Modelo de autopista
Aquel
cartel llamaba mi atención cada vez que encaraba la autopista hacia el norte.
Sobre
el enorme tanque de la empresa automotriz, la chica en traje de baño, sentada
sobre una lona de playa, contemplaba el paso de los automóviles desde una
altura considerable, invitándolos a acompañarla en aquel paraíso de palmeras y
arenas blancas.
Siempre
sonreía. Sus ojos verdes y enormes eran faros que encandilaban ni bien se
tomaba la curva para salir al acceso. Tenía el cabello negro y rizado que le
caía sobre los hombros desnudos . Su rostro empolvado y el rojo de sus labios
la hacía aún más sensual.
Día
tras día su traje de baño iba perdiendo color. Pasaba del rojo furioso al
rosado llegando al pálido color piel.
Aquella
tarde regresando a casa, la ví recostada sobre la lona. Las palmeras eran solo
ramas muertas, amarillas y la noche apareció sobre la arena.
Morada
por el frío, tenía los ojos cerrados. Ya no me acompañaba a tomar la curva
hacia el acceso. Por la noche, desperté rodeado de aparatos extraños. Un
pinchazo violento, me invitó a seguir durmiendo.
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