Mis manos
Mírame las manos, son mucho para mí:
ellas vuelcan en papel lo que está en el alma
y saben leer en mi mente lo que pienso
y transmitirlo en palabras .
Acariciaron a mis hijos
cuando un dolor les amanecía
y cuando una lágrima corría en su cara.
Te acariciaron a vos,
cuando me decías palabras de amor,
y eran un oasis de alivio
cuando el cansancio en tus ojos se notaba.
Aplaudieron canciones de niños
y apretaron manos temblorosas
al entrar a la escuela por primera vez.
Se agarraron fuerte ,
cuando el miedo se apoderó de mi ser.
Mis manos son mucho, mucho para mí,
porque en ellas tuve el agua de un mar ansiado y profundo
y un río cristalino que bajaba de una montaña.
Tuve el pan que estuvo en la mesa de todos los días,
tuve una flor, la que me regalaste
y tuve también el abrazo de un amigo
acompañado en su tristeza.
Mis manos son mucho para mí,
porque son la herramienta que Dios puso
para escribir lo que dicta mi cabeza.
Mis manos son mucho para mí, porque están entrelazadas
con las tuyas, y no me dejan caer, ni me sueltan…
©SIlvia Vázquez

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