viernes, 25 de enero de 2019

Oficios desactualizados:pintó la nostalgia.



Yo tendría unos 5 años y él ya pasaba, generalmente a la hora de la siesta y gritaba fuerte: “ sillas, sillones, mecedoras, todo en mimbreee…”. Me asomaba a la puerta y lo veía venir, en realidad no lo veía, lo escuchaba, ya que estaba sentado dentro de su carro, escondido entre las sillas y las cortinas de esterillas, las mecedoras y los jarrones de mimbre. Y apenas asomaba sus manos para dirigir el caballo que le tiraba del carro.

Por años pasó, por años, él y ese cantito reconocido por todos. Una vez mamá lo paró para preguntarle un precio y ahí conocimos su cara. Era un hombre extremadamente delgado, pero sus manos eran fuertes, ajadas, gastadas por el tiempo. No era muy mayor pero lo parecía. Seguramente los trabajos los haría el mismo, ya que conocía perfectamente los detalles del armado y de la fabricación.

Aún anda por ahí uno de sus productos, ya pasado de moda, pero eterno.


Profesiones que ya no existen, o al menos no existen en mi barrio. Quien todavía pasa los sábados a la hora de la siesta, es la señora Blanca, que vende escobas. “Escoba,escobillón….”. Grita con un vozarrón inconfundible, la mujer que viene caminando desde más allá de San Miguel hasta San Martín, para vender y darle de comer a sus hijos, hoy a sus hijos y nietos, supongo.

Ella aún vende escobillones eternos, que jamás se rompen, que jamás se estropean, así que los sigo comprando cada tanto, como para que no se pierda la tradición y a la vez tener un producto que vale la pena. Ella misma los hace. Ella misma los vende.

Ya no pasa el lechero (dejó de hacerlo cuando yo era chica), ni el verdulero (a veces pasa una señora boliviana con un carrito), pero sí el afilador, aunque hoy en día cuesta menos comprar un cuchillo que afilarlo (carísimo el trabajo). Pasa cada tanto el huevero, que no entiende que nadie sabe que dice, porque el parlante ya cumplió su ciclo pero él aún lo utiliza. Respira hondo y habla “ señooooora, señoooooora, 30 huennsgfrr6swosjjjj pesooooo, 30 huemememnsnsn por  jskskf pesooooo, aproveche señooooooooora”.

Una vez cada tanto pasa un camión a quien llamábamos  “chatarrero” que compra de todo y a buen precio, según él, pero  termina ofreciendo dos pesos por lo que quiere llevarse.
Los tiempos cambian, pero los recuerdos siguen…




¿Bocha?¿ Y Bocha? Era un juglar, Bocha. Un viejito (siempre lo vi como viejito), petisito y arrugado, con algunas copas de más, arrastrando su carro vaya a saber desde donde, y juntando porquerías. Cada semana decoraba su carro con algo diferente. Vestido con un saco de traje y pantalón de traje también, y el botón de arriba de la camisa siempre abrochado.

La radio Spica siempre encendida y él cantando el tanguito del momento. Eso sí, muy picarón, no se perdía de mirar a ninguna de las chicas que pasaban por la vereda caminando y siempre tenía un piropo para ellas. Tal vez hoy sería acusado de acosador. Era inimputable, inofensivo dirían las señoras mayores. Aún así, a veces nos asustaban con él cuando no hacíamos lo que nos pedían.
Lo vi hace unos 6 años, conversando con el vendedor de la casa de sanitarios, a tres cuadras de casa. No sé qué edad tendrá, pero a esta altura pasa los 80. 

Lo sigo viendo viejo, arrugado, con unas copitas menos tal vez, pero sin su carro. No me animé a preguntarle qué hacía. Prefiero seguir con el recuerdo de su Spica y sus tangos y arrastrando el carro lleno de cachivaches.

©Silvia Vázquez
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1 comentario:

  1. tiempos como esos ya no volveran. por desgracia,pero siempre los llevaremos en nuestros corazones,hoy por hoy vivo en un barrio en el que tambien pasa el huevero, el que vende las bolsas de papa, el que compra baterias viejas, lavarropas y todo tipo de cosas.Yo tambien me crie en un barrio alla por los 50 Y el lechero, panadero, el carnicero con su gran carro qu parecia una cerreta,en fin todo tiempo pasado fue mejor como se suele decir.

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