viernes, 25 de enero de 2019

Microficción: A tientas



Abro el diario del domingo. Rubro 59. Nunca lo leo. Hoy es un día especial.
Mis ojos ya no soportan mucho la luz del sol, por eso prefiero la noche. La noche es luz, no ciega. La disfruto. Tiene vida. El aire huele a pasión y hoy estoy apasionado.
Ahí la veo, 32, exige lectura de Cortázar. Leo bastante, Cortázar no, pero leo.
¿Aceptará 45 años?  Mitad vivida, mitad por vivir (soy 
optimista).

Llamo. No es muy lejos. No tarda. Tiene linda voz. El perfume de mujer se huele en el aire. Suena el timbre. Está ahí: pechos de paloma, piel liviana, verde mirada. Desafiante, segura.
Cierro la puerta.

-          ¿Tomamos algo?
-          Si, claro, lo que quieras.

Tanteo la botella de whisky sobre el barcito. Sirvo.

-          Bueno, ¿te parece si empezamos?
-          Si, claro, quiero el mejor recuerdo de Venus esta noche última, aunque recorra el mapa de tu figura sin la mirada. No soporto la luz.
-          ¿Apago?
-          Me da igual, el velo de mis ojos me permite imaginarte. ¿Y mañana? No se, mañana me despertará la noche de una vez y para siempre.

 ©Silvia Vázquez
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