sábado, 24 de marzo de 2018

Poesía: Astillas


Astillas

La mañana se había  hecho tarde,
el sol, amaneció dormido,
y la tristeza le invadió  el corazón.

El desenterró los recuerdos del dolor
y los amontonó sobre una mesa .
Ella vio en su boca, la tristeza de su sonrisa.
Lo abrazó , y la fría calidez de ese abrazo
decía todo.

Era el momento de confesar su agonía:
El bailaba con la música muda de su locura,
y ella lo supo.

 

El segundo agridulce de las palabras,
decían que aquella mujer era una astilla
que él nunca pudo sacar
de su corazón,
y con las manos heladas 




de sudor,
le acarició el cabello, y se fue,

lentamente a ese lugar donde podía ser feliz,
en la lúgubre memoria de su amor perdido.

Le dolió morir, y no de amor…


© Silvia Vázquez
del libro "Contraluces"

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