Todo sobre ruedas
Hacía mucho calor aquella tarde. A pesar
del sol fuerte, decidí pasear un rato por el Parque Irigoyen, y aprovechar la
sombra de los añosos árboles para tomar un respiro. Aquello era un verdadero
oasis, entre el bullicio de los autos de la Gral Paz ,que merece ser recorrido.
Mi padre siempre me contaba que él había tenido un furgoncito Ford A azul y que
la avenida en aquella época era tan poco transitada que hasta se podía andar en
bicicleta. Me transmitió su amor por los autos. Me gustan las carreras, estar
en los boxes, sentir la música de los motores.
Cuando entré por el portón de una de las
calles laterales, me encontré con una vista bastante tranquilizadora.
Internándome en medio de la arboleda. Ya casi no se oían los autos que circulaban
allá abajo, y me invadió un especial sonido a pájaros. Cerré los ojos y escuché
a alguien a mi lado, narrando una peculiar historia.
Intenté no quedarme dormida para darme
el gustito de imaginármela, y por qué no estar ahí presente, aunque más no sea
por un rato. “San Martín recién tuvo sus
comienzos como pueblo de campaña al final del siglo XVIII
con la instalación de una orden franciscana y de mercedarios.
El nombre original del pueblo "Pago
de los Santos Lugares" se lo debe a estos monjes, quienes hacían
sus acciones en beneficio de los Santos
Lugares de Jerusalén. Alrededor de la capilla de los Santos Lugares
-creada por los franciscanos tras una donación de tierra de don Pablo Luis de Gaona-
fueron asentándose una escuela, un cementerio y la posta.
El
lugar originalmente pertenecía al curato de San Isidro.
En
1911 es declarado ciudad.
En esos tiempos San Martín tenía un perfil cívico-militar por la presencia de cuarteles,
y la buena comunicación con Buenos Aires provocó que creciera casi a la
par de la gran ciudad. La aparición de hilanderías
y numerosas fábricas
en el transcurso del siglo XX llevó a que se la considere también Capital de la Industria, condición
que fue perdiendo con el proceso de desindustrialización de fines de siglo.”
El narrador era, nada más ni nada menos que el Sr. Bocha Balboni, quien graciosamente me contó que …”no era escritor, solo un entusiasta por los autos, medio caradura, y que le gustaba la investigación y los vehículos antiguos ,y me dijo: "Trato de relatar los hechos de acuerdo al resultado de mis averiguaciones, con los medios disponibles a mi alcance. En muchos casos se trata de recortes periodísticos o apuntes de relatos de quienes participaron por lo que pueden contener errores debido a que no siempre es posible chequear su exactitud. En caso de que el lector disponga de información ya sea ampliatoria o en contrario, con muchísimo gusto le agradeceré me lo haga saber. Lo mismo en lo que respecta a mis opiniones que son solo mi modo de ver o interpretar un acontecimiento, y que mas allá de la pasión por los autos no existe mas que el deseo de compartirla con quienes tengan interés o sientan lo mismo"
Tuve la buena idea de preguntarle acerca de lo que fue el Primer Autódromo de Buenos Aires, situado apenas pasando la Avda Gral Paz, cerca de la Avda Constituyentes.
Y
me describió la escena como si estuviera viendo una película:
“Hasta
1912,las carreras se hacían en rutas, o
en circuitos permanentes al sur de la ciudad. Pero en 1927,en terrenos cedidos
por la familia Oliveira César, se planteó un rectángulo de
El
entusiasmo, la dedicación, las promesas y el sacrificio fueron más grandes que
los resultados, ya que pasando varios años, la pista cayó en desuso.”
Una de las anécdotas
más extrañas que el recordaba es que un día apareció un joven entusiasta con un
descomunal aparato y alguien por lo bajo dijo “ vayan llamando al hospital”.
Desafortunadamente salieron disparados por el peralte, por lo que el auto quedó
destruido, pero ellos solo sufrieron rasguños.
Sentado al lado de Balboni, preparaba unos
mates muy ricos el Sr. Federico Kirbus, amante
de los autos, y eximio colaborador en
revistas especializadas. Le extendió un mate al amigo mientras sacaba de su pequeño bolso
algunas imágenes referidas al lugar y un
plano de su ubicación y nos puso al tanto de muchas otras cosas, por ejemplo
que el intendente en aquella época el Sr
Miguel Bonifacini, pronunció las palabras alusivas en la inauguración de la
primera carrera el 10 de julio e 1927, que contó en principio con diez autos
inscriptos y luego participaron solo siete. Y le siguió el Presidente del
Automóvil Club Argentino, quien también dio la señal de partida a los
competidores.
Quise acomodarme en el asiento de cemento y al darme
vuelta, aterricé en el piso.
A mi lado estaba el guardia del parque, con las
llaves en la mano, esperando que me despierte para poder cerrar.
Agradecimientos muy especiales a dos personas muy
amables:
al Sr “Bocha”
Balboni, que actualmente reside en Esperanza, Santa Fe, la gentileza y la
valiosa información
Visite: historiasdehya@gmail.com
al Sr.
Federico Kirbus, de Buenos Aires, las
fotos publicadas en esta nota y las referencias históricas
Visite :
http://federico-kirbus.blogspot.com/
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