viernes, 13 de septiembre de 2019

“Las diferentes máscaras de los que ejercen el poder”. Susana Grimberg. Nota para Radio Sentidos

La escritora Susana Grimberg, nos permite publicar esta nota para los lectores de Las musas


“La idea romántica de que todo mal es un producto de la sociedad ha justificado la puesta en libertad de psicópatas peligrosos que de inmediato asesinaron a personas inocentes.” Steven Pinker

Los políticos, por la pasión que sienten por el poder, suelen ser psicópatas, pasión que los conduce a usar a las personas en beneficio propio y para obtener más poder.
Por supuesto que no todos los políticos son psicópatas, aunque sí en una gran mayoría. No es una enfermedad, pero contagia y no hay vacuna que detenga su expansión.
Similares a los psicópatas cotidianos, son personalidades muy fuertes, que nunca dudan de sí mismos, saben adaptarse al medio y se mueven con total libertad. Es más, muchos suelen llegar a la cúspide del poder y del reconocimiento social.
El psicópata más que en enfermo mental, es alguien que tiene una manera de ser en el mundo caracterizado por un afán insaciable de poder, de protagonismo o incluso de matar para lograr sus fines. Tienen códigos propios y están dotados para dirimir cualquier tormenta, generalmente provocada por ellos.
En La Nación (14 de enero de 2009), el médico psiquiatra Hugo Marietán, uno de los principales especialistas argentinos en psicopatía, aseveró hay un tres por ciento de la población con características psicopáticas. Es decir que son psicópatas 1.200.000 habitantes de la Argentina siendo la relación de tres varones por cada mujer. En total serían 300.000 damas y 900.000 caballeros. ¿Por qué más hombres? Porque las mujeres, entre las que también están las que se caracterizan por ser psicópatas, están en la casa.
En la psicopatía, señala este experto, no hay "tipos", sino grados o intensidades diversas. Así, el violador serial sería un psicópata más intenso o extremo que el cotidiano, pero portador de la misma personalidad.
En realidad, la característica básica del psicópata es que es un mentiroso que no miente como cualquiera y que miente no sólo con la palabra sino con todo el cuerpo. Lo hace porque es un gran actor que finge ser sensible sobre todo a la pobreza, al lamentable estado en el que están los pobres sin que nadie pudiera hacer nada efectivo que los saque de la pobreza. Al psicópata muchos le creen porque es muy convincente pero no deja de ser un hipócrita.
La palabra Hipocresía proviene del latín “hypocrisis” y también del griego “hipokrisis” y su significado alude a “actuar o fingir”. En griego es una palabra compuesta por “hypo y crytes” que significa máscara y respuesta respectivamente.
En Grecia, los hipócritas eran actores teatrales que por lo general al momento de comenzar su espectáculo utilizaban una máscara para adentrarse más en el papel y volver el momento más fantasioso y así entretener al público. Tiempo después, el término también fue empleado a las personas que vivían fingiendo ser alguien más, muy parecidoal proceder del psicópata. .
Un individuo hipócrita es aquel tipo de persona que no desea que se conozcan sus verdaderos sentimientos o pensamientos y, para poder lograrlo, esconde sus verdaderas intenciones. Es cierto que también está la persona que actúa con hipocresía en cierto tipo de situaciones que se le presentan, bien sea por miedo, pena o vergüenza. Por otro lado está el que para destacarse, miente, muy similar al psicópata
Mucha gente sabe que miente pero persisten porque al ser el psicópata un líder que va al lugar del Ideal y si va a ese lugar, está en cada uno de los sometidos el deseo de ocupar el lugar del ideal que ocupa el psicópata. Además, si observamos o leemos sobre lo que les sucede a muchos de los subyugados, podemos darnos cuenta de que aceptan ser un mero instrumento porque suponen que, de tener poder, procederían de igual manera.
Características del psicópata
El psicópata carece de empatía, que es la capacidad de cualquier persona normal de ponerse en el lugar del otro. Para un sujeto con esta característica y para un líder político más aún, todo tiene que estar a su servicio: personas, y dinero: la llamada caja, para comprar voluntades. Es decir: utilizar el dinero como elemento de presión.
El psicópata sólo piensa en qué le va a redituar más: dar un plan, un cargo o subsidio. Lo que pone en juego es el de “yo te doy, pero vos me lo tenés que devolver, yendo adonde yo te pida”. El psicópata le quita a la gente la capacidad de elegir. Y el libre albedrío es lo mejor que se le dio al hombre. El escritor Isaac Bashevis Siinger fue muy claro cuando le dijo a un entrevistador que el libre albedrío es el “mejor regalo” de la vida, un regalo que por sí mismo hace que valga la pena vivir. La cultura del egoísmo, promovida por el psicópata reniega de este don porque obtura la libertad de elegir.
En obturar la capacidad de elegir se basaron, históricamente, algunos líderes religiosos con características psicopáticas que apelaban a la salvación del más allá.
Otras banderas fueron las de la creación del hombre nuevo que prendió y prende entre los más jóvenes, luchar por el proyecto nacional, la raza superior, o la patria. Es que el psicópata siempre va a necesitar de la creación de un enemigo, para unir firmemente a los seguidores. Por otra parte, el político con mecanismos psicopáticos necesita de las crisis. ¿Por qué? Para ser reconocido como el salvador. En la paz, no tiene lugar. No la soporta. Por eso las sociedades lideradas por políticos de estas características viven de crisis en crisis.
Los políticos, los psicópatas y las crisis.
Si bien Hitler fue diagnosticado, post mortem, de psicópata, es importante pensar en qué pasó con el pueblo alemán que, en su mayoría, lo siguió. Por otra parte, un sistema, como el que funcionó en la Alemania nazi, no hubiera sido posible sin la colaboración de la población, no sólo alemana, sino europea y, por lo que he leído, de otros países como la Argentina también.
El ensayista, Vicente Garrido Genovés, doctor en Psicología y Graduado en Criminología, pionero en el ámbito de la criminología violenta y consultor de Naciones Unidas, supo profundizar el tema siendo el subtítulo de su libro referido a la psicopatía de los políticos: "Un camaleón en la sociedad actual", en el que alude a la capacidad que tiene tal animal de camuflarse, de aparentar ser lo que no es, adaptándose a los caracteres del entorno en el que se mueve para aparentar "ser igual que los demás" y, por otra parte, el subtítulo se refiere también a que el camaleón es un reptil, y como tal le caracteriza su sangre fría y su carencia de emociones.
Según Garrido, ser psicópata no significa ser un asesino, un violador, un maltratador o un delincuente. Esos son una minoría. La mayoría están camuflados en la vida cotidiana. Puede ser cualquiera de nosotros, un padre, un hijo, un aparente honorable señor, un empresario, un empleado, un cura, un mafioso o un político. Dentro de estos últimos campos hay muchos, ya que lo que más caracteriza al psicópata es el poder y la codicia. Pero puede ser simplemente "una persona normal" con una serie de rasgos como la capacidad de camuflarse, manipular, engañar, desacreditar. Preparados para desoír las necesidades de los demás, son capaces de dañar y maltratar sin reparar en nada.
Ser psicópata define un tipo de personalidad formada en la infancia, como todas, quizá con unas ciertas predisposiciones heredadas hacia ello, pero más aún debido a unas pautas educativas, culturales y sociales que lo fomentan y arraigan. Se tiende a presentar a los psicópatas como locos o enfermos mentales, pero no, no son mentes trastornadas, sino con un patrón de personalidad peculiar. Sus actos son racionales, calculados, -(muy inteligentes)-, combinados con una escalofriante incapacidad para tratar a los demás como seres humanos dotados de pensamiento y sentimiento.
Mentir, engañar y manipular son talentos naturales del psicópata. Cuando se descubre su engaño no sienten reparo alguno, simplemente cambian su historia o retuercen los hechos para que encajen de nuevo. Parecen poseer una incapacidad manifiesta para no sentir las emociones humanas. Junto a una apariencia fría y distante hacen exhibiciones de falsa emotividad. Pueden hablar como si estuvieran teniendo una emoción pero en realidad no la están experimentando, parecen hablar de oídas. El psicópata no muestra las respuestas fisiológicas asociadas con las emociones.
Quiero concluir con estas dos frases de Vicente Garrido:
“Un psicópata no tiene nunca amigos, tiene súbditos, conocidos o esclavos.”
“La ausencia de empatía que sufre el psicópata le impide sentir placer mediante la observación de la felicidad en los demás. El placer de los otros sólo le provoca envidia y codicia.”
Susana Grimberg. Psiconalista, escritora y columnista.
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