayoritariamente son las que
son abusadas, violadas, mutiladas
utilizado su cuerpo como botín de guerra, le llevan sus hijos a la
guerra y sufren todo tipo de violencia, exclusión y pobreza. También el silencio es por esa voz que se le ha sacado a la
mujer a través de la historia.
¿Cuál es su línea de acción?
Nuestra línea de acción es detectar, denunciar , la
violencia que se ejerce en centros de « poder» hacia esos grupos poblacionales
que no lo tienen . Puede ser en Centros educativos, familiares, religiosos,
desde la mismas instituciones.
¿Dónde y cuándo se reúnen?
Estamos desde hace 13 años manifestándonos cada primer
jueves de mes visibilizando y concientizando el grave problema de la violencia
doméstica, intrafamiliar , en la Explanada de la Intendencia Municipal de
Montevideo.
¿Cómo difunden las actividades?
Hacemos talleres en centros educativos y charlas de
concientización en todo lugar donde nos
llamen, como charlas en club de barrios,
facultades, etc. Somos voluntarias y no cobramos por los talleres. Tenemos una casa donde se
recibe a víctimas y a las personas que quieran ayudar a algún familiar o
amig@s para salir de la violencia.
Hacemos la primera escucha y derivamos a las Comunas mujer, donde hay atención
psicológica y jurídica . Trabajamos en red con instituciones del Estado. Somos
grupo de incidencia y organizamos la
marcha de los 25 de noviembre , día internacional de la NO violencia hacia las mujeres. Marcha
multitudinaria que venimos realizando desde el año 2011.
Compartimos uno de sus trabajos:
Recuerdos de la infancia
Siendo niña me
gustaba escuchar el sonido del tren cuando se iba acercando a nuestra casa, Aún
sin tener idea de los horarios podíamos identificar hacia donde se dirigía, si
lo escuchábamos con atención. La cadencia era diferente, el sonido era distinto,
al ir parando al llegar a la estación, o ir retomando su marcha luego de
haberse detenido por algunos minutos, mientras descendían o ascendían los
pasajeros.
Los que vivíamos cerca de las vías teníamos
incorporado con naturalidad ese sonido, tanto que no nos dábamos cuenta, del
efecto que causaba en otras personas que venían de visita y decían , que el
ruido del tren los había despertado de su siesta. Que ¿cómo podíamos dormir con
ese ruido? Para mí era el más lindo arrullo que nos acompañaba antes de dormir,
casi que se iba el pensamiento junto con los vagones del tren y luego de un
ratito, me quedaba dormida.
Era una época en que los trenes pasaban con
frecuencia, a toda hora, donde su estruendoso silbato se escuchaba anunciando
su próxima llegada a la estación.
En los días de tormenta cuando pasaba, parecía que se
movía hasta la tierra.
Mi papá decía que nuestra casa tenía movimiento y él,
era el causante de las grietas de las paredes, que se veían como con profundas
heridas. Tendría que arreglarlas cuando
tuviera dinero para comprar varillas, arena, cemento, cal y tiempo para
hacerlo.
Ahora que lo pienso, lo más disfrutable, era ir al
fondo de mi casa, apenas escuchábamos el sonido lejano del tren, para ver pasar
la gran locomotora tirando de los vagones; con muchos pasajeros cuyas cabezas
se veían por las ventanillas abiertas.
Con mi hermano nos arrimábamos al tejido que separaba
nuestra casa con la casa de la vecina y de paso nos quedábamos a jugar con
otras niñas que vivían en “la casa del fondo”, que se habían acercado al
vernos.
El tejido no era obstáculo para que no lo hiciésemos,
por entre los rombos que formaban la red nuestras manos podían pasar algunas
botellitas de coca cola pequeñita, cacerolitas, tacitas de té, platitos,
planchitas etc. La cuerda para saltar, era lo más complicado para pasarla hacia
el otro lado, así que nos poníamos de acuerdo; mientras una se alejaba, la otra
con fuerza la tiraba por encima del tejido. A veces era casi imposible lograr
que pasara, porque se quedaba enganchada en la parte de arriba donde no
podíamos llegar. Entonces nos resignábamos y volvíamos a pasarnos las
cacerolitas o las tacitas de té, donde nos servíamos un té muy tibio de
exquisito aroma con una tetera enlozada de color verde, que tenía una capacidad
increíble. Tanto, que nos permitía servirnos muchas veces, mientras la
imaginación nos llevaba a una gran mesa donde compartíamos con otras señoras
una tertulia animada. Allí nos contábamos todo lo que nos había sucedido en la
escuela, lo que pensábamos hacer y tener en el futuro, ¡cuando fuésemos
grandes!
Justo ahí; a veces se terminaba abruptamente el juego.
Es que se iniciaba una competencia de quién tendría más cosas. Cada una
queriendo sobrepasar a la otra… Ahora pienso: ¿si ya tendríamos tendencia al
consumismo a tan corta edad?
El tren pasaba nuevamente hacia Montevideo, nuestra
vista y atención se iban hacia las vías que quedarían a unos 50 metros como
mucho… Corríamos de un extremo al otro del fondo del terreno para poder mirar
cada vagón y saludar con muchos gritos su pasada. Entonces nos olvidábamos de
la pequeña rencilla por todo eso que compraríamos en un futuro lejano.
Después
seguiríamos jugando a las visitas, volvíamos entonces a servirnos un té, pero
esta vez con galletitas, que pasábamos por entre el tejido, mientras nos
reíamos por cualquier tontería. Las galletitas eran de verdad ¡pero sin dulce de leche!
El tren seguiría corriendo por toda nuestra infancia, hasta que un día
fuimos nosotros los que nos alejamos por esa misma vía en busca de libertad.
Pero eso es otra historia .
Nery Guerra Alvarez
©Silvia Vázquez
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