Tamara de Lempicka
La artista polaca Tamara de Lempicka se le ha calificado como «la mujer que se inventó a sí misma». Dotada de un gran talento artístico y con el éxito como meta, Tamara creó la imagen de mujer moderna, libre y segura de sí misma de los años 20.
Nació en Varsovia en
1898 como Maria Gurwik-Górska en el seno de una familia muy acomodada y, desde
pequeña, tuvo la oportunidad de viajar, estudiando en un internado en Lausana.
Posteriormente se trasladó con su familia a al refinado pero decadente San Petersburgo.
Allí comenzó sus estudios en la Academia de Bellas Artes. En 1916 se casó con
el abogado Tadeusz Lempicka (1888-1951), del que tomó su apellido, pero la
Revolución de 1917 les hizo exiliarse, primero a Copenhague y después a París.
El exilio: un nuevo
comienzo
La capital francesa se
había convertido en ese lugar donde los intelectuales y artistas expatriados
buscaban iniciar una nueva vida. Tamara comenzó a tomar clases de pintura en la
Academia Ranson y en la Academia de la Grande Chaumière, con el objetivo de
ganarse la vida vendiendo su obra, ya que su marido no podía encontrar trabajo.
Su primera exposición
fue en el Salón de Otoño de 1922, donde obtuvo un éxito arrollador. Lempicka
participaba en los actos organizados por la Unión de Mujeres Pintoras y
Escultoras. Su trabajo como ilustradora de moda en varias revistas femeninas,
entre ellas Harper’s Bazaar, se convirtió en la principal fuente de ingresos de
la familia.
En esta década Tamara
y su hija viajan a Italia, donde la artista estudia las obras maestras del
Renacimiento. En el transcurso de este viaje conoce al conde Emmanuele
Castelbarco, quien organizó su primera exposición en Italia.
La fama artística de
Lempicka fue creciendo durante los años 20, cuando comenzó a realizar numerosos
retratos y organizando fiestas para la alta sociedad. En 1930 compró una casa
en el número 7 de la rue Méchain que convirtió en un icono de la modernidad
arquitectónica del momento. Las revistas de decoración francesas, británicas y
polacas alabaron su buen gusto, y la vivienda se convirtió en objeto de
reportajes de decoración. El proyecto del edificio fue del arquitecto art decó
Robert Mallet-Stevens, mientras que su hermana Adrienne Górska -la primera
mujer polaca licenciada en arquitectura y todo un referente de estilo por su
diseño de salas de cine en Francia- se encargó de diseñar los interiores. La
vivienda era ultramoderna y funcional, sin espacio para el sentimentalismo:
luminosa, fría, con tubos a la vista, acero, muebles de diseño y esculturas
contemporáneas. Un lugar que la prensa polaca describió como “gris humo, gris
pizarra, gris piedra, gris plata”.
Este es el aspecto que
tenía el interior de la casa de la rue Méchain cuando Tamara de Lempicka vivía
en ella.
En estos años la
imagen de Lempicka estaba cada vez más vinculada a la moda. Considerada por
muchos la mujer más elegante de París, Lempicka cuidaba hasta el último detalle
de su apariencia, ya que vestía con prendas de los grandes diseñadores.
Inspirándose en Greta Garbo, eligió con cuidado a los fotógrafos que la
retrataron: Lorelle, D’Ora, Maywald o Thérèse Bonney, todos ellos fotógrafos de
las estrellas de cine. ¡Puro glamour!
Traslado a EE.UU.
En 1929 fue contratada por el magnate americano Rufus Bush para que realizara un retrato de su prometida. Lempicka viajó a Nueva York y aprovechó su estancia para pintar varias vistas de la Gran Manzana.
Su matrimonio con
Tadeuzs terminó, debido a las apasionadas relaciones de la artista y su estilo
de vida hedonista. Se volvió a casar en 1933 con el barón Raoul Kuffner
(1886-1961), heredero de una rica familia de cerveceros húngaros. Con la
amenaza de una nueva guerra en Europa, Tamara cerró su casa de París y el
matrimonio se trasladó a Estados Unidos. Organizó tres exposiciones en Nueva
York, San Francisco y Los Ángeles que, además de sus famosos retratos, incluían
también bodegones y pinturas abstractas. A pesar de los esfuerzos por
mantenerse relevante, el éxito de Lempicka fue fue decayendo.
Lempicka enviudó en
1962 y, después de viajar por el mundo, se instaló en Texas con su hija Kizette
y su familia. Aunque siguió pintando, ya nunca volvió a exponer, salvo una
retrospectiva en 1973 que le devolvió gran parte de su vieja gloria. Se trasladó
a Cuernavaca (México), donde falleció mientras dormía en 1980.
¿Cómo trabajaba Tamara
de Lempicka?
El arte de Tamara de
Lempicka se caracteriza por sacar el máximo partido a la belleza, dado que ella
misma vivía rodeada de lujo y glamour. Era admiradora de la pintura italiana
del siglo XV, en especial de Botticelli, y de la flamenca del siglo XVII. Consideraba
las pinturas de su época feas, pero tampoco quería ser una artista anticuada…
Utilizó todos los recursos estéticos a su alcance, como el cubismo y el
futurismo, consiguiendo en sus obras la modernidad propia del Art Déco, estilo
del que es abanderada.
En sus pinturas
destacan las formas geométricas, volúmenes contundentes, y los colores
brillantes. Su estilo es elegante y refinado, reflejando su propia
sofisticación y buen gusto. El uso que hace de las luces y sombras muestra una
realidad casi fotográfica en los cuerpos de las modelos, cuyas formas son
plenas y rotundas.
Al finalizar la
Segunda Guerra Mundial, Lempicka ya no recibía encargos para realizar retratos.
Durante una época pintó rostros femeninos idealizados, más redondeados que sus
producciones anteriores. Siguió inspirándose en los maestros renacentistas, creando
la serie de los turbantes.
Durante los años 50, buscando su camino artístico, Lempicka inicia una serie de pinturas de corte abstracto, geométrico y sin volumen, pero que parten de una temática figurativa. Este periodo lo alterna con otras composiciones en las que trabaja con paleta en vez de pincel. Su trabajo remite a las obras de Georges Braque, con multitud de variaciones del tema de la naturaleza muerta. Tras varias pequeñas exposiciones que resultaron un fiasco, comenzó a inspirarse en la abstracción de Serge Poliakoff.
Tras un repunte en su
fama por la exposición de 1973, Lempicka comenzó a reinterpretar algunas de las
obras que le hicieron famosa en los años 20 y 30, así como la imagen de San
Antonio de Padua, de la que hizo numerosas versiones.
Selección de obras de
Tamara de Lempicka
Les muestro una
pequeña selección de las obras de Lempicka que más me interesan. Como toda
selección tiene un alto componente de subjetividad y quizás no coincidáis con
las mismas, pero os animo a que hagáis la vuestra y disfrutéis. ¿Cuáles
elegiríais vosotros?
Marie-Christine
Kizette Lempicka nació en 1916 y fue, desde pequeña, modelo para las obras de
su madre. Todos sus retratos de infancia y adolescencia gozaron de gran
reconocimiento por parte de la crítica. Kizette en el balcón ganó el primer
premio en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos en 1927.
Esta es una de mis obras favoritas y, probablemente, la que ha llegado a ser una de las más características de Lempicka. Fue un encargo de la revista alemana Die Dame, que la empleó en su portada. Pero, ¿qué cuenta este cuadro para ser tan icónico?
Lempicka, tan preocupada por su imagen, no pretendía aquí retratarse a la perfección, sino que más bien servir como modelo de la vida y sociedad de la época. En la década de los 20 la sociedad, todavía marcada por la Gran Guerra, vio como las mujeres fueron ganando derechos y libertades. En este contexto, conducir un automóvil se convirtió en un símbolo de la liberación como ningún otro.
Lempicka rinde homenaje a la bailarina Isadora Duncan, fallecida al estrangularse cuando el largo chal que llevaba se enredó en las ruedas delanteras del vehículo en el que viajaba. Isadora iba en el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar propiedad de un joven mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado Bugatti…
Este cuadro podría ser
una metáfora de cómo los felices años 20 van muriendo, al igual que aquellos
que los vivieron y simbolizaron, para dejar paso a los tumultuosos 30…
Nana de Herrera
Tamara de Lempicka
Nana de Herrera
Lempicka trabajando en
el retrato de Nana de Herrera, 1928-29
Nana de Herrera era
una famosa bailarina española quien, además, fue la imagen publicitaria de los
cigarrillos Gitane durante muchos años. Su amante, el barón Kuffner, encargó a
Lempicka que le pintara un retrato. La simpatía de la artista hacia la modelo
fue escasa, retratándola sin gracia, casi como una caricatura. Como ella misma
relataría tiempo después, se quedó decepcionada al conocerla, pues no le
pareció chic, ni atractiva para ser una bailarina tan conocida. Quizá por ésto
el barón decidió dejarla e iniciar una relación con Lempicka, casándose con
ella unos años después…
Muchacha con guantes
Tamara de Lempicka.
Muchacha con guantes (Girl with gloves), óleo sobre tabla, 1929. MNAM, Centre
Pompidou.
Muchacha con guantes es otra de las obras más icónicas de Lempicka. Una elegante chica vestida de verde se sujeta el sombrero para que no se lo lleve la brisa que sopla. El movimiento de la seda del vestido es increíble.
¿Por qué Tamara de
Lempicka puede gustar a los niños?
Uno de los objetivos
de Historia, maleta y niños es hacer la cultura agradable y accesible a los más
jóvenes, ya que creo que si aprenden a disfrutar del Arte y la Historia desde
pequeños es más probable que lo valoren y aprecien de mayores.
Su estética,
calificada por muchos como «cubismo suave» puede ayudarnos a ir reconociendo la
geometría en las formas: las líneas rectas marcan los pliegues de la ropa, el
brillo del cabello, y también los límites entre la luz y la sombra. Podría ser
una manera de introducirnos en el cubismo pero aún «reconociendo» qué estamos
viendo -para muchos puede resultar complicado ver un rostro o cualquier objeto
en una representación de muchas facetas simultáneas, ¿verdad?-.
Tanto los colores
intensos como los tejidos satinados llaman la atención de los más pequeños.
¿Vestían las señoras siempre tan elegantes? ¿Iban a alguna fiesta? Pero más que
los sofisticados trajes -o la ausencia de ropa, en algunos casos- puede
intrigarles el maquillaje de las mujeres de Tamara, el triángulo que forman sus
ojos y sus labios. ¿Por qué tienen los ojos medio cerrados? ¿Hacia dónde están
mirando? ¿Qué estarían pensando?
¡Es una mujer pionera!
No todos los artistas tienen el privilegio de ser precursores y máximos
exponentes de un estilo, como Tamara de Lempicka lo es del Art Déco.
Fuente; Estilo
académico: Marieta Bermudo. «Tamara de Lempicka». Historia, maleta y niños.
Febrero, 2019.
https://www.historiamaletayninos.com/nuestra-artista-tamara-de-lempicka/. Fecha
de acceso
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