Nació en Buenos Aires
el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires a los ocho meses de gestación. Borges
consideraba que había heredado de sus antepasados dos tradiciones: una militar
y otra literaria. Su árbol genealógico lo relaciona con con familias ilustres
de la Argentina de estirpe criolla y anglosajona, así como también española y
portuguesa.
Desciende de militares
que tomaron parte en la independencia Argentina, como Francisco Narciso de
Laprida, que presidió el Congreso de Tucumán y firmó el Acta de la
Independencia. Francisco Borges Lafinur, su abuelo paterno fue un coronel
uruguayo y Edward Young Haslam, su bisabuelo paterno, fue un poeta romántico
que editó uno de los primeros periódicos ingleses del Río de Plata, el Southern
Cross.
Su padre, Jorge
Guillermo Borges, pertenecía a una familia de origen portugués. Fue un abogado
argentino, nacido en Entre Ríos, y se dedicó a dar clases de psicología. Era un
ávido lector y tenía aspiraciones literarias que concretó en una novela,
"El caudillo". Para 1970, Jorge Luis recordaba con estas palabras a
su padre: "Él me reveló el poder de la poesía: el hecho de que las palabras
sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música".
Su madre, Leonor
Acevedo Suárez, era porteña, aunque algunas fuentes la consideran uruguaya
debido a que era hija de orientales. Aprendió inglés de su marido y tradujo
varias obras al español. En su casa se hablaba tanto castellano como inglés,
por lo que Jorge Luis creció como bilingüe.
Su vida en Europa
En 1914, el padre de
Borges se vio obligado a dejar su profesión debido a la misma ceguera
progresiva y hereditaria que décadas más tarde afectaría también a su hijo.
Ante esa situación, toda la familia se dirigió a Europa para que Jorge padre
pueda someterse a un tratamiento oftalmológico especial. Para refugiarse de la
Primera Guerra Mundial, la familia se instaló en Ginebra, Suiza, donde el joven
Borges y su hermana Norah asistirían a la escuela.
Gracias al fin de las
hostilidades y después del fallecimiento de su abuela materna, la familia
Borges marchó a España en 1919. Inicialmente se instalaron en Barcelona y luego
se trasladaron a Palma de Mallorca. En esta última ciudad Borges escribió dos
libros que no publicó: "Los ritmos rojos", poemas de elogio a la
Revolución rusa, y "Los naipes del tahúr", un libro de cuentos.
En Madrid y en Sevilla
participó del movimiento literario ultraísta, que luego encabezaría en
Argentina y que influiría poderosamente en su primera obra lírica. Colaboró con
poemas y en la crítica literaria en las revistas Ultra, Grecia, Cervantes,
Hélices y Cosmópolis. Su primera poesía, Himno al mar, escrita en el estilo de
Walt Whitman, fue publicada en la revista Grecia el 31 de diciembre de 1919.25
Vuelta a Buenos Aires
En 1921 la familia de
Borges vuelve a la Argentina. Jorge Luis comienza a participar con Macedonio
Fernández en la fundación de las revistas Prisma y Prosa y firma el primer
manifiesto ultraísta. En 1923 publica su primer libro de poemas, "Fervor
de Buenos Aires", y en 1935 "Historia universal de la infamia",
compuesto por una serie de relatos breves.
Durante los años treinta su fama crece en Argentina y publica diversas obras en colaboración con Bioy Casares, de entre las que se destacan "Antología de la literatura fantástica". Además comienza a trabajar como crítico literario y traducto
Entre 1937 a 1945,
trabaja como bibliotecario en Buenos Aires, conferenciante y profesor de
literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Además ejerce el cargo de
presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, miembro de la Academia
Argentina de las Letras, Entre 1955 hasta 1974 fue director de la Biblioteca
Nacional de Argentina desde 1955 hasta 1974. En 1961 comparte con Samuel
Beckett el Premio Formentor, otorgado por el Congreso Internacional de
Editores.
Publica libros de
poesía como "El otro, el mismo", "Elogio de la sombra",
"El oro de los tigres", "La rosa profunda", "La moneda
de hierro "y cultiva la prosa en títulos como "El informe de
Brodie" y "El libro de arena". En estos años Borges también
publica libros en los que se mezclan prosa y verso, libros que aúnan el teatro,
la poesía y los cuentos; ejemplos de esta fusión son títulos como La cifra y
Los conjurados. La importancia de su obra se ve reconocida con el Premio Miguel
de Cervantes en 1979.
En 1986, al conocerse
enfermo de cáncer, Borges se mudó a Ginebra. Falleció el 14 de junio de 1986 a
los 86 años víctima de un cáncer hepático y un enfisema pulmonar.
Seis datos pocos conocidos de Borges
Fue traductor desde
niño y dejó obra en inglés: A los 9 años tradujo al español "El príncipe
feliz", de Oscar Wilde. Además, Borges escribió obras en inglés. Ejemplo
de ello son los poemas On His Blindness y Two English Poems.
Odiaba el fútbol:
Borges tuvo diversas expresiones en contra del Fútbol. "El fútbol es feo
estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota
no son especialmente hermosos", opinó una vez. "Es popular porque la
estupidez es popular", dijo en otra oportunidad.
Se reunió con Pinochet
el mismo día que asesinaron a Letelier: El 21 de septiembre de 1976, el mismo
día en que asesinaron al excanciller chileno Orlando Letelier en Washington,
Borges recibió de manos del gobernante de facto Augusto Pinochet el doctorado
honoris causa de la Universidad de Chile. Luego calificó a Pinochet como un "excelente
persona".
Fue una gran inspiración para "El nombre
de la rosa": Umberto Eco, autor de El nombre de la rosa, admiraba la obra
de Borges. De hecho, Eco reconoció públicamente que el asesino de su novela más
famosa, "El nombre de la rosa", es un guiño al escritor argentino.
(fuente página 12)
Un poema del maestro
Borges:
El golem es, a juicio
de Bioy Casares, el mejor poema de Borges. Un golem es una criatura concebida a
través de la pronunciación de una palabra mágica.
Borges enfatiza la
religión y la filosofía, principalmente aspectos del platonismo, cristianismo y
judaísmo. A lo largo del poema, Borges se refiere a sus principios
fundamentales y amalgama aspectos de las tres filosofías para sacar a la luz la
imperfección de la creación.
Si (como afirma el
griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo
de la cosa
en las letras de 'rosa'
está la rosa
y todo el Nilo en la
palabra 'Nilo'.
Y, hecho de
consonantes y vocales,
habrá un terrible
Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la
Omnipotencia
guarde en letras y
sílabas cabales.
Adán y las estrellas
lo supieron
en el Jardín. La
herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas)
lo ha borrado
y las generaciones lo
perdieron.
Los artificios y el
candor del hombre
no tienen fin. Sabemos
que hubo un día
en que el pueblo de
Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la
judería.
No a la manera de
otras que una vaga
sombra insinúan en la
vaga historia,
aún está verde y viva
la memoria
de Judá León, que era
rabino en Praga.
Sediento de saber lo
que Dios sabe,
Judá León se dio a
permutaciones
de letras y a
complejas variaciones
y al fin pronunció el
Nombre que es la Clave,
la Puerta, el Eco, el
Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que
con torpes manos
labró, para enseñarle
los arcanos
de las Letras, del
Tiempo y del Espacio.
El simulacro alzó los
soñolientos
párpados y vio formas
y colores
que no entendió,
perdidos en rumores
y ensayó temerosos
movimientos.
Gradualmente se vio
(como nosotros)
aprisionado en esta
red sonora
de Antes, Después,
Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda,
Yo, Tú, Aquellos, Otros.
(El cabalista que ofició
de numen
a la vasta criatura
apodó Golem;
estas verdades las
refiere Scholem
en un docto lugar de
su volumen.)
El rabí le explicaba
el universo
"esto es mi pie;
esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de
años, que el perverso
barriera bien o mal la
sinagoga.
Tal vez hubo un error
en la grafía
o en la articulación
del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta
hechicería,
no aprendió a hablar
el aprendiz de hombre.
Sus ojos, menos de
hombre que de perro
y harto menos de perro
que de cosa,
seguían al rabí por la
dudosa
penumbra de las piezas
del encierro.
Algo anormal y tosco
hubo en el Golem,
ya que a su paso el
gato del rabino
se escondía. (Ese gato
no está en Scholem
pero, a través del
tiempo, lo adivino.)
Elevando a su Dios
manos filiales,
las devociones de su
Dios copiaba
o, estúpido y
sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas
orientales.
El rabí lo miraba con
ternura
y con algún horror.
'¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este
penoso hijo
y la inacción dejé,
que es la cordura?'
'¿Por qué di en
agregar a la infinita
serie un símbolo más?
¿Por qué a la vana
madeja que en lo
eterno se devana,
di otra causa, otro
efecto y otra cuita?'
En la hora de angustia
y de luz vaga,
en su Golem los ojos
detenía.
¿Quién nos dirá las
cosas que sentía
Dios, al mirar a su
rabino en Praga?
.........
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