El pasado miércoles 13, Día del Escritor, tuve la
oportunidad de ser parte de un taller literario realizado con alumnos y
docentes de primero y segundo año, del Instituto Ntra. Sra. del Carmen, del barrio de Coghlan.
Una bella escuela, una hermosa capilla muy acogedora y sobre
todo la calidez de la gente.
Invitada por la docente Patricia Golan, los alumnos
trabajaron sobre cuentos de mi libro “Rocío de palabras”: “Cielo turquesa” y “Nochebuena en la casona” .
Tanto la docente Patricia (2do año) como Marianela Bechara (1er año), dieron el
puntapié inicial para la creación de nuevos finales para el primer cuento y la
posibilidad de darles a los alumnos el espacio para entrevistarme brevemente.
Las producciones de los alumnos de segundo año son
publicadas más abajo, luego del relato, y las de primer año, lo serán en breve,
ni bien las envíen vía mail.
Agradezco a la Sra Adriana Vazquez, rectora y a la Directora
de estudios Sra. María Marta Mojico por su atención, por el regalo que recibí y
por la amabilidad y predisposición de parte de todos, desde el encargado de la
recepción hasta los chicos, que escucharon atentamente a sus profesoras y a mí.
Surgieron hermosos finales.
Ojalá que sus vidas estén repletas de momentos sublimes, ellos
son el futuro; y como les dije al finalizar “Siempre sueñen y hagan lo
imposible para que esos sueños sean reales, pero con esfuerzo y constancia”.
1er año |
1er año |
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CIELO TURQUESA
Me llamo Macayle.
No tienen idea de lo
que me costó decir esto por primera vez, en este país. No sabía una sola
palabra cuando abandoné mi Ruanda natal. Mi nombre significa “ de fuerte
voluntad, ardiente” . Y si, debe ser así porque si hay algo que tengo en esta
vida es la voluntad. De otra manera no hubiera llegado donde estoy. Soy alta,
morena y de ojos grandes, mi pelo está enrulado y largo, y siempre estoy
sonriente.
Seguramente ustedes
escucharon pocas veces hablar de Ruanda. Es tan lejos…
Yo nací allí, en un
lugar llamado Gishwati, donde alguna vez hubo un bosque muy hermoso, repleto de
libélulas brillantes que revoloteaban a nuestro alrededor. Nuestra casa, una humilde
choza de madera, fue construida por mi abuelo, Modou Rufugi. Eramos una familia
muy pobre, pero teníamos la instrucción necesaria como para sobrevivir en
nuestro país, a pesar de los problemas que se venían desarrollando por aquellos
años. Por esa época yo era apenas una niña.
El grupo de los
tutsis, estaban en pelea constante contra los hutus. Muchos de nuestros amigos
y familiares debieron huir para no ser asesinados. Ese odio era antiquísimo, y
lo mantenían vigente sin pensar en las trágicas consecuencias.
Familias enteras
muertas en sus propias casas, mujeres violadas y más de 5000 niños nacidos de
esas violaciones, también asesinados.
Todo se había
transformado en un infierno, en el que no quería vivir. El año 1994 se
convirtió en el Apocalipsis y muy pocas partes del mundo se hacían eco de
nuestro dolor.
Cien días
transcurrieron desde el comienzo de las matanzas, cien días con el olor a
muerte sobre nuestros cuerpos, cien días con hambre, rodeados de soldados que
intentaron evitar aquel genocidio y mantener la paz .
Se escuchaba hablar
de un hombre, llamado Dallaire. El sería el enviado para enfrentarse a Paul, el
comandante rebelde tutsi responsable de las matanzas.
Tengo en mi memoria
las tardes en el lago, recogiendo los peces que veíamos en el agua
transparente, las montañas allá a lo lejos que nos hacían soñar con un mundo
diferente. Siempre pensé que abandonaría mi pueblo siendo mayor, jamás por una
guerra tan inútil. Y acá estoy, tan lejos de mi tierra, pero feliz. Ahora digo
eso, claro, cuando ya me establecí en esta enorme ciudad tan diferente de
Gishwati. Diferente no solo por su paisaje, sino por su gente.
El hecho de ser una
persona de color, no me facilitó para nada las cosas, pero con el paso del
tiempo, se acostumbraron a mi “extraño tostado africano”, como me dice mi amiga
Jennifer.
Cuando estaba en
aquel avión , imaginaba cómo sería este lugar, del que tanto me habían hablado
los oficiales del consulado. Había sido becada para estudiar, por mis altas
notas en la escuela y por la extrema pobreza de mi familia. Ellos, quedaron
allá, con la esperanza de que algún día pudieran reunirse conmigo.
Cuando llegué a
Buenos Aires, me llevaron directo a la Embajada. Allí me recibió muy
amablemente un señor que me explicó las razones por las cuales no había podido
viajar la familia completa. Días más tarde, ya estaba sumergida en ese mar de
gente que caminaba sin mirarse a los ojos, apabullada por el ruido de bocinas y
luces de colores que me perseguían hasta enceguecerme.
La gente del
consulado me reunió con una profesora de español que había estado viviendo en
Kigali, la capital de Ruanda, hasta que comenzaron las matanzas. Ella decidió
escapar a Argentina, trayendo una larga
lista de amigos a quienes hoy sigue contactando, pero con un gusto amargo, de
haberlos dejado en aquel lugar de cuerpos inertes que habitaban las calles.
Ha pasado ya diez
años, y logré mucho. Establecida en una pequeña casita a pocos kilómetros de la
gran ciudad, con un trabajo estable que me permite vivir dignamente y pudiendo
expresarme de forma correcta en el idioma que años atrás no comprendía. Cuánto
tiempo me costó entender a la gente que me hablaba en otro idioma en aquella
casona de estudiantes. Algunos creían que era muy tímida porque apenas abría la
boca. Mi mayor miedo era decir algo inconveniente por no saber .
El lugar donde vivo
ahora es tranquilo, las casitas son bajas, muchos habitantes son descendientes
de europeos: italianos, españoles, alemanes. La mezcla casi ni se nota. Todos
están ya establecidos y generalmente sus familias viven cerca unas de otras.
Son muy amables y me hicieron sentir muy cómoda a pesar de las diferencias
culturales. Al principio, claro, no fue fácil ver una “negra” en un lugar donde
no existían, pero ya formo parte del barrio. Hace poco supe que había una
familia africana viviendo cerca de casa, que había estado en Madrid hasta hace
un año atrás, cuando se quedaron sin trabajo y decidieron viajar aquí a probar
suerte
Agradezco mucho haber
conocido a quienes hoy son mis amigas, que mi familia esté un poco mejor y que
ya quede en el recuerdo aquel mundo de violencia. Anoche viendo tele, supe que
habían arrestado a cuatro hombres en Gran Bretaña, por el genocidio de 1994, y
fueron extraditados para ser juzgados. ¡Cómo me gustaría estar sentada
descalza, en el borde del lago Victoria, y sentirme una ninfa entre esos
pequeños dragones de luz !… Ya vendrá el tiempo en que volvamos a estar juntos,
y poder recordar solamente los buenos momentos , intentar olvidarnos de lo
malo, de todo lo que pasaron ellos …y yo. Por ahora sigo haciendo mi vida aquí,
esperando poder terminar de juntar el dinero para traer a los míos. Se que no
se van a quedar mucho tiempo. Es muy difícil para ellos dejar aquello, que es
su vida, su tierra. El abuelo, a quien todavía están intentando convencer de
volar, sigue firme a sus raíces, a su mundo, y dudo que alguna vez vuelva a
verlo. Mis padres y mis dos hermanos menores están expectantes (creo que no
pasará mucho tiempo más para que estén conmigo).
Pienso en formar mi
propia familia, de hecho estoy saliendo con
Emmanuel, el menor de los hijos de quienes viven cerca de casa. Quiero vivir aquí,
quiero que mis hijos nazcan aquí, no olvidar mis costumbres, me gente y mi
lugar. Me siento feliz por haber hecho todo lo que hice, pero extraño mucho a
los míos y los quiero tener cerca.
Me llamo Macayle,
doctora Macayle Rufugi, y pertenezco a
una agencia de ayuda a refugiados, y desde aquí, cada día de mi vida,
ayudaré a quienes necesiten, por que yo también alguna vez sufrí todo eso, la
guerra, el olvido, la pobreza.
©Silvia Vázquez
TRABAJOS GRUPALES
Macayle ahora vive en
el Barrio Saavedra. Se dedica a ser doctora y pertenece a una agencia de ayuda
a refugiados. Hace 2 años se casó con Emmanuel y tuvieron un hijo, que actualmente
tiene un año. Finalmente consiguió la plata para que su famiia venga a vivir
con ella y poder volverse a reunir.
Macarena Sbarra, Lucila González, Daiana Morate, Florencia Tula, Sofia
Correa, Melanie Bres.
…………………
Hoy en día Macayle
está intentando tener más y aprender del mundo y sobre ella. Aunque a veces
extrañe Africa, sabe que lo mejor para su vida va a ser quedarse acá.
Nunca tendrá la misma
vida que tuvo allí.Los recursos no son los mismos en Africa que los de acá, acá
en Argentina los tiene más fácil.
Cada día aprende más
de ella y de su población, en la que habitan. Por ejemplo; las tribus de Africa
son distintas a las de acá, son más unidos y saben cómo tratarse entre ellos.
En cambio acá nos discriminamos y miramos los errores de todo, algo negativo
nuestro, pero también tenemos muchas partes positivas que nos sirven para la
vida y formarnos como personas.
Kiara Paz, Sofía Valente, Delfina Zaragoza y Franco De Bernardi
………………………….
No me fue fácil
adaptarme, todo era completamente desconocido para mí Sus hábitos son
extremadamente distintos a los de mi país.Yo desayunaba a las 5 de la mañana un
pan con té, debido a que no tenía recursos necesarios para comer otra comida.
Aquí me levanto a las 8 a.m y desayuno mate con bizcochitos, los cuales no me gustan demasiado.
Luego de mi disgusto
voy a trabajar al hospital Otamendi, en
el cual ayudo a quienes me necesitan. En cambio cuando estaba en Africa iba a
recolectar cacao.
Cuando salgo de allí
me encuentro con mis hermanos, ya que vinieron a Buenos Aires y vamos a cenar,
cosa que no podíamos hacer allí. Ahora sí. Soy feliz.
Bísico Julián, Wallner Valentina, Mortensen Lucía, Secatore Juana,
Romano Agustina y Alessio Florencia
…………………………………
Esa mujer, desde
aquel entonces, hasta hoy, logró finalizar sus estudios; se convirtió en
ginecóloga que actualmente lucha por los derechos de la mujer.
Con el pasar de los
años pudo establecerse y luego de un tiempo vendiendo accesorios, traer a su
familia y expandirla.
Debido a su dura
experiencia decidió formar una organización internacional que se basa en apoyar
a los refugiados para que no pasen lo mismo que ella sufrió.
Antonella Berlari, Agustina Da Silva, Josefina Chacón, Fernanda Pastor,
Francisca Pluchinotta, Luciana Ezagüi
La vida de Macayle en
Buenos Aires, sería ocupada, ya que, si bien ayuda a los refugiados, desde un
lado médico, comparte su experiencia a modo de ejemplo de vida por su desempeño
en esta sociedad. Aprendió el habla, se desenvolvió, no solo en su carrera,
sino también como persona. Hoy en día está felizmente casada con Emmanuel, es
madre de tres hijos a quienes les inculca los valores desarrollados a lo largo
de su camino. Gracias a su voluntad, pido reunirse con su familia y volver a
conectarse con sus raíces.
Flor Gullo, Naza Meza, Juli Iglesias y Male Moirón
………………………………….
Gonzalo Larroca, Thiago de la
Rosa, Hernán Meza, Facundo Bento, Francisco Niño
La profesora Golan, trabajó al día siguiente, jueves 14, con
sus alumnos de 3er año, quienes también hicieron sus producciones:
A comienzos de
primavera, mi familia, después de convencer a mi abuelo de tomar un vuelo,
llegaron a Buenos Aires. Mi prometido Emmanuel y yo, los buscamos en el
aeropuerto Ezeiza.
No puedo expresar con
palabras la felicidad que sentí al ver de nuevo a mi familia; compartimos un
abrazo cálido que me recordó a mi hogar, Africa.
Al llegar a mi casa
disfrutamos entre todos una agradable merienda, que incluía mates amargos y
bizcochitos de grasa, una costumbre ajena para ellos.
Establecimos una
conversación muy amena, en la cual hablamos distintos temas entre los cuales mi
embarazo causó furor.
Mis hermanas se
emocionaron con la noticia del futuro integrante.
Nos pasamos el resto
de su estadía recordando las agradables
tardes en el Río Victoria en familia y enseñándoles mi nueva vida en Buenos
Aires.
El día del adiós,
todos me dieron buenos deseos con mi hijo ya de seis meses, prometiéndome que
regresarían para cuando nazca.
Melina Lamédica, Estefanía Garro, Dolores Mujica
……………………………..
¡Finalmente, logré
ser una doctora! Atiendo a los refugiados y los ayudo a poder adaptarse al país.
Este trabajo realmente me pone feliz ya
que pasé por lo mismo que ellos, entiendo lo perdidos que se pueden encontrar,
y sé que alguien ha de ayudarlos en esto. También extraño mucho a Ruanda, mi
país natal, me gustaría abrir un refugio para que la gente de allí pueda venir
aquí a vivir, al igual que mi familia, ¡lograron venir!. Nos reunimos todos los
domingos a comer, estoy tan feliz de que hayamos vuelto a vernos.
Ah, y me olvidé
mencionar, formé con Emmanuel una hermosa familia, tenemos un hijo con ahora 6
años llamado Martín y una hija de 4 años llamada Ana, son lo mejor que me pudo
haber pasado, los amo mucho.
Quizá al comienzo me
costó adaptarme y quería volver a mi país natal, pero debo admitir que este
país mejoró toda mi vida y no dudaré en quedarme acá.
María Belén M, Lucila Torrera
………………………………………
Con la ayuda de mi
querido Emmanuel y mi trabajo en el hospital pudimos ahorrar el dinero que me
permitió encontrarme con los míos.
Envié el efectivo con
la esperanza de que toda mi familia pudiera
viajar, inclusivo el abuelo.
Ansiosa por que
llegue ese día, con Emmanuel nos enteramos que estaba embarazada, sentí una
inmensa alegría y no pude contener las lágrimas.Me imaginé el momento en que le diría a mi familia la noticia y el poder criarlo en un lugar
seguro, con amor.
Finalmente llegó el
día. Sonó el timbre y Emmanuel nervioso, al abrir la puerta , escuché una voz
familiar pero madura de mi hermanito quien creció tanto que no lo reconocí, fue
imposible contener el llanto de emoción aunque
me dolió la ausencia de mi abuelo, lo entendí es difícil dejar tu
tierra.
Una vez terminada la
cena, mi padre me dio la noticia que el
abuelo enfermó y falleció pocos días después de decidir que iría a verme . Dolida,
me acordé de un momento único de mi infancia el cual mi abuelo me ayudaba a recolectar los peces del lago Victoria, su
compañía quedará guardada en mi corazón. Fue en ese momento en el que decidí el
nombre de mi futuro hijo, Akili, el mismo que el abuelo querido.
Guadalupe Alvarez, Lucila Tomás, Bianca Ciampoli, Karen Mendoza, María
Rosa Ferreras
……………………………….
Años después, en mi
trabajo, me encontré con un caso similar al mío. Resulta que una chica de 15
años con muy buenas notas y rendimiento escolar perdió una beca escolar que le
permitía marcharse de su país, pequeño y pobre. Esta chica T´cholla es huérfana
de guerra y vive con su abuelo, un hombre mayor que se sacrifica para darle
lo mejor a su nieta.
Hablando con mis
colegas de trabajo, me informaron que piensan trasladar solo a la niña, pero
les está resultando costoso separarla de su abuelo. Por lo tanto, decidí
involucrarme en la recaudación de fondos para traer a ambos, recordando lo que
sentí al saber que nunca volvería a ver a mi propio abuelo.
Luego de tres meses
de duro trabajo, me complace informar que ambos ya se encuentran instalados en
Argentina. T´challa sigue siendo la mejor de su clase aquí en Buenos Aires y su
abuelo, forzosamente, sigue aprendiendo el idioma español pero le alegra poder
seguir junto a su nieta . Me alegra saber que participé de este exitoso, pero
triste caso de refugiados.
Fabrizio Camurati, Angeles Marcovecchio, Angie Velasquez, Valeria
Alfaro
……………………………
¿Qué mejor festejo que este en el Día del escritor?
IZQ A DER: Patricia Golan, Adriana Vazquez, y Prof de psicología |
Los libros preferidos de los chicos |
©Silvia Vázquez
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