viernes, 10 de noviembre de 2023

Artistas plásticos: Tamara de Lempicka

 

Tamara de Lempicka

La artista polaca Tamara de Lempicka se le ha calificado como «la mujer que se inventó a sí misma». Dotada de un gran talento artístico y con el éxito como meta, Tamara creó la imagen de mujer moderna, libre y segura de sí misma de los años 20.



Nació en Varsovia en 1898 como Maria Gurwik-Górska en el seno de una familia muy acomodada y, desde pequeña, tuvo la oportunidad de viajar, estudiando en un internado en Lausana. Posteriormente se trasladó con su familia a al refinado pero decadente San Petersburgo. Allí comenzó sus estudios en la Academia de Bellas Artes. En 1916 se casó con el abogado Tadeusz Lempicka (1888-1951), del que tomó su apellido, pero la Revolución de 1917 les hizo exiliarse, primero a Copenhague y después a París.




El exilio: un nuevo comienzo

La capital francesa se había convertido en ese lugar donde los intelectuales y artistas expatriados buscaban iniciar una nueva vida. Tamara comenzó a tomar clases de pintura en la Academia Ranson y en la Academia de la Grande Chaumière, con el objetivo de ganarse la vida vendiendo su obra, ya que su marido no podía encontrar trabajo.

Su primera exposición fue en el Salón de Otoño de 1922, donde obtuvo un éxito arrollador. Lempicka participaba en los actos organizados por la Unión de Mujeres Pintoras y Escultoras. Su trabajo como ilustradora de moda en varias revistas femeninas, entre ellas Harper’s Bazaar, se convirtió en la principal fuente de ingresos de la familia.



En esta década Tamara y su hija viajan a Italia, donde la artista estudia las obras maestras del Renacimiento. En el transcurso de este viaje conoce al conde Emmanuele Castelbarco, quien organizó su primera exposición en Italia.

La fama artística de Lempicka fue creciendo durante los años 20, cuando comenzó a realizar numerosos retratos y organizando fiestas para la alta sociedad. En 1930 compró una casa en el número 7 de la rue Méchain que convirtió en un icono de la modernidad arquitectónica del momento. Las revistas de decoración francesas, británicas y polacas alabaron su buen gusto, y la vivienda se convirtió en objeto de reportajes de decoración. El proyecto del edificio fue del arquitecto art decó Robert Mallet-Stevens, mientras que su hermana Adrienne Górska -la primera mujer polaca licenciada en arquitectura y todo un referente de estilo por su diseño de salas de cine en Francia- se encargó de diseñar los interiores. La vivienda era ultramoderna y funcional, sin espacio para el sentimentalismo: luminosa, fría, con tubos a la vista, acero, muebles de diseño y esculturas contemporáneas. Un lugar que la prensa polaca describió como “gris humo, gris pizarra, gris piedra, gris plata”.

 


 

Este es el aspecto que tenía el interior de la casa de la rue Méchain cuando Tamara de Lempicka vivía en ella.

En estos años la imagen de Lempicka estaba cada vez más vinculada a la moda. Considerada por muchos la mujer más elegante de París, Lempicka cuidaba hasta el último detalle de su apariencia, ya que vestía con prendas de los grandes diseñadores. Inspirándose en Greta Garbo, eligió con cuidado a los fotógrafos que la retrataron: Lorelle, D’Ora, Maywald o Thérèse Bonney, todos ellos fotógrafos de las estrellas de cine. ¡Puro glamour!

 

Traslado a EE.UU.

En 1929 fue contratada por el magnate americano Rufus Bush para que realizara un retrato de su prometida. Lempicka viajó a Nueva York y aprovechó su estancia para pintar varias vistas de la Gran Manzana. 

Su matrimonio con Tadeuzs terminó, debido a las apasionadas relaciones de la artista y su estilo de vida hedonista. Se volvió a casar en 1933 con el barón Raoul Kuffner (1886-1961), heredero de una rica familia de cerveceros húngaros. Con la amenaza de una nueva guerra en Europa, Tamara cerró su casa de París y el matrimonio se trasladó a Estados Unidos. Organizó tres exposiciones en Nueva York, San Francisco y Los Ángeles que, además de sus famosos retratos, incluían también bodegones y pinturas abstractas. A pesar de los esfuerzos por mantenerse relevante, el éxito de Lempicka fue fue decayendo.

Lempicka enviudó en 1962 y, después de viajar por el mundo, se instaló en Texas con su hija Kizette y su familia. Aunque siguió pintando, ya nunca volvió a exponer, salvo una retrospectiva en 1973 que le devolvió gran parte de su vieja gloria. Se trasladó a Cuernavaca (México), donde falleció mientras dormía en 1980.

¿Cómo trabajaba Tamara de Lempicka?

El arte de Tamara de Lempicka se caracteriza por sacar el máximo partido a la belleza, dado que ella misma vivía rodeada de lujo y glamour. Era admiradora de la pintura italiana del siglo XV, en especial de Botticelli, y de la flamenca del siglo XVII. Consideraba las pinturas de su época feas, pero tampoco quería ser una artista anticuada… Utilizó todos los recursos estéticos a su alcance, como el cubismo y el futurismo, consiguiendo en sus obras la modernidad propia del Art Déco, estilo del que es abanderada.

En sus pinturas destacan las formas geométricas, volúmenes contundentes, y los colores brillantes. Su estilo es elegante y refinado, reflejando su propia sofisticación y buen gusto. El uso que hace de las luces y sombras muestra una realidad casi fotográfica en los cuerpos de las modelos, cuyas formas son plenas y rotundas.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Lempicka ya no recibía encargos para realizar retratos. Durante una época pintó rostros femeninos idealizados, más redondeados que sus producciones anteriores. Siguió inspirándose en los maestros renacentistas, creando la serie de los turbantes.

 


 

Durante los años 50, buscando su camino artístico, Lempicka inicia una serie de pinturas de corte abstracto, geométrico y sin volumen, pero que parten de una temática figurativa. Este periodo lo alterna con otras composiciones en las que trabaja con paleta en vez de pincel. Su trabajo remite a las obras de Georges Braque, con multitud de variaciones del tema de la naturaleza muerta. Tras varias pequeñas exposiciones que resultaron un fiasco, comenzó a inspirarse en la abstracción de Serge Poliakoff.

Tras un repunte en su fama por la exposición de 1973, Lempicka comenzó a reinterpretar algunas de las obras que le hicieron famosa en los años 20 y 30, así como la imagen de San Antonio de Padua, de la que hizo numerosas versiones.

Selección de obras de Tamara de Lempicka

Les muestro una pequeña selección de las obras de Lempicka que más me interesan. Como toda selección tiene un alto componente de subjetividad y quizás no coincidáis con las mismas, pero os animo a que hagáis la vuestra y disfrutéis. ¿Cuáles elegiríais vosotros?

Marie-Christine Kizette Lempicka nació en 1916 y fue, desde pequeña, modelo para las obras de su madre. Todos sus retratos de infancia y adolescencia gozaron de gran reconocimiento por parte de la crítica. Kizette en el balcón ganó el primer premio en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos en 1927.



 

Esta es una de mis obras favoritas y, probablemente, la que ha llegado a ser una de las más características de Lempicka. Fue un encargo de la revista alemana Die Dame, que la empleó en su portada. Pero, ¿qué cuenta este cuadro para ser tan icónico?

Lempicka, tan preocupada por su imagen, no pretendía aquí retratarse a la perfección, sino que más bien servir como modelo de la vida y sociedad de la época. En la década de los 20 la sociedad, todavía marcada por la Gran Guerra, vio como las mujeres fueron ganando derechos y libertades. En este contexto, conducir un automóvil se convirtió en un símbolo de la liberación como ningún otro.

Lempicka rinde homenaje a la bailarina Isadora Duncan, fallecida al estrangularse cuando el largo chal que llevaba se enredó en las ruedas delanteras del vehículo en el que viajaba. Isadora iba en el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar propiedad de un joven mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado Bugatti…

Este cuadro podría ser una metáfora de cómo los felices años 20 van muriendo, al igual que aquellos que los vivieron y simbolizaron, para dejar paso a los tumultuosos 30…

 


Nana de Herrera

Tamara de Lempicka Nana de Herrera

Lempicka trabajando en el retrato de Nana de Herrera, 1928-29

Nana de Herrera era una famosa bailarina española quien, además, fue la imagen publicitaria de los cigarrillos Gitane durante muchos años. Su amante, el barón Kuffner, encargó a Lempicka que le pintara un retrato. La simpatía de la artista hacia la modelo fue escasa, retratándola sin gracia, casi como una caricatura. Como ella misma relataría tiempo después, se quedó decepcionada al conocerla, pues no le pareció chic, ni atractiva para ser una bailarina tan conocida. Quizá por ésto el barón decidió dejarla e iniciar una relación con Lempicka, casándose con ella unos años después…

Muchacha con guantes


Tamara de Lempicka. Muchacha con guantes (Girl with gloves), óleo sobre tabla, 1929. MNAM, Centre Pompidou.

Muchacha con guantes es otra de las obras más icónicas de Lempicka. Una elegante chica vestida de verde se sujeta el sombrero para que no se lo lleve la brisa que sopla. El movimiento de la seda del vestido es increíble.

¿Por qué Tamara de Lempicka puede gustar a los niños?

Uno de los objetivos de Historia, maleta y niños es hacer la cultura agradable y accesible a los más jóvenes, ya que creo que si aprenden a disfrutar del Arte y la Historia desde pequeños es más probable que lo valoren y aprecien de mayores.

Su estética, calificada por muchos como «cubismo suave» puede ayudarnos a ir reconociendo la geometría en las formas: las líneas rectas marcan los pliegues de la ropa, el brillo del cabello, y también los límites entre la luz y la sombra. Podría ser una manera de introducirnos en el cubismo pero aún «reconociendo» qué estamos viendo -para muchos puede resultar complicado ver un rostro o cualquier objeto en una representación de muchas facetas simultáneas, ¿verdad?-.

Tanto los colores intensos como los tejidos satinados llaman la atención de los más pequeños. ¿Vestían las señoras siempre tan elegantes? ¿Iban a alguna fiesta? Pero más que los sofisticados trajes -o la ausencia de ropa, en algunos casos- puede intrigarles el maquillaje de las mujeres de Tamara, el triángulo que forman sus ojos y sus labios. ¿Por qué tienen los ojos medio cerrados? ¿Hacia dónde están mirando? ¿Qué estarían pensando?

¡Es una mujer pionera! No todos los artistas tienen el privilegio de ser precursores y máximos exponentes de un estilo, como Tamara de Lempicka lo es del Art Déco.

 

Fuente; Estilo académico: Marieta Bermudo. «Tamara de Lempicka». Historia, maleta y niños. Febrero, 2019. https://www.historiamaletayninos.com/nuestra-artista-tamara-de-lempicka/. Fecha de acceso

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario

Colaboraciones:Ezequiel Cámara

 Egoísta Egoísmo, cierra todo: Ego solo… ¡Egoísmo! Ezequiel Cámara