Juan Pablo Yapura, habla sobre él, sobre sus amores, su
lugar, su trabajo:
“Nací el 18 de enero
hace casi casi 40 años! En Santa María, Catamarca.
Viví ahí hasta
terminar la secundaria, luego viví en Tucumán, salta y ahora en Jujuy donde me
quede por amor. Primero por amor a sus paisajes y luego a mi Mujer, Analia, hoy
madre de Julia y Salvador, mis dos hijos.
Trabajo desde siempre
en comercio, y me gustan los deportes al aire libre que es algo que descubrí
acá en Jujuy.”
Empecé a escribir a
las 9 o 10 años, recuerdo que escribí algo que le regalé a una de mis primas
cuando nació. Desde ese momento escribí muchas cosas, pero lo hacía solo para
mí, a manera de desahogo digamos, no dejaba que nadie lea lo que escribía. Así
fue durante toda mi primaria y secundaria, recuerdo que al finalizar la
secundaria había escrito algo en formato de prosa, que hablaba sobre la transición
del colegio hacia la universidad, sobre todo porque desde Santa María, los que
teníamos la posibilidad de ir a la universidad, salimos ya sea a Catamarca
capital o mayormente a Tucumán, en fin, eso que había escrito era también, como
todo lo demás, solo para mí, o al menos eso quería yo. Mi mamá encontró ese
escrito y lo hizo leer en la noche de la cena de colación, si bien para mi no
fue algo que disfrute ya que me daba vergüenza, a mis amigos y familiares les
gustó mucho.
Y así seguí
escribiendo y leyendo, me empecé a interesar más por la poesía sobre todo
cuando descubrí la poesía de Mario Benedetti, su forma de escribir tan clara y
sencilla, tan lejos de esos poemas complicados y difíciles de entender a veces
me cautivó y me hizo ver que se podía escribir poesía desde la simpleza más
básica de la palabra. Desde ese tiempo escribo y siempre se da de la misma
manera, es casi una necesidad, las palabras llegan, no soy yo el que sale a
buscarlas, ellas me buscan a mí y son insistentes, a veces demasiado, tanto
como para hacerme levantar a mitad de la noche, garabatear alguna idea en el
editor de texto del celular y recién puedo volver a dormir para volver sobre
eso al otro día.
¿Hubo alguien especial que “descubrió tu talento literario?
Hoy, viviendo ya en Jujuy
encontré muchos escritores y sobre todo poetas con los que pude compartir
muchas cosas. Entre ellos Nélida Robledo quién con su forma impetuosa de hacer
todo me fue empujando en este camino de la poesía y fue por ella que participe
de muchas actividades culturales en Jujuy.
Desde compartir
lectura en cafés literarios hasta participar en una Antología internacional por
la Paz, y participar también en un hermoso proyecto como fue Pre-textos del
solsticio que también tuvo un contexto internacional pero sobre todo género un
clima muy lindo para la cultura.
¿Cómo te decidiste a publicar “Caleidoscopio?
También fue ella
entre otras personas los que me empujaron a editar "CALEIDOSCOPIO" mi
primer libro de editorial que fue
impreso en septiembre con la editorial Ediciones Pyrautas. Es un pequeño
poemario que consta de 14 poemas que fui montando sobre imágenes que elegía una
vez que escribía algo. Y es de esta forma que público en mis redes.
Uno de sus cuentos:
El jardín de rosas
marchitas
6:45 a.m. Despertaba
siempre a la misma hora. Su departamento hacía eco del silencio que reinaba en
sus pequeños dos ambientes, de eso y de esa insoportable gotera a la que ya se
había acostumbrado.
Diez flexiones de
brazos seguidas de veinte sentadillas y luego veinte abdominales que hacia sin
descanso en dos rondas eran, según él, lo que lo ayudaba a despertar del todo
antes de meterse a la ducha.
Así empezaban los
días de Jeremías, que era un tipo que hasta quien no lo conocía podría
catalogar de: Muy Practico, aunque solitario y sombrío.
La elección de la
ropa no significaba para el más que unos minutos ya que iba tomando del placar
lo que estaba más mano, con suerte, con mucha suerte, a veces lograba combinar
algunas cosas aunque solo se enteraba si al llegar al trabajo, Natalia, la
mujer con los ojos más lindos que él había visto, le soltaba un: -Buen día,
Buen día, que lindo que estas hoy!, a lo que el respondía, siempre en voz baja,
con un: tengo una fiaca terrible, no veo las horas de tomarme unos mates.
Jeremías y Natalia
trabajaban juntos desde hacía más o menos once años, pero a ella le parecía
notarlo más solitario y triste en los
últimos meses y por eso siempre trataba de darle charla mientras el tomaba un
par de mates al lado del dispenser de la oficina. Ella siempre hablaba sobre
algún libro que leía ya que era una gran
lectora, también hablaba sobre la vida
después de la muerte y sobre autos, dos temas que le apasionaban; el solo la
miraba y rara vez respondía algo, o tal
vez nunca; y siempre era el quién terminaba esas cortas chsrlas, después del
quinto o sexto mate, con la misma frase: -bueno, a trabajar se ha dicho, y se
metía a su box desde donde no salía más que para irse a su casa.
Natalia siempre
quería conversar un poco más, sobre todo en esos días que le parecía verlo más
triste que de costumbre.
Un día, ella le
pregunto: Jere, que haces además de venir a trabajar?, él se quedó callado un
momento, con los ojos hacia arriba y a su izquierda, evidentemente intentando
inventar una respuesta y termino soltando entre dientes un: - nada; que fue
para ella muy poco convincente pero le dio pie para jugársela: dale, contame, o
tengo que ir hasta tu casa para saber más de vos? –Nada te digo, que se yo,
tengo un pequeño jardín y cuando estoy en casa trabajo en eso, nada más.
-un jardín?, siguió
ella, - que lindo, y que flores tenes?, Jere solo respondió: bue, ricos los
mates pero estoy con mucho laburo, y se fue a su box.
Esa noche no podía
dormir, ella nunca antes había hecho esa pregunta.
En los días
siguientes casi evito saludar a Natalia, en la oficina siempre es fácil el
escape: Estoy hasta las manos de trabajo, y con eso no había lugar a más
conversación.
Hasta que un día ella
lo siguió hasta donde él vivía, no era muy lejos, unas dieciséis cuadras de la
oficina, que el siempre hacia a pie.
En su camino,
Jeremías, solo hizo dos paradas, una en una florería donde compro un enorme
ramo de rosas rojas y otra en un pequeño corralón donde compro una bolsita de,
más o menos, dos o tres kilos de arena.
A ella no le pareció
nada raro, y siguió tras él. Dejo que el entrara al edificio, y espero un
momento afuera, hasta que una vecina abrió la puerta del edificio y ella pasó,
sin que nadie la viera.
Toco el timbre y
sintió cuando Jeremías se acercó al ojo de buey de la puerta y se quedó ahí
quieto: -sí, te seguí, le dijo. Pasaron unos segundos hasta que el abrió y le
dijo: pasa.
Ella miro todo, lo
miro a él y se encogió de hombros intentado buscar con ese gesto alguna
explicación. Él solamente miraba hacia abajo sin decir nada.
Todo el piso del
departamento estaba lleno de arena y por todos lados se podían ver clavadas un
centenar de rosas marchitas.
Ella lo miró y dijo:
-un jardín de rosas marchitas? -es genial! Sabes lo que me cuesta conseguir las
rosas marchitas que me gusta usar como señalador en los libros que leo? Decía
ella sobre un risa que se cortó cuando en un rincón, donde estaban un par de
herramientas de jardinería, contó las doce rosas, frescas, rojas y hermosas del
ramo que recién había comprado, frente a una mesita dónde vió un portaretrato
con su foto y al lado de este un recorte de un diario de hacia unos meses
atrás, también con su foto, junto a un titular que decía: JOVEN MUJER PIERDE LA
VIDA EN ACCIDENTE VIAL
Respuestas cortas:
Un lugar especial para escribir: Cualquier lugar tranquilo.
La palabra que te parece más hermosa: resiliencia
Un libro que siempre volvés a leer: El amor, las mujeres y la vida- Mario Benedetti
Un autor a quien admires: Mario Benedetti
Una frase que repetís a diario: "TA TODO BIEN"
Una canción que te lleve a tu infancia: Chiquilladas de Leonardo Favio.
Mi papá la cantaba en
cada viaje. Pantalón cortito, bolsito de los recuerdos. Pantalón cortito con un
solo tirador...
Mira recordando
esto... salió algo nuevito nuevito :
Chiquilladas
“Pantalón cortito,
bolsita de los
recuerdos.
Pantalón cortito con
un solo tirador…”
Cantamela de nuevo
viejo,
todo tiene otra magia
cuando la escucho en
tu voz.
Entre el polvo de la
40
y el ronco rastrojero
que te hacia el coro
con su motor.
Cantamela de nuevo
viejo,
todo tiene otra magia
cuando la escucho en
tu voz,
como aquella pelota
de medias
con la que meti mi
primer gol.
Hoy, del otro lado
del tiempo,
quiero que viajemos
los dos
en aquel viejo
rastrojero
para cantartela yo a
vos
a ver si herede tu magia
de cantar con el
corazón.
JPY
con Nélida Robledo |
¡Muchas gracias Juan
Pablo! Un gusto haberte conocido a tantos km de casa…
©Silia Vázquez
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Excelente nota...una vez más quiero felicitar a un amigo en la distancia.. Juan Pablo Yapura!
ResponderEliminarMuy buena entrevista y un genio juan...
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