“Tu paz interna se debe reflejar en el alma de las
partes, cual infinito arco iris de Primavera”
Consideramos vital
para nuestra labor como “hacedores de Paz”, reflexionar sobre la Paz interna, el
desarrollo emocional, la automotivación del conciliador y la consecuente imagen
interna que tiene de sí, la misma que luego será proyectada hacia afuera como
energía positiva o imagen externa. El hecho se sustenta en cómo gestionamos y
potenciamos nuestro propio sistema de intercomunicación no verbal (lenguaje corporal)
y paraverbal (tono de voz), multiplicando de ese modo nuestra capacidad interna
de proyección de confianza, de liderazgo y de ese modo canalizamos adecuadamente
nuestras energías positivas hacia las dos partes en conflicto.
Empezamos señalando
que esto no sólo se aplica a los conciliadores, sino que también está presente
en el desarrollo personal de profesionales de todas las áreas, incluidos los
árbitros, magistrados y colegas abogados. Partiré de dos frases que nos
inspiran a escribir este breve ensayo: “sé la mejor versión de ti mismo” y
como decía Buda: “La paz viene de adentro, no la busques afuera”.
Como seres humanos
estamos insertos dentro de una comunidad. Por ende, no estamos exentos de
influencias de todo tipo que, naturalmente, pueden en algún momento, generar
conflictos internos, debiendo aceptar que el conflicto es también inherente a
nuestra naturaleza humana. Dentro del yo del conciliador, como ser humano, tal
como lo han definido la filosofía oriental
y la dialéctica de los contrarios, existen
dos energías el ying y el yang, la
oscuridad y la luz, la seguridad y la duda, pues es algo que fluye natural
y cotidianamente en nuestras vidas.
Pero que, frente a los mismos, el
autocontrol y el optimismo automotivador del conciliador balanceados
proporcionalmente, darán a luz algo mejor, dado que el éxito consiste en saber
manejar su balance oportuna y adecuadamente.
Este autocontrol o autoconocimiento personal se
vincula a lo señalado por Sun Tzu en su obra maestra “El arte de la guerra “, cuando manifiesta: “El que sobresale en la
resolución de los conflictos los soluciona antes que aparezcan”. El
conciliador debe estar permanente haciendo introspección sobre sí mismo, su
estado emocional y de salud, pues como lo menciona sabiamente Buda en otro de
sus preceptos: “Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno”. Lo
que se interpreta en el sentido de que no basta con el aseo personal o la
pulcritud al vestir, sino también con la limpieza y calma del espíritu
expresada en nuestras formas de comunicación.
Nuestros incas ya
hablaran del “sumak kawsay” o el “allin kawsay” (buen vivir). Ello
también debe ser parte de nuestra filosofía de vida. Vivir en armonía con
nosotros mismos, la madre tierra (pacha
mama), nuestros congéneres y los
demás seres vivos que nos rodean, nos dará más calma a nosotros mismos como
preventores y resolutores de conflictos.
Teniendo una visión
de vida armoniosa, con valores y amor al prójimo, también estamos fortaleciendo
y dándole una base de objetividad y soporte a nuestro propio sistema interno, dado
que ello significar vencerse a uno mismo permanentemente, pues como lo dice el
libro del Tao “Quien conquista a otros es fuerte: mas quien se conquista a sí mismo es
poderoso”. Claro que ello no es sencillo pues, como lo menciona Séneca
“El
gobierno más difícil es el de uno mismo”.
Posteriormente, David
Coleman nos menciona algo muy valioso en su investigación sobre la Inteligencia
emocional, cuando dice que “Existe una clara evidencia de que las
personas emocionalmente desarrollada, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente
sus sentimientos, y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con
los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos
los dominios de la vida… Las personas que han desarrollado adecuadamente las
habilidades emocionales suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y más
capaces de dominar los hábitos mentales que determinar la productividad”.
Otra base que nos
fortalece internamente es amar lo que hacemos y disfrutarlo. Seamos sinceros
con nosotros mismos, ser facilitador de conflictos significa tener una
sensación de amor al prójimo, buen humor, empatía paciencia para escuchar, no
prejuzgar jamás, ni sentirse mal con la imagen de los conciliables, su forma de
vestir, sus creencias, sus opciones, su forma de expresarse. Esa buena
sensación de amplitud de criterio obviamente repercutirá en nuestro
fortalecimiento interno, como nos lo recuerda Steve Jobs, cuando señala: “La única
manera de hacer un trabajo genial, es amar lo que haces”.
Quizás como humanos
sintamos a veces expresiones inadecuadas de las partes o de sus asesores, pero
seamos pacientes y tolerantes, recordemos a Confucio cuando nos dice “El
que domina su cólera domina a su peor enemigo”. Nunca nos dejemos
llevar por bajas pasiones y rechacemos la carga pesada del odio. Recordemos lo
que decía Buda “El odio disminuye con el amor”.
Apreciemos siempre
que el concepto quechua “Chaupis”
(justo medio), señalado por el cronista religioso Holguín de la Colonia,
redescubierto por los historiadores Raúl Porras Barrenechea y Antonio Zapata,
alude al hecho de saber que nosotros tenemos la gran responsabilidad de
conducir el todo facilitando su orientación hacia el justo medio o equilibrio
entre las partes y por ello mismo nosotros tenemos que estar internamente
equilibrados.
¿Cómo impulsar la automotivación positiva?
Como sabemos, los
seres humanos somos energía y esta puede ser positiva o negativa. Recomendamos aprender a respirar y a relajarse
en armonía con el medio ambiente natural que nos provee de oxígeno, calma y
tranquilidad. Quizás a ello se refería Buda cuando decía que “Si puedes
apreciar el milagro que encierra una flor, tu vida entera cambiará”.
El ir a un bosque y
sentir la pureza del oxígeno, practicando gimnasia, rodeado de plantas y
árboles, además de permitirnos expeler el anhídrido carbónico, también nos
permitirá sacar de nosotros la sobrecarga emocional y las naturales tensiones
de la vida, el entrar a la ducha también nos puede ayudar a mentalizarnos en el
sentido de aspirar energías positivas y liberar tensiones al fluir energías
positivas necesaria.
Sobre la
emocionalidad del conciliador en lugares íntimos, es algo que debemos dejar
fluir como un río. Si queremos llorar o reír en el lugar y en el momento
apropiado hagámoslo, no nos reprimamos. Desfoguemos y nos sentiremos luego
mucho mejor, aliviados de tensiones y problemas que podemos acumular como seres
humanos.
Debemos considerar
que el pensar positivamente ayuda bastante y esto debe ser una rutina diaria de
cada conciliador. Hay un pensamiento universal aplicado tanto en oriente como
en occidente, en la cultura hispánica, como en la incaica, en la religión
budista como en la católica, que dice una gran verdad: somos el resultado de
nuestras ideas y lo último que debemos perder es la calma. Finalmente, para los
creyentes, es bueno pedir la Paz como menciona la parábola de un seguidor de
Cristo: “Dame tu Paz señor, esa Paz que escapa a toda comprensión humana y que
me hace sentir que tú estás conmigo y que donde tu estas nada malo puede
sucederme…”.
El autor es Abogado por la
UNMSM. Licenciado en Administración por la URP. Postgraduado en Resolución de
conflictos por la Universidad de Uppsala (Suecia) Magíster en Relaciones
Internacionales por la Universidad del Pacto Andino, Especializado en
Negociación y Resolución de conflictos (Sede Quito, Ecuador). Postgraduado en
Mediación y Conciliación por la Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales de Buenos Aires. Capacitador por la escuela latinoamericana de la
Universidad Complutense de Madrid en Florianópolis (Brasil). Conciliador y
Capacitador Principal MINJUS- Perú.
Artículo publicado también en Legis Perú
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