Caminando por la ciudad
Cuando uno se puede dar cuenta que le queda algo de tiempo en ese trámite que ya realizó,
o debe esperar un rato por una respuesta puede lanzarse a caminar .Las calles de todo
nuestro Buenos Aires tienen unas joyas que nos enamoran. Desde la arquitectura hasta
rostros y costumbres de las personas con las que nos rozamos.
Calles con casas adormecidas de tiempo que tras sus portales se esconden los años de una
época determinada. Galerias, ventanales, vidrios con trazos de colores. Alturas, balcones.
Muros que regalan un fantasma adormecido.
Plazas con sus iglesias. Cada una de ellas dedicadas a santos salvadores donde uno puede
rezar su plegaria. Con escalinatas, pórticos de madera. Asientos que reciben el sacro silencio
de una voz interior de paz. De reencuentro consigo mismo.
Arboledas con diferentes tonalidades de ocres y verdes que invitan a recorrer tiempos de
sosiego en este invierno frío.
Personajes vistosos de barrios. Con sus costumbres y modos de ver y soñar la vida.
El murmullo sostenido de los niños que salen o entran a colegios con sus risas de lecciones
apagadas de juegos hasta volver a casa.
Colores metódicamente nuevos. Tiempos. Modos. Cielos que invitan a observar las nubes
con sus señales.
La vida te envuelve en un instante.
Vehículos disimiles con colores y marcas que dejan ver un viaje imaginario. Por qué vos vas
caminando en silencio buscando tu tiempo.
La ciudad sorprende.
Sorprendete vos también inventando itinerarios.
©Mirta Serrano

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