EL TIEMPO Y LA CONCIENCIA
Soy el tiempo y la conciencia, con la vestidura gris resistiendo
como el más fuerte entre los débiles,
enraizado en la masculinidad.
Recibí el viril legado cultural, con el placer divino de ser Varón,
y tuve en mis manos el poder, la dominación,
ser dueño de mí y de todo.
La fuerza de un puño de acero me convirtió
en el hombre que mata hombres,
en el hombre que mata mujeres.
Me convirtió en el injusto, en el violento, en el macho.
He sido sometido y vejado, y así lo he aceptado.
La masculinidad acarreada en mis espaldas,
se transformó en la muralla, donde no hay lugar al ser interior,
por eso no lloro, no expreso, no tengo miedo,
porque así me lo impusieron.
Crecí en un pasado verdugo, y me mecieron en un conjunto de atributos,
comportamientos y roles, tracé frases hostiles con heridas mortales.
Mi cuerpo tiembla, con un nudo en la garganta y la voz hendida…
Me pregunto… debo matar al niño que fui?
Estoy satisfecho de ser hombre?
Y de ser el hombre que soy?
Bajo la prudente pluma que trazo estas líneas
lloran mis ojos de hombre detrás de estas rejas invisibles.
Hoy me duele y mata la conciencia, quiero gritar desde mi silencio,
y escapar de la virtud recia en la que me hicieron crecer.
Para que todos seamos iguales, levantemos juntos las mismas banderas,
sin dogmas, sin sexo, sin género.
Ya no soporto este peso que siglos cargué sobre mis hombros.
Ya no quiero, ya no debo.
Sergio Omar García
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