Apolo, te dicen
“El espejo, el espejo, se rompió el espejo”.
Esa mañana se levantó dos horas antes. La entrevista laboral le había quitado el sueño, pero además el tiempo que le llevaba prepararse lo ameritaba.
A pesar del frío, no encendió la estufa, el gasto de la
factura de gas sería más alta aún y no estaba en condiciones de afrontarlo, al
menos ese mes.
Se dio un baño, largo y completo, el pelo era un tema
aparte. Se lo lavó pacientemente y agregó cuantas cremas tenía a mano para que
le dé brillo, volumen y lentamente el grosos necesario para parecer menor.
Tenía en su botiquín del baño, las cremas ordenadas por
nombre. Cada una servía a un propósito. Nada estaba librado al azar.
“Antes muerto que sencillo” era su lema. Y así lo cumplía a
diario. Pero ese día ameritaba algo más. El puesto de gerente era muy esperado
y la entrevista aún más. Había estado atento por meses, y no iba a dejar pasar
la oportunidad de lucir bien.Un puesto de Gerente, nada menos. ¡Gerente de què?
Bueno supongo que será importante…
Terminó su rutina del baño, encremó su cara y se peinó
utilizando el secador hasta lograr ese jopo tan característico en él.
Ni bien desenchufó el secador, cayó la luz encima de la
repisita de vidrio que sostenía el espejo y se rompió.
“¡El espejo! Dios, ¿y ahora qué hago? Todavía me falta
afeitarme y acomodarme la corbata. Iré hasta el dormitorio y lo haré con el
espejo del placard. Pero es demasiado grande. No me ve tan cerca. Ufff Justo
ahora que tengo que irme. “
Se acercó al placard y terminó de vestirse. Había elegido la
mejor corbata y el mejor de sus pocos trajes conservados de años, cuando podía
comprarlos en la tienda que los traía de Europa. Se perfumó, revisó su afeitada
y su ropa.
Había lustrado los zapatos la noche anterior. Todo listo. Tomó
un café apurado . Revisó su maletín donde había guardado el curriculum y
algunos papeles. Cerró la puerta del departamento y salió a la calle.
Caminó hacia la esquina para esperar el colectivo. Llegó a
las oficinas de la importante empresa de servicios en el centro.
Se anunció en la recepción y esperó. Solamente un rato tardó
en acercarse el encargado de Recursos Humanos.
“Pase Sr Hernández Costa, el puesto de Gerente lo está
esperando.”
Detrás de los vidrios de la oficina estaban en fila todos
los empleados de limpieza . Cada uno acicalado con uniforme y extendiéndoles
las manos a su nuevo jefe: Bienvenido a la empresa Sr Apolo Hernández.
Silvia
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