sábado, 27 de abril de 2024

Narrativa:Amor en Casablanca

 

Amor en Casablanca  (del libro "Cuentos con café")




 Pablo bajó del avión en Rabat un día por la tarde. Miró hacia todos lados. La amplitud le permitía reconocer el lugar solamente por las fotos que había visto por la web.La esperanza de comenzar una nueva vida lejos de su casa lo entusiasmaba y al mismo tiempo lo asustaba.

Era muy diferente la vida en Argentina y en Marruecos. Eso lo sabía. Pero lo que también sabía era que Adil, a quien había conocido en un Congreso en Montevideo, lo esperaría detrás de los vidrios del aeropuerto para llevarlo a su departamento de la Avenue Chellah, justo el día que el mercado estaba a pleno.

Adil estaba ahí, como había prometido. Se abrazaron fuertemente como grandes amigos. Ambos hablaban inglés, pero Pablo aprendió el idioma rápidamente.

La nueva casa era cómoda, aunque pequeña, pero suficiente para los dos.

Pablo había recibido su título de Médico y estaba listo para comenzar en el Hospital

Centre d'Oncologie Nakhil, donde trabajaba Adil .


Afortunadamente ambos tenían la misma edad así que congeniaban bien, incluso cuando discutían sobre algún caso en común.

La vida en Rabat para Pablo fue difícil en un principio. Cuando salía del Hospital, caminaba por las calles angostas solo, intentando conocer más sobre las costumbres del lugar. Compraba algunas cosas en el mercado que estaba cerca del departamento, y caminaba hacia la Torre Hasán, o se iba hasta Casablanca, para conocer el lugar de aquella película tan famosa.

Meses después ya acostumbrado a su nueva casa y su nuevo trabajo, se sorprendió cuando se cruzó en  Kasbah de los Udayas con una muchacha morena que le llamó la atención.

Kasbah uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, para no decir el principal. Dentro de las murallas de la fortaleza del siglo XI se esconde la magia: un barrio pequeño y tranquilo lleno de edificios blancos y azules que recuerdan un poco a Chefchaouen.

Ella caminaba mirando  las casas de color azul y blanco, a él le recordaba la bandera de su país. Ella fotografiaba las enormes macetas de las veredas, él no le sacaba la visa de encima.

En una de las esquinas, ella se sentó en un café y el hizo lo mismo. La miró y ella hizo igual. Se acercó a su mesa y en un básico idioma árabe le preguntó si podía sentarse junto a ella.

La hospitalidad marroquí se demuestra al compartir el té con extraños. Tanto en Marruecos como en el mundo árabe un huésped será siempre bien recibido, incluso aunque se trate de una persona que apenas se conoce, en ocasiones también se le invita a comer.

Le preguntó su nombre y le dijo el suyo. Sofía El Marikh era ella.

Recién al llegar al departamento y contarle a su amigo sobre su nueva amiga, se enteró que era una de las modelos más famosas del mundo árabe.

¡Un argentino saliendo con una modelo árabe! Qué iban a decir sus amigos del barrio, ¡No lo iban a poder creer! El era guapo, y ella modelo, además músico y corista .Una pareja perfecta.

Sofia era especial, los dos no dejaron de verse. Todo momento libre era para ellos. Caminaban, recorrían, viajaban y sonreían. Pocas veces Pablo podía acompañarla si ella viajaba, pero igualmente la pareja funcionaba bien.

No era una mujer de costumbres afianzadas. No llevaba chilabas acompañadas de un hiyab o velo para cubrir su cabello y parte del pecho. Por el contrario su cabello largo brillaba al sol y se flameaba cada vez que movía su cuerpo esbelto.

Durante el Ramadán, es primordial mostrar respeto en la vestimenta y en el comportamiento si está cerca de una mezquita. El ingreso a las mezquitas y en el mundo árabe en general no está permitido a los ‘infieles’. Es decir, solo los musulmanes pueden ingresar a las instalaciones. Sin embargo hay ciertos lugares que si son de libre acceso, como la Mezquita de Hassan II en Casablanca.

Eso compartían, diferentes costumbres, diferentes formas de vida.

Sofía y Pablo siguieron juntos dos años. Un verano decidieron venir a Buenos Aires. El trajo a Sofía para que conociera a su familia y viviera sus costumbres, como lo hizo él dos años atrás.

Adil, viajó unos días más tarde con su novia, para unirse con sus amigos en la ceremonia de casamiento que harían en Argentina, luego de haberse casado en Casablanca, en la playa Ain Sebaa, con Adil y su novia como testigos, la arena blanca y el sol marroquí.


©Silvia Vázquez


 

 

 

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