viernes, 26 de julio de 2019

Entrevista: Nery Guerra Alvarez “ El silencio es por esa voz que se le ha sacado a la mujer a través de la historia”.




                               

Nery Guerra Alvarez, vive en Montevideo. Es Facilitadora y formadora en Entrevista Motivacional, Operadora en violencia intrafamiliar y de género en Programa Minnesota y Bachiller en  Derecho.

Profesora de Música en Conservatorio Musical Americano e integrante del taller de artes plásticas de la Casa de la Cultura en Montevideo.

Participa en lectura de cuentos y poemas en escuelas primarias y en diferentes espacios culturales y virtuales.

Fue conductora de radio del Programa “En tu piel “ de Mujeres de Negro y actualmente es integrante de  la Junta directiva de Colectivo  “Mujeres de Negro Uruguay”.
Integra el grupo Clan Choñik, grupo indígena que trabaja en el rescate de la cultura indígena , sus valores , el lenguaje, sus costumbres , el respeto por la madre tierra , el valor de la palabra, la sabiduría de los abuelos y  la espiritualidad ancestral .
Contanos Nery, ¿Qué es “Mujeres de negro”?


“Mujeres de Negro” es un colectivo de mujeres pacifistas, feministas que está en contra de todo tipo de violencia y en pos de los derechos humanos. Pertenecemos a la red internacional de Mujeres de Negro que se extiende por 57 países. Este movimiento comenzó en Jerusalén en 1998 cuando mujeres israelíes y palestinas comenzaron a juntarse en contra de la guerra cuando Israel invadió territorios de Palestina. Ahí nació Mujeres de Negro, porque a ellas se les llevaban sus esposos, sus hijos, sus maridos a la guerra. Se juntaban todos los días viernes a la misma hora bajo este lema « Nuestros gobiernos son enemigos pero nosotras somos amigas y nos unimos para manifestarnos en contra de la guerra.” Se juntaban en silencio y vestidas de negro .  Esa forma de manifestarse es igual en todas las sociedades del mundo , aunque en cada país son autónomas . En algunos países se manifiestan contra la guerra, otras contra las sociedades militarizadas, y en nuestro país (Uruguay) contra la violencia doméstica, violencia de género- que es un grave flagelo- por la cual son asesinadas un promedio de 30 mujeres por año desde 2002 y afecta al 47 por ciento de los hogares Uruguay . En Todos los lugares del mundo las Mujeres de Negro se manifiestan del mismo modo , de negro y en  silencio.

¿ Por qué de negro?

De negro para ser más visibles y porque estamos de luto por toda la violencia que sufren las mujeres y por las que han sido asesinadas. En silencio porque no hay palabras que puedan expresar la violencia que sufren las mujeres en todo el mundo y todas sociedades , mayoritariamente son las que son abusadas, violadas, mutiladas  utilizado su cuerpo como botín de guerra, le llevan sus hijos a la guerra y sufren todo tipo de violencia, exclusión y pobreza. También el silencio es por esa voz que se le ha sacado a la mujer a través de la historia.


¿Cuál es su línea de acción?

Nuestra línea de acción es detectar, denunciar , la violencia que se ejerce en centros de « poder» hacia esos grupos poblacionales que no lo tienen . Puede ser en Centros educativos, familiares, religiosos, desde la mismas instituciones.


¿Dónde y cuándo se reúnen?

Estamos desde hace 13 años manifestándonos cada primer jueves de mes visibilizando y concientizando el grave problema de la violencia doméstica, intrafamiliar , en la Explanada de la Intendencia Municipal de Montevideo.

¿Cómo difunden las actividades?

Hacemos talleres en centros educativos y charlas de concientización  en todo lugar donde nos llamen, como charlas en club de barrios,  facultades, etc. Somos voluntarias y no cobramos  por los talleres. Tenemos una casa donde se recibe a víctimas y a las personas que quieran ayudar a algún familiar o amig@s  para salir de la violencia. Hacemos la primera escucha y derivamos a las Comunas mujer, donde hay atención psicológica y jurídica . Trabajamos en red con instituciones del Estado. Somos grupo de incidencia  y organizamos la marcha de los 25 de noviembre , día internacional  de la NO violencia hacia las mujeres. Marcha multitudinaria que venimos realizando desde el año 2011.

Compartimos uno de sus trabajos:

Recuerdos de la infancia

 Siendo niña me gustaba escuchar el sonido del tren cuando se iba acercando a nuestra casa, Aún sin tener idea de los horarios podíamos identificar hacia donde se dirigía, si lo escuchábamos con atención. La cadencia era diferente, el sonido era distinto, al ir parando al llegar a la estación, o ir retomando su marcha luego de haberse detenido por algunos minutos, mientras descendían o ascendían los pasajeros.
Los que vivíamos cerca de las vías teníamos incorporado con naturalidad ese sonido, tanto que no nos dábamos cuenta, del efecto que causaba en otras personas que venían de visita y decían , que el ruido del tren los había despertado de su siesta. Que ¿cómo podíamos dormir con ese ruido? Para mí era el más lindo arrullo que nos acompañaba antes de dormir, casi que se iba el pensamiento junto con los vagones del tren y luego de un ratito, me quedaba dormida.
Era una época en que los trenes pasaban con frecuencia, a toda hora, donde su estruendoso silbato se escuchaba anunciando su próxima llegada a la estación.
En los días de tormenta cuando pasaba, parecía que se movía hasta la tierra.
Mi papá decía que nuestra casa tenía movimiento y él, era el causante de las grietas de las paredes, que se veían como con profundas heridas.  Tendría que arreglarlas cuando tuviera dinero para comprar varillas, arena, cemento, cal y tiempo para hacerlo.
Ahora que lo pienso, lo más disfrutable, era ir al fondo de mi casa, apenas escuchábamos el sonido lejano del tren, para ver pasar la gran locomotora tirando de los vagones; con muchos pasajeros cuyas cabezas se veían por las ventanillas abiertas.
Con mi hermano nos arrimábamos al tejido que separaba nuestra casa con la casa de la vecina y de paso nos quedábamos a jugar con otras niñas que vivían en “la casa del fondo”, que se habían acercado al vernos.

El tejido no era obstáculo para que no lo hiciésemos, por entre los rombos que formaban la red nuestras manos podían pasar algunas botellitas de coca cola pequeñita, cacerolitas, tacitas de té, platitos, planchitas etc. La cuerda para saltar, era lo más complicado para pasarla hacia el otro lado, así que nos poníamos de acuerdo; mientras una se alejaba, la otra con fuerza la tiraba por encima del tejido. A veces era casi imposible lograr que pasara, porque se quedaba enganchada en la parte de arriba donde no podíamos llegar. Entonces nos resignábamos y volvíamos a pasarnos las cacerolitas o las tacitas de té, donde nos servíamos un té muy tibio de exquisito aroma con una tetera enlozada de color verde, que tenía una capacidad increíble. Tanto, que nos permitía servirnos muchas veces, mientras la imaginación nos llevaba a una gran mesa donde compartíamos con otras señoras una tertulia animada. Allí nos contábamos todo lo que nos había sucedido en la escuela, lo que pensábamos hacer y tener en el futuro, ¡cuando fuésemos grandes!
Justo ahí; a veces se terminaba abruptamente el juego. Es que se iniciaba una competencia de quién tendría más cosas. Cada una queriendo sobrepasar a la otra… Ahora pienso: ¿si ya tendríamos tendencia al consumismo a tan corta edad?
El tren pasaba nuevamente hacia Montevideo, nuestra vista y atención se iban hacia las vías que quedarían a unos 50 metros como mucho… Corríamos de un extremo al otro del fondo del terreno para poder mirar cada vagón y saludar con muchos gritos su pasada. Entonces nos olvidábamos de la pequeña rencilla por todo eso que compraríamos en un futuro lejano.
 Después seguiríamos jugando a las visitas, volvíamos entonces a servirnos un té, pero esta vez con galletitas, que pasábamos por entre el tejido, mientras nos reíamos por cualquier tontería. Las galletitas eran de verdad  ¡pero sin dulce de leche! 
El tren seguiría corriendo por   toda nuestra infancia, hasta que un día fuimos nosotros los que nos alejamos por esa misma vía en busca de libertad. Pero eso es otra historia .

Nery Guerra Alvarez


©Silvia Vázquez
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