A volar
Huelo pinos
y nidos en lo
alto.
Los pájaros me despiertan con melodías
y la brisa del mar me acompaña.
Tengo alma de pájaro,
armo mi nido
donde cobijo mis tesoros
y los llevo bajo mis alas.
Detrás de las ramas,
Un cielo celeste se asoma,
se filtran los rayos
de un espléndido sol.
Abro los brazos, aleteo y salto:
no temo al vacío.
El aire se siente cálido,
me transporta.
Desde lo alto
huelo el perfume de los tilos
que bordean la calle,
los violetas pétalos del jacarandá
en la avenida
y el tenue reflejo del agua en el mar.
Comienzo a descender.
Antes, observo todo,
lo retengo en mis ojos
y en mi piel.
Sacudo por última vez
mis alas húmedas de rocío,
poso mis pies en la arena.
Me acomodo el
cabello,
ato los cordones
de mis zapatillas
y me arreglo la ropa.
Mañana volveré a volar,
pero lo haré contigo.
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